Los maquinistas son los ferroviarios que más viajan, pero casi todos en ese negocio han tenido que moverse por diferentes destinos antes de conseguir la que fue su plaza definitiva. María del Carmen Mondelo es una de las pocas excepciones. A sus 63 años, está en capilla para retirarse como factor de circulación. Cuando empezó en Renfe en 1982 no lo hizo en una oficina como la que usa ahora, sino de peón en el depósito de máquinas de Monforte. Hoy dirige con un ordenador las entradas y salidas de los trenes de mercancías. Hace 40 años se ocupaba ella misma de las maniobras a pie de vía. «En aquella época —explica— había mucha más maniobra, hacían falta dos tractores uno a cada lado de la estación y una brigada de seis personas con cada tractor». Monforte sigue siendo uno de los principales centros del transporte de mercancías ferroviarias en Galicia, pero ese trabajo sobre el terreno lo hace ahora una sola persona por turno.
La actividad a la que se dedicó en Monforte Pablo López durante los años 80 y parte de los 90 no es que haya cambiado o se haya visto reducida, sino que directamente ha desaparecido. Él fue el último director del economato local de Renfe. Pablo tiene ahora 70 años y se estrenó en la compañía ferroviaria en 1970 como técnico en la electrificación de la vía de Valencia a Barcelona. Después se formó en proceso de datos y eso acabó llevándolo a dirigir el economato de Monforte. «En los economatos había ordenadores, así que para trabajar en ellos buscaban gente que supiese usarlos», explica. El economato no solo tuvo uno de los primeros ordenadores que se emplearon de forma profesional en Monforte, sino que también fue el primer supermercado de formato moderno.