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Galicia no consigue atraer médicos para reducir el déficit de profesionales

Elisa Álvarez González
Elisa Alvarez SANTIAGO

GALICIA

CAPOTILLO

Son pocos los facultativos que se van al extranjero, pero no hay retornos

05 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia tiene déficit de médicos e incluso de personal de enfermería, pero las políticas sanitarias que se han puesto en marcha no logran atraer a profesionales de otras comunidades o a los facultativos emigrados. El éxodo se ha frenado, pero según los datos de los colegios médicos la comunidad no absorbe a sanitarios de fuera. En las provincias de Lugo y Ourense no se ha ido al extranjero ningún galeno ni en el 2020 ni en el 2021. Es cierto que se solicitó el certificado de idoneidad —el documento exigido para trabajar en el extranjero— pero fue por motivos de cooperación o para trabajar en Portugal sin llegar a abandonar España.

En A Coruña y Pontevedra, con más colegiados, las cifras son más altas. A lo largo del 2020 y 2021 se han pedido 95 certificados de idoneidad en A Coruña y 72 en Pontevedra, pero los datos incluyen las estancias de formación y cooperación internacional, que suelen ser la mayoría. ¿Regresan? En A Coruña solo ocho facultativos en casi dos años. José Luis Jiménez, presidente del colegio de Ourense, asegura que los datos coinciden con sus impresiones, «sí se van a otras comunidades, pero no de forma significativa». Y eso que en el extranjero, apunta Jiménez, hay ofertas muy atractivas, «por ejemplo en Francia para especialistas de atención primaria». Galicia no capta médicos de otros servicios de salud pero desde los colegios médicos lamentan precisamente esta especie de «opas hostiles, que corren el riesgo de romper la unidad del sistema».

Como no llegan sanitarios de fuera, y aunque actualmente la cifra de los que se marchan no es significativa, los profesionales piden medidas para que la distribución en Galicia sea la mejor posible. Por ejemplo, incentivos para estar en los hospitales comarcales, que son menos atractivos. En la carrera profesional sí se valoran estas estancias pero no es bastante, «habrá que pensar en fórmulas suficientemente atractivas desde el punto de vista económico y curricular», apunta Jiménez.

En atención primaria existe otro problema a mayores, y es que como los residentes que terminan su formación tienen la opción de irse a otras especialidades —urgencias hospitalarias y extrahospitalarias, hospitalización a domicilio o 061— muchos deciden no quedarse en los centros de salud: «Algo estamos haciendo mal, y creo que todo el mundo tiene algo de culpa, cuando para un profesional que acaba de finalizar su residencia es más atractivo el trabajo en urgencias que para lo que realmente se ha creado su especialidad, la medicina de familia», lamenta el presidente del colegio ourensano.

La enfermería ya no se va

En el caso de los profesionales de enfermería ocurre como con los médicos. Hace años, la oferta superaba a la demanda por lo que los facultativos escapaban, sobre todo a Portugal. Lo mismo ocurrió con los enfermeros pero en la actualidad, y sobre todo a raíz de la pandemia, las tornas han cambiado. En el último año no solo no se fueron —17 en 2020 y 2021— sino que ha habido profesionales que volvieron de otros países, según los datos de los propios colegios profesionales.

El Sergas recuerda que el 90 % de los residentes que acaban el mir se quedan

El Sergas admite tener un problema con los residentes de medicina de familia pero no porque se vayan a otros servicios de salud, sino porque eligen otras salidas profesionales que les resultan más atractivas, como las urgencias. Pero el 90 % de los que finalizaron el mir en los últimos años, aclaran, se quedaron en la comunidad. Hay que recordar, además, que a Galicia vienen a formarse médicos de otras comunidades y viceversa, por lo que es lógico que por motivos personales algunos cambien de autonomía al terminar el período mir.

Además, para evitar el éxodo de los centros de salud, la Consellería de Sanidade ha solicitado al Ministerio que cree la especialidad de urgencias —que hay en la mayoría de países europeos y evitaría que los especialistas en medicina de familia optasen por esta vía— y que amplíe la capacidad de formación en esta especialidad. También, un mir extraordinario de familia, a lo que de momento se ha negado el Gobierno central.

ADRIÁN BAÚLDE

Isidro lago presidente Consello Galego de Colexios médicos: «Aquí no vienen de otras autonomías, la comunidad no es atractiva»

El presidente del colegio de médicos de Pontevedra y del Consello Galego de Colexios Médicos, Isidro Lago, insiste en que la comunidad gallega no es atractiva para los facultativos de otras autonomías o países. Además, asegura que «se siguen marchando por ejemplo a Castilla y León, con condiciones laborales más estables». El problema de este colectivo es que existe un déficit en toda España, por lo que las comunidades han comenzado a diseñar estrategias para captar a facultativos de otras autonomías, «es un mercadeo indigno, porque esto debería coordinarse a nivel estatal, lo que no puede ser es que yo robe al vecino», explica. Sin embargo, Galicia no logra esta atracción «aquí no vienen, la comunidad no es atractiva para el colectivo de médicos».

Los profesionales ya no se van al extranjero, pero tampoco vuelven. Los que se fueron en masa a Portugal hace décadas no tienen intención de volver, «la calidad de vida que tienen allí no es comparable, ya no solo en salario sino en consideración, se sienten arropados y protegidos, aquí al médico casi se le vapulea, es fuerte la expresión pero a veces se le maltrata», dice Lago.

Aprovechando el déficit de médicos hay sectores que proponen la creación de nuevas facultades de Medicina, algo que rechazan de lleno los colegios, que aseguran que el número de alumnos que salen de estos centros es suficiente para las demandas de la población. ¿Qué ocurre? Que hay una bolsa de casi ocho mil profesionales con título pero sin plaza mir, por lo que no pueden ejercer ni formarse en ninguna especialidad, «hay que dar salida ya a estos médicos con el déficit tan importante que hay».

Sanidade lleva años tratando de implantar medidas que permitan retener o atraer facultativos, pero en palabras del portavoz de los colegios médicos no están dando resultado: «A nosotros lo que nos preocupa es la asistencia, ya que vemos que se deteriora porque el número de médicos que se jubila es muy alto. Se quieren solucionar los problemas con medidas que pueden ser muy llamativas —se refiere a la posibilidad de que los farmacéuticos renueven las recetas de pacientes crónicos en primaria—, pero lo que hay que solventar es el problema de la estructura sanitaria, habrá que dar golpes de efecto importantes», concluye.

David Martín residente de quinto de oncología: «Si me ofrecen las condiciones de otros compañeros, me iré fuera»

David Martín García (Burgos, 1992) es residente de quinto curso en la especialidad de oncología médica en el CHOP. También es el representante en Galicia de la asociación MIR España. Una encuesta realizada hace unos días por esta entidad a nivel estatal concluía que el 53 % de los residentes se plantean irse fuera de España al terminar el período de formación. En el caso de David, varios de los compañeros que finalizaron antes están en otras comunidades: «La gente está buscando salidas fuera porque no ve mucho futuro aquí. Y medidas de la Xunta como la nueva categoría de medicina de familia no están haciendo mucha gracia», dice.

En su caso particular, a pocos meses de convertirse en médico adjunto, todo dependerá de lo que le vayan a ofrezcer: «En Galicia lo veo difícil, mis compañeros que terminaron están en la privada o cubriendo bajas. Si me ofrecen estas condiciones me iría fuera, no estoy dispuesto a aceptarlas, no las considero éticas ni adecuadas», sostiene. Su especialidad, aunque se necesitan profesionales, no tiene en estos momentos demasiada demanda laboral.

Y pone un ejemplo muy claro, en su hospital solo hay un residente de quinto, él mismo, y otro de primero, ya que el Sergas no incluyó en la oferta mir esta plaza durante varios años, «cuando llegué había once adjuntos y cinco residentes, ahora hay ocho adjuntos y dos residentes», cuenta. Intentos de la Consellería de Sanidade por dar estabilidad a los profesionales y atraer a médicos de fuera, como el contrato de continuidad de primaria, no han calado según este oncólogo: «Este contrato tiene varias trampas, incluye guardias obligatorias que se pagan menos que si las hicieras a mayores, no cobras nocturnidad ni pluses, y a veces no se libra la guardia al día siguiente».

La primaria, dice, sigue siendo un nivel asistencial al que los profesionales les cuesta ir. Y esto convierte la asistencia en la pescadilla que se muerde la cola: no hay médicos suficientes, luego estos soportan una mayor carga asistencial, y como tienen más trabajo, los residentes que terminan medicina de familia no quieren ir a los centros de salud, «en primaria te mandan una obligatoriedad —una guardia que es preciso cubrir—un viernes por burofax para que trabajes el domingo, no puedes planificar nada».