Rajoy ajusta cuentas con el populismo político que vende «cuentos de hadas»

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Feijoo y Rajoy, este viernes durante la presentación del libro del expresidente del Gobierno.
Feijoo y Rajoy, este viernes durante la presentación del libro del expresidente del Gobierno. XOAN A. SOLER

El expresidente del Gobierno presenta junto a Feijoo «Política para adultos», su nuevo libro de reflexión y memorias

04 dic 2021 . Actualizado a las 13:08 h.

El populista es «un personal para nota», suelta Mariano Rajoy. Puede ser de izquierdas y de derechas, o incluso carecer de doctrina elaborada. Se le suele identificar con aquellos que «despotrican», dijo, contra todo: la Constitución, la Justicia, los banqueros o el PP, y suelen vender «un futuro idílico» y prometer «cuentos de hadas engañosos».

Sobre eso, y algunas otras cosas, versa el último libro del expresidente del Gobierno, titulado Política para adultos, y que fue presentado este viernes en Santiago en compañía del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo. «Me cuida mucho desde que no mando en ningún sitio», retrucó Rajoy al mandatario autonómico, que en su intervención reivindicó precisamente la política para adultos, entendiendo por tal la buena y la útil, que en su opinión es la que practicó Rajoy al evitar el rescate de España y propició que el país encabezara el crecimiento económico en Europa.

El episodio de la moción de censura que desalojó de la Moncloa al entonces líder del PP también estuvo presente en el acto. Ambos, pero especialmente Feijoo, lo mostraron como una acción más del populismo, que reemplazó la política de adultos, por el «miedo a gobernar» y a tomar decisiones.

El libro de Rajoy, en sus más de 330 páginas, pretende ser una defensa de la democracia liberal, como la mejor forma posible de gobierno. Identifica una amenaza, que el expresidente define como el «virus del populismo». Su contagio es el principal camino para la autodestrucción del modelo de convivencia, por eso Rajoy recetó el fortalecimiento de las instituciones y la recuperación de los grandes consensos como principal antídoto para defender la democracia.

En toda su intervención, de más de media hora, Rajoy arrancó un único aplauso, además de muchas sonrisas a cada golpe de ironía. Fue cuando aludió al rey emérito. «Yo defiendo al rey Felipe y a Juan Carlos», confesó Rajoy, que consideró «injusto» que ahora estén en la «gobernabilidad» fuerzas que apoyaron a ETA y defendieron el secesionismo de España, «y quien trajo la democracia a España esté en Abu Dabi».

Pese a todas las amenazas que esbozó, Rajoy se definió como un optimista, pues «no me parece de utilidad ser cualquier otra cosa». Y ya tuvo ocasión de ver cómo algunos populistas que se la juraron se quedaron, como él, en la cuneta.