El juez del caso Samuel toma declaración a ocho testigos más de la paliza mortal

José Manuel Pan
José Manuel Pan REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Altar de flores levantado en honor a Samuel Luiz que permaneció durante semanas en el lugar donde lo mataron de una paliza, frente al paseo marítimo de Riazor.
Altar de flores levantado en honor a Samuel Luiz que permaneció durante semanas en el lugar donde lo mataron de una paliza, frente al paseo marítimo de Riazor. CESAR QUIAN

Cinco de los comparecientes son jóvenes con los que los supuestos agresores contactaron después de los hechos

03 dic 2021 . Actualizado a las 19:41 h.

El magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 8 de A Coruña, que dirige la investigación del caso Samuel, tomó declaración durante la mañana de este viernes a ocho testigos de la paliza, ocurrida la madrugada del pasado 3 de julio en pleno paseo marítimo de Riazor y que acabó con la vida de Samuel Luiz, un joven vecino de A Coruña de 24 años. Fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia indicaron que tres de los jóvenes citados por el juez fueron testigos directos de la agresión, que comenzó a la salida de un local de ocio nocturno.

Los otros cinco testigos que comparecieron ante el juez instructor son personas con las que presuntamente contactaron los investigados después de la muerte de Samuel. Las declaraciones de los ocho jóvenes se prolongaron durante casi seis horas. Dos de ellos ya habían declarado anteriormente y hoy ratificaron su versión sobre lo ocurrido.

Esta es la última diligencia que ha trascendido sobre el caso Samuel después de que a principios de noviembre los investigadores de la Policía Nacional entregasen al magistrado un vídeo en el que varios de los detenidos por la paliza mortal a Samuel Luiz aparecen portando machetes, bates y navajas mientras se escucha de fondo una música de rap, según las fuentes consultadas por Efe. Ese vídeo fue extraído de uno de los teléfonos móviles incautados a los detenidos por el crimen, cometido a la salida de un local de ocio nocturno en la madrugada del pasado 3 de julio en pleno paseo marítimo de Riazor. El vídeo forma parte de las miles de imágenes procedentes de los móviles de los detenidos que fueron analizadas por la policía y que fueron entregadas en el juzgado. 

A pesar de que la Policía Nacional dio por cerrado el grueso del caso cuando entregó el atestado con el último de los detenidos, lo cierto es que los investigadores continúan realizando indagaciones para concretar la participación de cada uno de los arrestados en la paliza. Ahora se está analizando la documentación encontrada en el teléfono móvil del último detenido por el crimen, Alejandro M.R., de 25 años. «Se están revisando más de 15.000 imágenes de su móvil», explican las fuentes de la investigación consultadas. 

El séptimo y último detenido por el crimen de Samuel Luiz quedó en libertad el pasado 2 de noviembre después de que la Audiencia Provincial de A Coruña no apreciase riesgo de fuga ni de alteración de pruebas por su parte. Así lo argumentaron los magistrados en el auto de puesta en libertad notificado a las partes y en el que se explican las razones por las que Alejandro M.R., de 25 años, quedó libre después de permanecer en la cárcel desde el pasado 29 de septiembre. La Audiencia atiende así el recurso de apelación contra la medida de prisión provisional presentado por el joven.  

En el auto de libertad, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de A Coruña valoraba el grado de participación del detenido en la paliza que acabó con la vida de Samuel Luiz, y destacaba que los investigadores de la Policía Nacional atribuyen al joven «una posición de apoyo a quienes materializaron la brutal agresión», pero no determinan que haya cometido «acto alguno de ataque sobre la víctima». Ese es otro de los motivos fundamentales por los que el tribunal provincial le impuso otras medidas menos gravosas que la de la prisión provisional.

Tras quedar en libertad, el joven tiene que comparecer cada semana, y siempre que sea citado, en la sede del Juzgado de Instrucción número 8 de A Coruña, que es el que instruye la causa por el crimen de Samuel. La Audiencia, que lo mantiene imputado, también le prohíbe salir del territorio nacional. 

Los magistrados explicaron en aquel auto que ellos se limitaron a decidir sobre la situación personal del imputado y no entraron a valorar el contenido y suficiencia de los indicios racionales de criminalidad existentes en este caso, que «deberán ser valorados en un posterior momento procesal. Añadieron que en este momento no se trata de analizar la gravedad de los hechos que se instruyen ni la futura imputación que se le aplique al investigado, sino «la necesidad y la proporcionalidad de la adopción de la medida de prisión provisional».

Los jueces entendieron que son nulas las posibilidades que Alejandro M.R. tiene de frustrar «el normal impulso y concreción de la causa» mediante la alteración de las fuentes de prueba. Tampoco detectaron riesgo de fuga, pues aseguraron que «parece improbable que, tras varios meses sin ser involucrado en los hechos como partícipe, ahora opte por sustraerse a la acción de la Justicia, tras haber gozado de plena libertad para hacerlo y ante una imputación todavía difusa». Contra ese auto de libertad no cabía presentar recurso.

Alejandro M.R. había sido encarcelado por orden del Juzgado de Instrucción número 8 de A Coruña que, al contrario que ahora la Audiencia, sí había apreciado riesgo de fuga del joven, detenido casi tres meses después de la paliza mortal. Al quedar en libertad, se encuentra en la misma situación que Kathya, la única mujer implicada en la causa y a la que también se le impusieron medidas cautelares. Los otros cinco jóvenes detenidos por el crimen, todos varones, siguen privados de libertad. Tres de ellos, Diego Montaña, Alejandro Freire y Kaio Amaral, están recluidos en la cárcel, mientras que los dos menores implicados en el caso permanecen en un centro especializado.

El joven puesto en libertad fue detenido después de que los investigadores de la Policía Nacional analizasen con detalle las imágenes de las cámaras existentes en la zona en la que se produjo la paliza mortal, en pleno paseo marítimo de Riazor. La calidad de los vídeos fue mejorada por una empresa especializada de A Coruña que aplicó técnicas de tratamiento de imágenes. La defensa del joven había alegado la situación de indefensión de su cliente ya que nadie les entregó la prueba del vídeo mejorado.