Eder Villanueva, exluchador: «El deporte de élite es una buena vida»

GALICIA

Villanueva posa con una tabla diseño de un artista vigués amigo suyo, Pow One
Villanueva posa con una tabla diseño de un artista vigués amigo suyo, Pow One XOAN CARLOS GIL

Tras casi 30 años sobre el tapiz, el vigués se centra ahora en su trabajo como policía nacional y en sus dos hijos pequeños, con tiempo para dedicarse al surf y disfrutar del arte moderno

02 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No acierta a decir exactamente qué le enganchó del deporte de la lucha, pero la vida de Eder Villanueva (Vigo, 1982) giró en torno al tapiz desde los seis años hasta los 36. Por el camino, decenas de medallas y podios, nacionales e internacionales, y una cuenta pendiente: no haber logrado estar presente en unos Juegos Olímpicos. «Es mi espinita, sí. Luché por una plaza en Londres 2012, pero no fue posible. En este deporte es muy difícil», recuerda. Por aquel entonces, Eder ya compaginaba el deporte de alta competición con su trabajo como policía nacional y con la paternidad. Un ejercicio de verdadero equilibrismo que un año antes no le había impedido dar la sorpresa y convertirse en campeón de España. «Es uno de mis mejores recuerdos. Nadie lo esperaba. Acababa de ser padre y tenía una presión enorme, porque necesitaba tener buenos resultados para poder seguir trabajando en Vigo, porque mi plaza aquí era por comisión deportiva», cuenta.

Villanueva dejó el deporte de élite en el 2018. Tras una estancia laboral en Madrid, consiguió volver a su ciudad natal, donde trabaja en el control de acceso y seguridad a la comisaría y reside en la vecina Chapela. La mayor parte de su tiempo lo consumen su profesión y sus hijos, aunque desde hace algún tiempo el surf se ha transformado en su pasión. «Me quité del deporte encapsulado entre paredes. No me veo metiéndome en un gimnasio a hacer pesas, estoy saturado de eso. Ahora lo que me motiva es coger la tabla e irme por ahí a descubrir playas y disfrutar de la naturaleza».

Al tapiz vuelve muy de vez en cuando, a entrenar de manera lúdica con los muchos amigos que le ha dejado el deporte que le ha marcado de por vida. «Cuando llevas tanto tiempo, al final tu deporte ya te define un poco como persona», reconoce. Y si se le pregunta qué cosas de la lucha y la competición se ha llevado a su vida personal, las respuestas salen a borbotones: capacidad de sacrificio, madurez y seguridad en la vida, personalidad a la hora de afrontar retos, o tranquilidad son algunas de las aportaciones. Por todo ello, reconoce que le resulta fácil trabajar bajo presión y afrontar cualquier cuerpo a cuerpo, aunque en lo personal se define como «muy diplomático». «Tengo muy buen carácter y mucha más paciencia que mucha gente, no soy para nada una persona guerrera o cuadriculada».

Es, además, un tipo con sensibilidad, al que le gusta especialmente el arte moderno, una afición que tiene más tiempo para descubrir y cultivar tras retirarse de un deporte de élite que, reconoce, le exigió sacrificios y una vida dura para un chaval que con 14 años estaba ya viviendo en un centro de tecnificación. Sin embargo, no solo no reniega de ello, si no que no le importaría que alguno de sus hijos, que ahora tienen ocho y once años, quisiera dedicarse al deporte de élite. «De momento ninguno ha seguido mis pasos, pero nunca se sabe. Es una buena vida, siempre que la lleves de una manera sana, no dañina, que no tengas una presión excesiva que con los años se vuelva peligrosa. El deporte de élite te da oportunidades de viajar, de conocer a gente fuera de tu entorno, es una vida sana que te ayuda a centrarte y te quita de otras cosas no tan buenas», defiende.

Fui

Campeón de España de lucha libre olímpica

Soy

Policía nacional