La universidad gallega envejece, con uno de cada seis docentes en vías de jubilarse

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El foro se celebró en la Facultade de Medicina de la USC
El foro se celebró en la Facultade de Medicina de la USC XOAN A. SOLER

La edad media de los catedráticos ronda los 60 años, y en la USC los supera

29 nov 2021 . Actualizado a las 10:46 h.

Los ochenta y los noventa fueron años de expansión universitaria, un desarrollo que ya comenzó a finales de los setenta. En Galicia se crearon las universidades de A Coruña y Vigo, y ello conllevó el aumento de la plantilla de profesores. Pero si en aquel momento el personal entró en aluvión, cuarenta años después ocurre lo contrario, sale en cascada. La universidad española envejece y la gallega lo hace aún más, ya que la edad media de su personal docente e investigador (PDI) está por encima del promedio. Según los datos que maneja la Xunta, solo Canarias, con 52,99 años de media entre su profesorado, supera a Galicia, con 51,77. Baleares es la comunidad cuyos docentes públicos tienen la media de edad más baja, 47,42.

Analizando los mismos datos por universidades, la de Santiago es sin duda la más envejecida, la segunda de España tras La Laguna, en Tenerife. Su PDI supera los 53 años de media, seguida de Vigo con 50,91 y A Coruña con 50,17. Pero aunque casi toda la plantilla peina canas, hay diferencia entre categorías de profesorado. Así, los catedráticos ya rondan los 60 por término medio —en la USC los superan—, mientras el profesorado contratado presenta menor edad. Es llamativo el caso de los funcionarios, ya que todas las categorías están muy envejecidas. Los titulares de universidad más jóvenes pasan de los 54 de promedio.

Este escenario tiene una consecuencia lógica. Es que en los próximos diez años, las jubilaciones van a ser masivas en las tres universidades gallegas. En concreto, en el 2019 estaban en proceso de jubilación —por tener entre 60 y 67 años— el 16 % de los profesores, es decir, uno de cada seis. Seis años antes, en el 2013, ese porcentaje bajaba al 13 %. La USC supera este porcentaje, hasta el punto de que su PDI en vías de jubilación duplica al de la Universidade de Vigo (un 21,40 frente a un 10,70 %). En A Coruña está en ese intervalo de edad el 13 % de la plantilla docente.

Para la Xunta este envejecimiento no es desde luego «el problema central de la universidad», apunta el secretario xeral de Universidades, José Alberto Díez de Castro. Las jubilaciones se pueden prever «y buscar mecanismos, sobre todo a través de la futura carrera investigadora, asociando necesidades futuras no solo de investigación, sino también de docencia». El objetivo, que cuando llegue el aluvión de retiros haya un relevo preparado. «Lo que hay que hacer —insiste Díez de Castro— es identificar los problemas cinco o diez años antes, buscar financiación y solución, no es un problema tan grave». De momento, el Gobierno central ha permitido ya elevar la tasa de reposición en las universidades públicas —medio centenar en España— al 120 %, es decir, que por cada cien jubilaciones podrán convocarse 120 plazas. Esta mayor tasa de reposición se amplía también al personal de administración y servicios, también envejecido.

LAS CIFRAS

59,5 años Catedráticos de universidad. Edad media en las tres universidades gallegas, en la USC sube a los 61,3.

51,77 Plantilla docente. Solo la comunidad canaria, con una media de edad de 52,99 años, tiene un profesorado universitario más envejecido.

La Xunta busca soluciones al déficit de profesores clínicos en Medicina

Las facultades de Medicina se quedan sin profesores vinculados de áreas clínicas —fundamentales en la docencia— porque la carrera académica no atrae a los médicos que ya están realizando una tarea asistencial. El problema, singular en esta titulación, es que cuando los alumnos terminan optan por hacer el examen de médico interno residente (mir) y por trabajar en la sanidad. La realidad es que son raros los casos que deciden hacer carrera académica.

El reto de atraer docentes

Ahí hay un gran hándicap que superar. Porque lograr que después estos médicos ya profesionales tiendan el puente a la facultad «es difícil, sobre todo si te va bien en tu vida laboral, el esfuerzo en relación al resultado no les atrae», explica Díez de Castro.

Dentro de unos días la Xunta y la facultad mantendrán una reunión para tratar de encontrar soluciones a este problema. La clave es «conseguir que el alumnado de último curso y los residentes se sientan ya atraídos por dar clase», ya que si se introducen de lleno en el sistema sanitario, es más complicado atraerlos a posteriori.

La particularidad de la carrera de Medicina es que las materias clínicas suelen impartirlas profesores vinculados que combinan su trabajo sanitario con la docencia. No hace mucho el decano de la Facultad de Santiago, Julián Álvarez Escudero, advirtió que «en pocos años habrá facultades que no tengan ningún profesor vinculado».