El incremento del precio de la luz puede acabar subiendo también la factura del agua

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeans SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

MARCOS MÍGUEZ

Los costes de las depuradoras aumentaron un 28 % en un año mientras se negocia mancomunar el servicio para poder ahorrar

10 nov 2021 . Actualizado a las 16:05 h.

La factura de la luz, disparada, puede acabar suponiendo subidas en el recibo del agua que gestionan los concellos. Pese a que a nivel doméstico grifos e interruptores siguen su propio circuito de abastecimiento y cobro, al final se trata de dos servicios estrechamente ligados por los esfuerzos de bombeo y depuración, que tiran de la electricidad para su correcto funcionamiento. Augas de Galicia, que gestiona 28 depuradoras municipales, ha encargado un informe para conocer el impacto que están teniendo en las arcas públicas estas infraestructuras hidráulicas. Y el resultado es preocupante, sobre todo en aquellas en las que la tarifa está indexada al mercado eléctrico de forma directa.

Según los cálculos del organismo autonómico, solo para sus depuradoras, el sobrecoste de explotación que han sufrido en el último año ronda el 28 %. Un porcentaje que se queda corto, porque el estudio se encargó con el mes de septiembre cerrado sobre facturas reales, cuando el precio del megavatio hora rondaba los 156 euros; la media de octubre alcanzó los 199 euros. En doce estaciones depuradoras, las más afectadas por las fluctuaciones en la tarificación, el sobrecoste ronda los cuatro millones de euros tomando como referencia las tarifas vigentes en julio, advierten. Bajando a los ejemplos concretos, en una EDAR como la de Cambados, solo la subida eléctrica incrementará su recibo en cerca de 300.000 euros al año, lo que supone una subida del 126 % del coste de la energía. La media de las instalaciones controladas por la Xunta es del 106 %.

Augas de Galicia ha preparado un plan de contingencia para reducir estas alteraciones, promocionando las auditorías en las redes hidráulicas —para detectar los excesos de caudales que no deberían llegar al sistema— y está preparando medidas de eficiencia energética, como la instalación de paneles solares que favorezcan el autoconsumo en algunas de las estaciones con los picos más elevados.

Los sobrecostes que ya está pagando la Xunta por las 28 depuradoras cuya gestión le han cedido otros tantos concellos tiene una lectura multiplicadora por todas las instalaciones repartidas por el territorio gallego, y la Consellería de Infraestruturas esgrime esta circunstancia para apelar a una gestión hidráulica más eficiente en un momento en el que está buscando la adhesión de los alcaldes al proyecto de ley del ciclo del agua, de carácter voluntario. Con el nuevo texto pretende dar soporte a los ayuntamientos a la hora de ejercer sus competencias de saneamiento, abastecimiento y depuración.

Augas de Galicia sostiene que, incluso antes de las subidas eléctricas, había demanda local para apoyar financieramente el mantenimiento de estas infraestructuras. Pero la gran teima de la conselleira Ethel Vázquez, su bandera para atraer a los concellos a la llamada Sogama del agua, es el mantenimiento y la mejora de las infraestructuras para disminuir las consecuencias negativas en la salud pública y el medio natural, con implicaciones en la pesca, el marisqueo o el turismo. Las dificultades «están constatadas», argumentan desde la Xunta aferrándose a un estudio que indica que 60 de las 118 depuradoras gestionadas por los concellos con más de dos mil habitantes presentan deficiencias más o menos serias en su funcionamiento.

La Lei se encuentra en fase de anteproyecto, y su contenido busca homogeneizar precios y conseguir ahorros a través de una explotación agrupada, aprovechando las economías de escala. Y todo ello sin nuevas tasas, ya que la Xunta garantiza que solo va a reordenar las ya existentes que cobran los concellos, siempre que voluntariamente se adhieran. La configuración de esas tarifas generó un primer incendio político que comenzó en la Fegamp y que aireó el BNG al entender que los costes iban a resultar mucho más gravosos para los vecinos. Los técnicos de Augas de Galicia y del órgano local revisaron de nuevo los cálculos para concluir que sí se ajustan a las actuales tasas municipales.

Las aguas blancas, el otro gran agujero en la explotación

La Xunta también alerta de otro gran lastre en la explotación de las instalaciones hidráulicas. Se trata de los excesos de caudal de las llamadas aguas blancas, procedentes de canalizaciones de pluviales, riachuelos que se cuelan en el sistema y el agua de mar, además de los vertidos industriales que conectan con redes municipales. Solo en las 28 instalaciones que gestiona en Galicia, el sobrecoste asciende a 3,2 millones de euros al año.