Libertad con cargos para el hombre acusado de tirar a una joven desde la Muralla de Lugo

GALICIA

Lugar al que cayó una joven trans desde la Muralla de Lugo, presuntamente empujada por un hombre
Lugar al que cayó una joven trans desde la Muralla de Lugo, presuntamente empujada por un hombre Óscar Cela

La chica se encuentra ingresada en la uci tras romperse varios huesos: cayó a un patio interior desde 12 metros y la encontró un vecino

04 nov 2021 . Actualizado a las 09:28 h.

Una joven residente en Lugo se encuentra en la uci del Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA) tras haber sido empujada desde lo alto de la Muralla hasta el patio interior de una vivienda de la Praza de Ferrol. Fue en la madrugada del domingo, y la chica cayó desde una altura aproximada de 12 metros. Según la Policía Nacional de Lugo, el autor del empujón fue un hombre que había conocido esa noche de fiesta, y que, tras una discusión, la lanzó de la Muralla.

El presunto agresor fue detenido este martes y está acusado de un delito de lesiones y otro de omisión del deber de socorro. Tras pasar por los calabozos de la comisaría de Lugo y tomarle declaración, quedó en libertad con cargos. La magistrada del juzgado de instrucción número 2 de Lugo no vio motivos para solicitar su ingreso en prisión, igual que la Fiscalía.

Ella está en la unidad de cuidados intensivos del HULA, ya que sufrió graves heridas tras la caída. Tiene una pierna rota, dos vértebras fracturadas y una muñeca severamente dañada. De 23 años, la joven reside en Lugo junto a su hermana menor.

Según la Policía Nacional, los jóvenes se encontraron en la rúa Nova, ya de madrugada. Después de tomar algo, ambos se dirigieron al adarve de la Muralla, donde estuvieron charlando. Por razones todavía desconocidas, la conversación subió de tono y desembocó en una discusión. El hombre, según las primeras hipótesis, golpeó a la chica, haciéndola caer desde una altura de 12 metros. Terminó en el patio interior de una vivienda, casi inconsciente.

Tras la presunta agresión, el joven huyó del lugar. Un peatón que paseaba por la Muralla a eso de las siete de la mañana escuchó los gritos de auxilio de la joven, que había recuperado el sentido. Tenía la pierna rota, varias vértebras fracturadas y una muñeca severamente dañada, por lo que no se podía mover.

El peatón que la encontró llamó inmediatamente a los servicios de Emerxencias, que acudieron a rescatar a la joven. También se avisó a la Policía Nacional, que comenzó la búsqueda del presunto agresor a primera hora de la mañana del domingo.

Los agentes explican la dificultad de la investigación, ya que «la joven no recordaba nada» y «no había datos que diesen pistas sobre el paradero o la identidad del presunto autor». «Se recabaron todos los datos posibles de los familiares que habían tenido un mínimo contacto con ella, se recuperó el teléfono móvil de la víctima y se logró de forma inmediata reconstruir todos los pasos dados en la noche anterior por la pareja», lo que terminó sirviendo para localizar al hombre.

Con los huesos rotos y empapada: «la encontramos al borde de la muerte»

Nadie sabe con certeza cuánto tiempo pasó la joven, de 23 años y de origen colombiano, inmóvil en aquel suelo de pizarra y cemento. Lo único cierto es que fueron su ansia de sobrevivir y el fino oído de un transeúnte las circunstancias que hicieron que la joven salvase su vida de forma casi milagrosa.

En cuanto el hombre que encontró llamó a los servicios de Emerxencias, las autoridades pusieron en marcha un operativo de urgencia para rescatar a la chica. El reloj rozaba las ocho de la mañana del domingo, y el tiempo corría contra la víctima, que se desangraba en el suelo de una patio interior, empapada y sin poder moverse.

«La encontramos al límite. Si llegamos a tardar, no sé, media hora más, no sale de allí viva». Así define la experiencia uno de los agentes que participaron en el operativo de rescate el pasado domingo.

El suceso ya comenzó de una forma increíble. Según explican desde la Policía Local, «el hombre que encontró a la joven lo hizo al dar una segunda vuelta a la Muralla mientras hacía deporte, no a la primera». El transeúnte escuchó, a eso de las 7.10 horas de la mañana, unos ruidos extraños en la zona de la Muralla donde se encontraba la chica. Sin embargo, no identificó de dónde procedían, ni que se trataba de una llamada de auxilio, por lo que continuó su camino sin saber muy bien lo que había oído.

Aproximadamente 40 minutos después, el hombre volvió a pasar por la misma zona. Entonces sí reconoció la llamada de la joven. Al asomarse al borde de la Muralla, vio a la chica. «Estaba igual cuando llegamos nosotros, los bomberos y la ambulancia: quieta, empapada y casi inconsciente», explica el agente.

Rescate contrarreloj

En cuanto vieron la escena, todas las autoridades se pusieron manos a la obra para acceder al lugar, pero no fue fácil. Tras romper el candado de un bajo de la Praza do Ferrol, llegaron al patio interior, donde estaba la joven.

«Estaba boca arriba y con los brazos abiertos. Cuando llegamos por fin a ella, ya casi ni hablaba. Si tardamos un rato más, no se la podía haber salvado. Estaba al borde de la muerte», sentencia el rescatista.

Una vez allí, los sanitarios la subieron a una camilla y la metieron en la ambulancia. Durante media hora, se llevaron a cabo labores de estabilización de la joven. Media hora después, a eso de las 8.30 horas, fue trasladada de urgencia a la uci del HULA.

«Nosotros nos quedamos la inspección ocular del lugar, recogimos su teléfono móvil y nos aseguramos de recabar todas las pruebas. Por suerte, sirvieron para localizar al presunto autor», explica el agente. Y es que la Policía Nacional detuvo en la tarde del martes al presunto agresor. Fue acusado de un delito de lesiones y otro de omisión al deber de socorro, ya que, según la policía, habría dejado a la joven allí después de haberla empujado. Finalmente, salió en libertad este miércoles. 

El golpe fue tan fuerte que dejó a la joven inmóvil durante horas. La Policía Nacional confirmó que sufrió una fractura en dos vértebras, y que se rompió una pierna y una muñeca debido al impacto. «Estaba tan mal, que no podía ni alcanzar su teléfono móvil, que se le había caído a 40 centímetros de su mano. No se podía mover en absoluto», explica uno de los agentes que participó en las tareas de rescate.

Cuando llegaron los equipos de Emerxencias, todavía estaba consciente, pero se fue «apagando» poco a poco, según el agente, hasta que «ya no respondía» cuando llegaron a ella. «No nos pudo dar ningún dato sobre el presunto agresor o sobre la caída, porque no conseguía ni expresarse con claridad», dice. La joven sigue en la uci del HULA, en observación.

El rescate fue mucho más complicado de lo que esperaban las autoridades. Una vez en localizada la joven, se plantearon varias opciones. La de bajar directamente desde la Muralla fue descartada rápidamente por los bomberos, que lo vieron inviable.

Entonces, tuvieron que resignarse a acceder al patio interior a través de alguna vivienda. Sin embargo, la imposibilidad de contactar con los dueños de los inmuebles —muchas de esas casas están abandonadas— les obligó a acceder a través de un bajo comercial sin uso en la actualidad. Para ello, tuvieron que romper un candado.