Aproximadamente 40 minutos después, el hombre volvió a pasar por la misma zona. Entonces sí reconoció la llamada de la joven. Al asomarse al borde de la Muralla, vio a la chica. «Estaba igual cuando llegamos nosotros, los bomberos y la ambulancia: quieta, empapada y casi inconsciente», explica el agente.
Rescate contrarreloj
En cuanto vieron la escena, todas las autoridades se pusieron manos a la obra para acceder al lugar, pero no fue fácil. Tras romper el candado de un bajo de la Praza do Ferrol, llegaron al patio interior, donde estaba la joven.
«Estaba boca arriba y con los brazos abiertos. Cuando llegamos por fin a ella, ya casi ni hablaba. Si tardamos un rato más, no se la podía haber salvado. Estaba al borde de la muerte», sentencia el rescatista.
Una vez allí, los sanitarios la subieron a una camilla y la metieron en la ambulancia. Durante media hora, se llevaron a cabo labores de estabilización de la joven. Media hora después, a eso de las 8.30 horas, fue trasladada de urgencia a la uci del HULA.
«Nosotros nos quedamos la inspección ocular del lugar, recogimos su teléfono móvil y nos aseguramos de recabar todas las pruebas. Por suerte, sirvieron para localizar al presunto autor», explica el agente. Y es que la Policía Nacional detuvo en la tarde del martes al presunto agresor. Fue acusado de un delito de lesiones y otro de omisión al deber de socorro, ya que, según la policía, habría dejado a la joven allí después de haberla empujado. Finalmente, salió en libertad este miércoles.
El golpe fue tan fuerte que dejó a la joven inmóvil durante horas. La Policía Nacional confirmó que sufrió una fractura en dos vértebras, y que se rompió una pierna y una muñeca debido al impacto. «Estaba tan mal, que no podía ni alcanzar su teléfono móvil, que se le había caído a 40 centímetros de su mano. No se podía mover en absoluto», explica uno de los agentes que participó en las tareas de rescate.
Cuando llegaron los equipos de Emerxencias, todavía estaba consciente, pero se fue «apagando» poco a poco, según el agente, hasta que «ya no respondía» cuando llegaron a ella. «No nos pudo dar ningún dato sobre el presunto agresor o sobre la caída, porque no conseguía ni expresarse con claridad», dice. La joven sigue en la uci del HULA, en observación.
El rescate fue mucho más complicado de lo que esperaban las autoridades. Una vez en localizada la joven, se plantearon varias opciones. La de bajar directamente desde la Muralla fue descartada rápidamente por los bomberos, que lo vieron inviable.
Entonces, tuvieron que resignarse a acceder al patio interior a través de alguna vivienda. Sin embargo, la imposibilidad de contactar con los dueños de los inmuebles —muchas de esas casas están abandonadas— les obligó a acceder a través de un bajo comercial sin uso en la actualidad. Para ello, tuvieron que romper un candado.