Qué ver en Galicia: Cinco lugares para descubrir O Courel este otoño

GALICIA

ALBERTO LOPEZ

Las montañas lucenses guardan infinidad de rincones mágicos cargados de naturaleza y patrimonio

21 nov 2022 . Actualizado a las 18:04 h.

 Noviembre es tiempo de magosto. El olor a castañas asadas, que se apodera de cada rincón de la comunidad, se intensifica en algunos lugares. Es el caso de O Courel, donde cada año dedican varias fiestas gastronómicas al producto estrella de esta estación. El pulmón verde de Galicia, que se torna ya de tonos ocres, vive su mejor época en estos meses. El otoño es mejor momento para descubrir las montañas lucenses, recorrer sus rutas de senderismo, visitar sus aldeas y atravesar sus bosques. Y es que esta sierra salvaguarda infinidad de rincones cargados de naturaleza, patrimonio etnográfico y tesoros geológicos.

Devesa da Rogueira

Devesa da Rogueira, en la sierra de O Courel
Devesa da Rogueira, en la sierra de O Courel CARLOS RUEDA

La Devesa da Rogueira es la joya natural de O Courel. Un bosque formado por  especies de varios climas que da lugar a una diversidad de gran valor ecológico y a un paisaje teñido por una amplia paleta de colores. Si se asciende hacia la cumbre del Formigueiros, el techo de esta reserva, se puede apreciar el cambio de vegetación. La base del monte está formada por plantas aromáticas de tipo mediterráneo. A medida que aumenta la altura, aparecen árboles atlánticos como avellanos, robles y arándanos.

Para descubrir la verdadera riqueza natural de este lugar, será necesario adentrarse en el corazón del bosque, donde las copas de los fresnos, hayas, tejos y abedules se cierran sobre los senderos, formando un techo de hojas de multitud de colores. Allí se ocultan algunos de los tesoros geológicos de O Courel, como la Cova do Vello o las grutas de O Oso, que fueron habitadas en la prehistoria.

Fervenza de Vieiros

Fervenza de Vieiros.
Fervenza de Vieiros. ALBERTO LÓPEZ

 La riqueza de la Devesa da Rogueira bebe de los ríos que la bañan. A lo largo de toda la sierra, los caudales forman un sistema de regado natural que, además de alimentar los bosques, forman cascadas, piscinas y rápidos a su paso. Uno de los saltos de agua más altos es la fervenza de Vieiros, en el río Selmo. El espectáculo de espuma que se produce a sus pies, el enclave mágico en el que se encuentra y las pasarelas de madera que cruzan los regatos que la rodean hacen que este sea uno de los rincones más visitados de O Courel. 

Val das Mouras

Val das Mouras.
Val das Mouras. ALBERTO LOPEZ

 El agua ha tenido mucho que ver con la formación de la sierra o, al menos, de sus parajes con más encanto. Es el caso del Val das Mouras, uno de los enclaves más mágicos y más desconocidos de la zona. Las constantes filtraciones de agua y la erosión dieron lugar un laberíntico de bosque de rocas. Los bloques de piedra, cavidades y pasadizos se entremezclan con un souto de castaños centenarios. El verde del musgo y los helechos que visten el paisaje dotan a este lugar de un halo de misterio y leyendas.

Pliegue de Campodola

Plegamiento geológico de Campodola, catalogado como lugar de interés geológico
Plegamiento geológico de Campodola, catalogado como lugar de interés geológico ALBERTO LÓPEZ

 El Val das Mouras es solo uno de los ejemplos de la riqueza geológica de las montañas de O Courel, que fueron declaradas como geoparque por la Unesco en el 2019. Una de las razones que le dio esta categoría a la sierra es que allí se encuentra uno de los monumentos geológicos de Europa. Se trata del pliegue de Campodola, una formación singular que permite ver los fenómenos geológicos dieron forma a esta zona de Galicia. Un corte transversal en la tierra deja al descubierto capas de roca que ya existían en la época de Pangea.

Aldea de Froxán

Aldea de Froxán.
Aldea de Froxán. CARLOS RUEDA

 A las joyas naturales y geológicas de O Courel se le une un patrimonio histórico y etnográfico que permanece casi intacto en su aldeas. A lo largo de las montañas, valles y bosques de la sierra, se pueden encontrar decenas de poblaciones que, habitadas o abandonadas, aglutinan infinidad de ejemplos de arquitectura popular. Casas de piedra y techos de pizarra, albarizas para la producción de miel o sequeiros que servían para secar las castañas dan forma a estos pequeños núcleos donde la tradición es una forma de vida.

Una de las aldeas mejor conservadas es la de Froxán, que fue restaurada y declarada Bien de Interés Cultural por su valor etnográfico. El conjunto está compuesto por viviendas de piedra con balcones de madera y calles sinuosas y empedradas. A ello se une la existencia de un sequeiro, varias eras de golpear, una capilla dedicada a San Roque y la Fonte dos Milagres. Se trata además de una de las poblaciones más conocidas de O Courel, ya que acoge multitud de actividades culturales y fiestas como la Pisa da Castaña.