Fallece Raúl Canay, el impulsor del campus virtual de la USC y azote contra el plagio en la Universidad

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO

GALICIA

Raúl Canay, en una imagen tomada en el 2018
Raúl Canay, en una imagen tomada en el 2018 Sandra Alonso

Pesar en la comunidad universitaria tras la muerte repentina de este profesor de la Facultade de Económicas del campus de Santiago

05 nov 2021 . Actualizado a las 00:03 h.

Dicen los que lo conocían que era un hombre honesto, con sus alumnos y sus compañeros. Quizás por ello puso tanto empeño en combatir el plagio entre los universitarios, llegando a pagar incluso de su bolsillo un software capaz de detectarlo. La Universidade de Santiago amaneció ayer con una triste e inesperada noticia, la muerte de José Raúl Canay Pazos (Pontevedra, 1969), profesor de la Facultade de Económicas, que falleció de forma repentina la pasada madrugada.

Padre de dos hijos, familiar, amigo de sus amigos, Canay fue el gran impulsor del campus virtual de la USC tras nombrarlo Senén Barro, a principios de la década del 2000, director del Centro de Tecnoloxías para a Aprendizaxe (CeTA). Se implicaba por lo que creía justo. Estaba muy comprometido con la institución universitaria y pertenecía a Comisiones Obreras. Aunque era profesor de contabilidad, realizó la tesis sobre el uso de los entornos virtuales en el aprendizaje de las universidades presenciales, pero eso no mermaba su faceta humanista. «Era muy cercano con sus alumnos, le encantaban las nuevas tecnologías y al mismo tiempo tenía una curiosidad enorme por las humanidades», explican quienes le conocían. Fan incondicional de Les Luthiers, leía a Mario Benedetti, disfrutaba de la cultura en general, «de los viajes, del mar, de la música, de su familia y sus amigos».

Era, cuentan, «de los que se daba», siempre dispuesto a tomar una caña al finalizar el trabajo, «sociable en todos los ámbitos». Las redes, allí donde era tan activo, también recogen los mensajes de pesar de quienes le quisieron. Este jueves podrá velarse en el tanatorio San Mauro, al lado del cementerio que lleva el mismo nombre, en Pontevedra. Su familia no quiere flores, prefiere que en su lugar se hagan donaciones a alguna oenegé. Y él, por supuesto, lo hubiera preferido así también.