Galicia celebra los 40 años de las elecciones que forjaron su «soño democrático»

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Mariano Rajoy, saludando a Camilo Nogueira, con quien compartió vivencias en el primer Parlamento de Galicia
Mariano Rajoy, saludando a Camilo Nogueira, con quien compartió vivencias en el primer Parlamento de Galicia XOAN A. SOLER

Mariano Rajoy, Xerardo Estévez, Víctor Manuel Vázquez Portomeñe y Camilo Nogueira recuerdan en el Parlamento sus vivencias en las autonómicas del 81

20 oct 2021 . Actualizado a las 16:53 h.

Un «exemplar exercicio de concordia». Así definió el presidente del Parlamento gallego, Miguel Santalices, todo lo que ocurrió en las semanas previas al 20 de octubre de 1981 y en los siguientes meses de aquel convulso año que marcó el currículo democrático de una Galicia que votaba para por primera vez para elegir a sus representantes políticos.

Un «éxito» que se celebró cuatro décadas después en la amplia y acomodada sede de O Hórreo, que tiene poco que ver con las estrecheces de aquellas primeras sesiones que transitaron por edificios históricos de Santiago, en el palacio de Xelmírez en sus atropellados inicios, y después en Fonseca.

Aquella cercanía física, que contrastaba con las diferentes procedencias ideológicas, seguro que influyó en el espíritu de concordia que facilitó la construcción de los pilares del Gobierno gallego y del primer ágora política del que salió elegido presidente Gerardo Fernández Albor (Alianza Popular) con el apoyo de la UCD.

Para recordar aquellos años, el Parlamento reunió a cuatro de sus protagonistas, diputados que vivieron unos primeros pasos llenos de titubeos, por falta de referentes y experiencias. El expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, entonces en AP, tenía solo 26 años, y ayer reconoció que se metió de lleno en la política sin más experiencia que «pegar carteles» por los pueblos y haciendo campaña sin tener una idea concreta de lo que iba en su programa electoral, que llegó en el «último momento». Eso sí, se estudiaba cada mitin «como si fuera una oposición».

A sus anécdotas añadió una reflexión sobre la importancia que ha tenido Galicia como «referente» de una España descentralizada, al haber conseguido avanzar de forma «estable y eficaz» sin generar tensiones internas o en el resto del país.

En el primer grupo socialista estaba Xerardo Estévez, joven arquitecto que dejó pronto la política autonómica para centrarse en la alcaldía de Santiago, que alcanzó unos meses después. De aquella primera configuración parlamentaria destacó que se trataba de una «maioría honesta e entregada», con relaciones basadas en la confianza y con la suficiente inteligencia colectiva para «ir por diante», porque sabían de antemano que había que llegar a acuerdos. «Pasados corenta anos, o cambio de Galicia é palmario», valoró Estévez, que dejó recado para las nuevas generaciones: «A ideoloxía non é un vademecum con solucións para todo».

El que después fuera conselleiro de Manuel Fraga, y al que se le atribuye el impulso del Xacobeo como evento civil de impacto, participó en la cita como representante entonces de Centristas de Galicia-UCD. Víctor Manuel Vázquez Portomeñe, al igual que Estévez, calificó de «digna» la representación política que emanó de las urnas, y rememoró la capacidad de entendimiento en los Pactos do Hostal para poner fin a las «liortas» que había suscitado la redacción del Estatuto de Autonomía. Seguía muy vigente «o espírito» de la Constitución del 78, que desbrozó el camino para que las comunidades desarrollaran su autogobierno.

Breve pero emotiva fue la intervención de Camilo Nogueira, que participó activamente en la redacción del texto estatutario desde la autoridad que le daba su escaño alcanzado con Esquerda Galega. El que después fuera primer eurodiputado del BNG recordó unos inicios «que non foron doados» pero que se salvaron por una «corrente de encontro» que le permitieron defender cuestiones inéditas en la política gallega como la normalización lingüística o el impulso para que los restos de Castelao reposasen en Galicia. «Matice, señor Nogueira, matice», le decía el entonces presidente del Parlamento, Antonio Rosón, figura ahora cuestionada por el Bloque.

El presidente de la Xunta cerró las intervenciones con un agradecimiento a las aportaciones de los cuatro diputados, por su papel proactivo en aquel momento y en los años posteriores. Alberto Núñez Feijoo señaló que aquel 20 de octubre de 1981 «Galicia empeza a realizar o seu propio soño democrático construído con papeletas». Después vinieron tiempos que no fueron «unha sucesión de acertos», pero que avanzaron sobre dos ejes: el Parlamento y una «galeguidade sen dereito de admisión».