Se vende palloza en Os Ancares por 200.000 euros

María Guntín
María Guntín CERVANTES

GALICIA

Óscar Cela

«Non a podo manter porque reteitala custa 100.000, prefiro desfacerme dela que vela caer», explica el propietario de una de las 17 construcciones de este tipo que quedan en Piornedo

20 oct 2021 . Actualizado a las 15:41 h.

Ernesto Arias nació en una palloza de Piornedo, en el corazón de Os Ancares lucenses, en el concello de Cervantes. Todos los recuerdos de su infancia y primera juventud están vinculados a esta construcción prerromana y circular, construida con piedra y con techos en forma de cono, elaborados con paja de centeno. Ahora, a sus 65 años y aún en activo, Ernesto se ha visto forzado a poner a la venta su palloza, que tiene unos 300 metros cuadrados, por un precio de 200.000 euros: «Puxen o letreiro chorando, aquí queda boa parte da miña vida», lamenta. 

Sobre los motivos que han desembocado en la venta, explica que no puede mantener la edificación, que es además un Bien de Interés Cultural (BIC). «Reteitala enteira custa polo menos 100.000 euros, polo que prefiro desfacerme dela que vela caer», argumenta el lucense.

Ernesto, que estuvo en Piornedo hasta los 15 años, ahora vive en Ponferrada, aunque la emigración lo llevó por distintos puntos de España. La palloza es lo que le queda de su herencia familiar: «Dóeme moito, e moi dentro do corazón, falar disto. Son as raíces dos meus antepasados, pero tamén as miñas», concluye.

«Puxen o letreiro chorando, aquí queda boa parte da miña vida»

Fue la falta de apoyo por parte de las administraciones públicas la que motivó esta dura decisión y es que el lucense explica que antiguamente y cuando aún vivía en la palloza —las de Piornedo estuvieron habitadas hasta 1970— «o teito íase reparando pouco a pouco, ano tras ano. Era a forma de que fose viable mantelo en bo estado e sendo así, custaba anualmente uns 15.000 ou 20.000 euros».

Cuando venda la palloza, a Ernesto Arias no le quedará nada en Piornedo. Sin embargo, a los pies de la construcción aún vive su hermana, por lo que el hombre sigue muy vinculado a sus raíces. «Eu toda a vida serei dos Ancares, por moi lonxe que teña chegado».

Esta palloza es la única de las 17 que hay Piornedo que está a la venta, «pero como sigamos sen axudas, os veciños terán que desfacerse tamén das súas», vaticina.

El techo de las construcciones: un mantenimiento anual y 170 euros por metro cuadrado

Piornedo es una aldea situada a 1.000 metros de altitud que puede presumir de estar en uno de los entornos más bonitos de Galicia. En invierno se cubre de nieve y cuando las estaciones cambian, el paisaje también se modifica, regalando una transición que hace que varíe completamente la gama cromática de la montaña. Ahora, en otoño, los caminos que cercan el pueblo se cubren de hojas secas y son un gran atractivo, y es que además el turismo se ha incrementado considerablemente en los últimos tiempos. Muchos se marchan enamorados, pero sorprendidos al comprobar que las chapas empiezan a sucederse en las cubiertas de las pallozas.

Es un lugar vivo que desprende paz y tranquilidad. Con menos de 20 habitantes durante todo el año, el gran atractivo del lugar es también su gran problema: arreglar el techo de una palloza cuesta entre 50.000 y 100.000 euros. Ahora, alguna de las construcciones luce una cubierta de chapa que daña considerablemente el paisaje. Sin embargo, es la última alternativa a la que se ven abocados los vecinos: «Temos que elixir entre iso ou deixalas caer», sostienen. Por ello, llevan años reclamando una partida de ayudas que les permita reconstruir sus tradicionales viviendas. El coste por metro cuadrado es superior a los 170 euros. Si no pueden hacer frente a la inversión, tienen que ver cómo la paja se deteriora, el agua penetra en las edificaciones y las estructuras se pudren.

Plantaciones de centeno para intentar salvar los monumentos

La cubierta vegetal de las pallozas requiere de centeno porque para el tejado de las construcciones no sirve la paja de otro cereal. Sin embargo, en tiempos de despoblación, cada vez es más difícil encontrar grandes plantaciones. Si de algo pueden presumir en Vilarello, una de las aldeas de Os Ancares más castigadas por los incendios del 2017, es de haber recuperado un oficio casi extinguido. El fuego arrasó los montes y quemó parte de un paisaje que es difícil encontrar en otras zonas de España e incluso de Europa. Ahora, con la herida aún abierta, una pareja del concello lucense de Cervantes ha decidido plantar centeno: aprovechando el grano para hacer cerveza y la paja, para retejar el hórreo de su casa familiar.

Esta no es la única iniciativa que se esconde entre las montañas de Lugo. Una asociación de mujeres también intenta cultivar centeno para mantener los tradicionales techos. Teitos de Piornedo está formado por un grupo de vecinas que luchan por salvar sus construcciones prerromanas. Ellas solas realizan todo el proceso, hasta conseguir la paja.