El procesado, nada más tener conocimiento de la localización del primer dispositivo, «acudió a su superior a confesar su autoría y condujo a la localización del segundo [...], colaborando en la investigación», dice el texto legal.
Lo cierto es que la investigación posterior permitió determinar, a mayores, que, desde finales del 2018, el acusado, por entonces alumno de segundo curso, «ha venido grabando a diversas alumnas de la escuela a través de una minicámara, tanto en sus camaretas como en las duchas». De este modo, pudo haber captado imágenes de las víctimas «en ropa interior, cambiándose de ropa y totalmente desnudas».