Juan Capeáns
Han sido 450 intervenciones, un puñado de casos dentro del océano de estropicios espolvoreados por todo el paisaje de Galicia, pero muy significativos porque permiten concluir que, cuando existe un estímulo económico público, los gallegos cuidan más de sus propiedades y del patrimonio visual común. Las subvenciones a particulares lanzadas por la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda este mismo año para arreglar elementos puntuales de feísmo tan habituales como pueden ser los tejados de fibrocemento o los muros sin recebar empiezan a dar sus frutos tras las primeras actuaciones.