El Gobierno suscita el debate sobre el transporte público gratuito: ¿es siempre positivo?

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Usuarios de la tarjeta de transporte Xente Nova
Usuarios de la tarjeta de transporte Xente Nova VÍTOR MEJUTO

La Xunta aplica la gratuidad a los menores de 21 años en los buses interurbanos. Y países como Luxemburgo decidieron que todos sus sistemas de transporte fueran gratis

20 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Ministerio de Transportes, en su boletín de agosto sobre movilidad y las nuevas experiencias en este campo, abordó el debate sobre el transporte público gratuito, una decisión que ya han tomado -con colectivos concretos o de forma global- una serie de ciudades y comunidades autónomas como Galicia, que con la tarjeta Xente Nova permite hasta 60 viajes gratuitos al mes en autobuses interurbanos que dependen del Gobierno autónomo.

Eficacia

¿Es bueno que las administraciones asuman el coste de la movilidad colectiva? Parece claro que en la lucha contra el cambio climático las apuestas fuertes por el transporte colectivo son grandes pasos hacia la reducción de la huella de carbono y la humanización de las ciudades. Pero el ministerio asume las reservas de Asociación Internacional del Transporte Público (UITP, siglas en inglés), en el sentido de que la gratuidad del transporte público, «a diferencia de lo que puede presuponerse, no deriva en beneficios sociales». Puede tener un impacto negativo en las cuentas de los operadores o de las administraciones que sufragan los viajes, así como «generar problemas de falta de equidad». «No está demostrado que suponga un cambio modal hacia el transporte público», concluyen.

«Resulta crucial considerar detenidamente los objetivos que se pretende alcanzar con esta medida -asegura la UITP en su informe sobre este asunto-, así como su impacto, con el fin de determinar si se trata o no del uso más apropiado de los fondos públicos».

Alcance

Transporte totalmente gratuito o solo parcialmente. El estudio se centra en los efectos del transporte totalmente gratuito, bastante menos común que las medidas parciales como la decidida por la Xunta respecto a los menores de 21 años o algunas ciudades gallegas con colectivos similares. Es preciso recordar que el transporte gratuito total no existe, pues finalmente son todos los ciudadanos -incluidos los que no son usuarios- los que con sus impuestos sufragan las tarifas. Las iniciativas de gratuidad parcial tienen como objetivo fomentar el transporte público entre determinados colectivos, para crear un cierto hábito de uso futuro (es el caso de la iniciativa de la Xunta). Pueden tener un carácter temporal, por un contexto de crisis concreto, como la decisión de expedir billetes gratuitos en el transporte público de Toulouse o Grenoble (Francia) para limitar el manejo de efectivo por la pandemia. O pueden aprobarse para determinadas zonas saturadas de tráfico.

Éxito

¿Los que toman la medida la mantienen? Las tarifas gratuitas de transporte no siempre tienen éxito. Por distintas circunstancias, hubo ciudades o sistemas de transporte que adoptaron la medida y después la eliminaron. Es el caso de Austin (Texas), Bolonia (Italia) y una decena de condados de Estados Unidos. Parece que el sistema funciona mejor en ciudades medianas, donde la economía del sistema de transporte (sea por carretera o ferroviario) no dependía tanto de los ingresos por billetes. Por ejemplo, en Dunkerque (Francia), el billete estaba tan fuertemente subvencionado que el esfuerzo por la gratuidad fue mínimo. Pero en otros casos, la exigencia presupuestaria de pagar las tarifas a los usuarios puede reducir los fondos para invertir en transporte y aumentar la oferta.

Los orígenes

Un modelo que comenzó en California. La localidad de Commerce (California), un suburbio de Los Ángeles, fue el primero del mundo en establecer la gratuidad en su sistema de transporte. Lo hizo en 1962 y sigue manteniéndolo a día de hoy, aunque con una flota de solo once autobuses. La siguiente población en adoptar la medida fue Amherst (Massachusetts), en 1976.

Experiencias

Luxemburgo, el caso más radical. El Gobierno de Luxemburgo decidió en marzo del año pasado que todos los autobuses, tranvías y trenes del país fueran gratuitos. Aunque en realidad ya estaban tan subvencionados que lo que ingresaban los usuarios solo era el 8 % de los costes totales de explotación. En la actualidad hay cerca de un centenar de experiencias a nivel mundial. Pero la realidad es que el componente emocional es muy relevante a la hora de cambiar de modo de transporte. La prueba es el gran número de personas que optan por el más caro: el vehículo privado. Son difíciles de convencer incluso con la gratuidad.