Centros de salud empiezan a aplicar filtros de pacientes para evitar saturarse

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

GALICIA

Juan Sánchez Castro, coordinador del centro médico de A Estrada, delante del panel en el que se reparten las urgencias
Juan Sánchez Castro, coordinador del centro médico de A Estrada, delante del panel en el que se reparten las urgencias E CUIÑA

A Estrada y Cambados prueban el sistema, que el Sergas prevé generalizar

20 jun 2021 . Actualizado a las 12:54 h.

El principal problema de los médicos de familia es la saturación porque muchos pacientes acuden sin cita. Los expertos lo llaman demanda bloqueante y el Servizo Galego de Saúde quiere combatirla implantando filtros en los centros de salud. Los denomina sistemas de clasificación de la demanda y se basan en orientar al paciente para que no siempre pida por defecto que lo atienda un médico. Ya hay algunas experiencias. En el centro de salud de A Estrada llevan un año trabajando con esta idea y en el de Cambados funciona desde hace dos meses.

Siempre que un paciente solicita una cita presencial se le pregunta el motivo de la consulta. En general, si se trata de una cuestión médica, se le deriva al médico; pero si su necesidad es renovar unas recetas, entonces se le encamina al farmacéutico, y si tiene un problema administrativo se resuelve en este ámbito. También están el matrón, el fisioterapeuta, el odontólogo, el higienista dental y el trabajador social. «No todas las demandas tienen que acabar en el médico, que está saturado», constata la jefa de servicio del centro de salud de Cambados, Eva Rodríguez. En A Estrada utilizan un código de colores para clasificar al enfermo según quién lo tenga que atender.

Cada centro de salud tiene su propia realidad y su autonomía, pero los dos han elaborado una guía que indica qué hacer a los administrativos, conocidos en el sector como PSX (las siglas de persoal de servizos e xestión). Sobre ellos pivota todo. «El área administrativa ha evolucionado de ser un área de citación a hacer gestión de flujos», dice el jefe de servicio de A Estrada, Juan Sánchez Castro. Tienen un sistema de mensajería interna a través del cual se pueden comunicar con el médico si hay dudas.

Pero algunos ciudadanos que van al centro de salud sin cita —los mal llamados urgentes, o sobredemanda, o citas forzadas— sí tienen una demanda puramente médica. En Cambados tienen una consulta previa que llaman enfermería de filtro. El caso se puede resolver o se puede pasar al médico. A Eva Rodríguez le gustaría completar esta consulta con un médico, para que fuese más resolutiva, pero los cambios van poco a poco.

Atención urgente en menos de 45 minutos

En A Estrada probaron a que todas las urgencias las asumiese el mismo equipo de médico y enfermero, pero después lo cambiaron. Para los casos agudos han implantado una consulta de enfermería, con el compromiso de que el tiempo de respuesta sea inferior a 45 minutos. Juan Sánchez asegura que muchos casos ya no acaban en el médico, y que cuando los enfermeros puedan prescribir serán menos. Esto lo han completado con un panel que colocan en el centro de salud para que, cuando falta algún médico o ha salido a algún domicilio, los pacientes que lleguen sin cita se los vayan repartiendo entre el resto. Este trabajo lo hacen los administrativos, por eso dice que esta área ha evolucionado.

Los cambios de hábitos a veces pesan. «Hay casos puntuales de pacientes a los que no les gusta, pero en general, la gente entiende que el sistema funciona», reflexiona Rodríguez. Antes el ciudadano iba al médico y le daban la cita sin preguntas. «Pero esto forma parte de la educación del paciente: en el banco hay que esperar y todo el mundo lo asume, pero ¿en el médico tiene que ser todo para ayer?».

«Ahora empezamos a tener más satisfacción entre los usuarios y en los profesionales»

En Cambados llevan solo dos meses, pero en A Estrada llevan un año. «Ahora empezamos a tener más satisfacción entre los usuarios y en los profesionales», dice Juan Sánchez.

Los dos centros de salud son de tamaño mediano. En Cambados tienen 15.000 usuarios y nueve médicos de familia, mientras que en A Estrada son 20.000 ciudadanos y 14 médicos. Tienen prácticamente todos los servicios: matrón, odontología, trabajo social, fisioterapeuta... No todos los centros de salud están en esta situación. Tienen también un punto de atención continuada por las tardes y noches. Eva Rodríguez, que en realidad es médica en el PAC, concibe el servicio como un todo. «Por mi experiencia, cuando el centro de salud funciona bien, el PAC también funciona bien y no viene más gente a urgencias quejándose de que no la atienden». 

Eva Rodríguez, jefa de servicio en el centro de salud de Cambados
Eva Rodríguez, jefa de servicio en el centro de salud de Cambados Martina Miser

«No se genera más tiempo limitando el número de visitas»

El Sergas ha elaborado unas agendas ideales para implantar en todos los centros de salud. Recogen 32 o 40 consultas por médico y jornada. En A Estrada hacen agendas de 48 pacientes. «Dejamos 10 huecos para las sobredemandas», explica Sánchez. Todos los días están ahí, reservados para los pacientes que llegan sin cita. En los primeros 45 minutos ya hay uno. Si no se cubre, es un colchón para el facultativo. «Todos queremos más tiempo para nuestros pacientes, pero eso no se genera limitando el número de visitas», asegura por su experiencia, «ofertar menos genera el efecto contrario, que haya más huecos no significa que acudan más pacientes». Sánchez asegura que, después de un tiempo trabajando así, en el centro de salud de A Estrada no hay lista de espera. Este centro levantó en abril del año pasado la barrera de la consulta telefónica y se abrió a que los pacientes pidiesen citas presenciales.

En Cambados, Eva Rodríguez está implantando también agendas nuevas. Ponen 36 pacientes al día, que incluyen dos sobredemandas, y procura reservar tiempos de diez minutos por paciente, «porque hacen falta», y quince para las consultas programadas. Ahora tienen una demora de una semana, aunque siempre varía según el cupo, pero esperan que después del verano empiece a reducirse.