«No te alquilo el piso porque vienes de un centro de menores»

GALICIA

Monse y Diógenes, que residen en viviendas tuteladas, son dos de los protagonistas de la campaña
Monse y Diógenes, que residen en viviendas tuteladas, son dos de los protagonistas de la campaña

La campaña Non nos xulgues, de la oenegé Igaxes y apoyada por Política Social, busca rebatir los prejuicios que sufren los jóvenes del sistema de protección de menores, más de 2.600 en Galicia

17 jun 2021 . Actualizado a las 17:36 h.

Monse entró a vivir en un centro de menores cuando tenía quince años. Hoy tiene veinte, ha estudiado un ciclo medio de industrias culinarias y el próximo septiembre empezará un ciclo superior. Ahora reside en una vivienda tutelada con otros compañeros, dentro del Programa Mentor, pero está buscando un piso de alquiler y trabajo. En esa búsqueda ha chocado a veces con el estigma que aún arrastran estos chicos y chicas en una sociedad que desconoce la realidad de su situación. «No voy a entrevistarte para el puesto porque a lo mejor causas problemas en el bar», le dijo uno de los empleadores a los que presentó su currículum, asumiendo que su estancia en el centro de menores se debía a que Monse era una chica conflictiva.

«Si están ahí, algo malo habrán hecho», «habrán cometido algún delito», «algo farían...». Son tópicos con los que todavía tropiezan los chavales que pasan por el sistema de protección de menores de la Xunta. Una visión equivocada que pretende cambiar la campaña Non nos xulgues, puesta en marcha por la oenegé Igaxes. «Un centro de menores é un lugar de protección, non de castigo», destacó en la presentación de este miércoles el director, Carlos Rosón, recordando que «un non elixe a familia na que nace, e ás veces esa familia non pode, non sabe ou non quere facerse cargo do menor, ao que hai que sacar desa situación de risco e darlle un entorno de coidado, de amparo».

Eso fue lo que le sucedió a Monse. Problemas económicos en una unidad familiar muy numerosa la llevaron a quedar bajo protección de la Xunta y entrar en un centro de menores junto con su hermana pequeña, primero, y en una vivienda tutelada a partir de los 17 años. «Para mí han sido mi casa, y mis compañeros, mis hermanos», dice, alto y claro, con orgullo, sin poder imaginar su vida sin haberlos conocido. «Era la opción que había, eso o no tener futuro, y gracias a ellos salí adelante», insiste ella, que lleva a gala su bagaje vital y que no se avergüenza de contar dónde vive, aunque sí recuerda que en los primeros años, siendo todavía alumna de ESO, no era fácil explicar su situación. «Era un palo muy grande cuando te preguntaban dónde vivías, o tus amigos te decían si podían ir a comer a tu casa... y tenías que explicar que estabas en un centro. Había gente que automáticamente pensaba que estabas allí porque habías robado, o te habías peleado, o habías hecho algo malo. Todavía hay quien percibe los centros de menores como correccionales». De nuevo el desconocimiento, el tópico, el estigma, que con su participación en esta campaña, esta joven quiere ayudar a evitar.

Monse Sánchez participó en la presentación de la campaña en Santiago
Monse Sánchez participó en la presentación de la campaña en Santiago PACO RODRÍGUEZ

«Aínda fai falta concienciernos de que detrás da palabra tutelado non hai unha acción delictiva, senón dificultades familiares, procesos dolorosos, nenos que sofren...», insiste Pilar Ramallal, coordinadora de viviendas del Plan Mentor, que considera que la campañana Non nos xulgues es una buena ocasión para que los chicos del sistema de protección de menores alcen la voz. «A súa autoestima chega a quedar moi minada, así que esta é a ocasión para que se levanten e digan: “Eu son un mozo tutelado, e que?”. Son rapaces que precisan unha mirada amable, porque a vida non o foi con eles. E, non obstante, refixéronse, pasaron por moitos procesos de resiliencia e, na maioría dos casos, sairon máis fortes. Son valientes e miran ao futuro de maneira moi consciente».

Madurez frente a prejuicios

Preparando ese paso a la vida adulta e independiente está precisamente Diógenes. Tiene 20 años y entró en el sistema de protección a los quince, a raíz de una situación doméstica conflictiva. «Fueron mi familia, me dieron el cariño que me faltaba», cuenta. Hoy comparte una vivienda de Igaxes con otros tres chicos. Acaba de terminar 2.º de bachiller y ha empezado a trabajar en una hamburguesería. En julio está previsto que se instale por su cuenta, aunque encontrar casa no está resultando fácil. «El otro día buscando piso una señora me dijo que no aceptaba a personas que vengan de un centro de menores», cuenta. «La gente cree que estuviste metido en líos», explica, evidenciando de nuevo la confusión y el desconocimiento que aún hay en la sociedad.

Monse y Diógenes son, junto con Francesca, de 18 años, las caras visibles de la campaña preparada por Igaxes. En la web nonnosxulgues.gal pueden verse sus reflexiones o conocer el funcionamiento de una vivienda tutelada -«Un piso normal, solo que en él vivimos más personas», definen con naturalidad los chicos- y comprobar lo evidente: que son jóvenes como cualquier otro, con sus caracteres, sus sueños, sus problemas, sus aspiraciones... Aunque quizás hay algo que sí los hace diferentes. «A valentía que amosan estes rapaces», dice Carlos Rosón. «Más que valientes, somos más maduros», puntualiza Monse.Y es que en un país en el que la edad media de emancipación está en los 29 años, ellos al llegar la mayoría de edad ya han trazado su proyecto de vida, al que además se enfrentan sin la red de apoyo de una familia. «Sabemos que todo depende de nosotros», recuerdan.

Diógenes en la vivienda tutelada en la que reside
Diógenes en la vivienda tutelada en la que reside CARLOS CASTRO

En el caso de Diógenes, esos planes de futuro pasan por estudiar un ciclo superior de protésis dentales o higiene bucodental. «Mi sueño desde pequeño es ser dentista, así que quiero hacer algo que me permita trabajar en una clínica, y cuando tenga más ahorros, poder estudiar la carrera de Odontología», cuenta. Las aspiraciones de Monse están marcadas por sus propias vivencias. «Gracias a mis educadores me di cuenta de que quiero estudiar Educación Social para formar parte de esto, para proteger a los niños y a la gente. De hecho, si participo en esta campaña no es por mí, sino por los chavales que vengan detrás. Para que no les juzguen y para que cuando les digan que tienen que irse a un centro no piensen que será como ir a una cárcel, sino que tendrán la misma vida que cualquier adolescente, solo que con gente distinta a su familia».

Casi 2.600 menores bajo protección de la Xunta

La Administración gallega tuvo a su cargo el año pasado a casi 2.600 menores, según datos proporcionados por el director xeral de Familia, Infancia e Dinamización Demográfica, Jacobo Rey, que participó este miércoles en la presentación de la campaña de Igaxes, destacando que se trata de niños y jóvenes «cos mesmos dereitos e obrigas que os demáis, e hai que garantirlles tamén as mesmas oportunidades».

De ellos, algo más de 1.300 están en acogimiento familiar (residen con algún pariente próximo o con una familia voluntaria). Y más de 1.200 residen en alguno de los centros del sistema de protección público gallego. En total, la comunidad dispone de 60 centros de menores que suman 835 plazas. Existen 23 en la provincia de Pontevedra, 16 en la de A Coruña, 12 en la de Lugo, y 9 en la de Ourense.

Además, Galicia cuenta el Programa Mentor, que ayuda en el tránsito a la vida adulta los chicos tutelados de entre 16 y 21 años (apoyo que, en situaciones excepcionales, se puede alargar hasta los 25). «Temos un dos sistemas de transición á vida adulta máis avanzados do Estado», destacó el director de Igaxes, Carlos Rosón, que cifró en 563 los chicos y chicas atendidos el año pasado, y en alrededor de 80 los que pasan anualmente por la red de viviendas tuteladas.