Las reservas hoteleras despegan, pero el sector prevé que baje el gasto por turista

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Sandra Alonso

Augura un buen agosto, con menor facturación por la falta de extranjeros

06 jun 2021 . Actualizado a las 12:42 h.

«Los teléfonos empiezan a sonar». No es el comienzo de un cuento de misterio, es el principio del fin de una pesadilla, en palabras del presidente de los hosteleros pontevedreses. César Sánchez Ballesteros tiene muchos reparos por el trato recibido en los últimos meses por los responsables políticos, pero prefiere ceñirse a los hechos objetivos y unirse al carro del optimismo institucional: «Junio va lento, julio será peor que septiembre y para agosto vemos un horizonte brillante», aunque todo tiene sus matices.

Saliendo del pozo más oscuro, la recuperación de los niveles de ocupación hotelera por encima del 60 % permite ver todo de otro color. «Hay zonas de Galicia que ya han alcanzado el 65 % de reservas. Las expectativas para agosto son muy buenas», confirma Cesáreo Pardal, del Clúster Turismo de Galicia, que pone especial énfasis en el dinamismo que están teniendo los alojamientos rurales. Según el representante de las empresas del sector, a finales de junio ya estarán abiertos el 90 % de los hoteles de Galicia, un dato que demuestra cierta «ilusión» por recuperar la actividad. «¿Lo negativo? Faltan las ayudas del Gobierno de España. Prometieron 7.000 millones de euros y no hemos visto un euro». Podrían llegar en septiembre o más adelante, y seguirán siendo muy necesarias, porque los empresarios arrastran deudas y tendrán que hacer esfuerzos para mantener unos negocios en los que, incluso garantizando la ocupación, tendrán una facturación que estará lejos de los años de esplendor.

El consultor hotelero Jesús Rodríguez Maseda, que representa en España desde A Coruña a la firma norteamericana Horwath, cree que los ingresos se van a resentir, y que el invierno y el otoño se harán de nuevo muy largos. «Para que se me entienda, vamos hacia una gran borrachera turística que tendrá una gran resaca». Siguiendo su símil, la clave del sector es que en el mes de agosto se descorchará espumoso gallego o botellas de cava, pero no champán francés. La ausencia de turismo extranjero ya supone una merma porcentual notable, en torno a un tercio del total, tomando como referencia el 2019. Una parte se podrá recuperar pescando en el mercado nacional, pero los empresarios gallegos también temen que potencias muy dependientes de los viajeros extranjeros, como Baleares o Canarias, se lancen a competir con precios muy bajos que acaben haciendo daño al mercado gallego. Y el problema del turismo exterior, dice Rodríguez Maseda, no se va a resolver en dos o tres meses. «La recuperación será compleja y muy distinta a la de la anterior crisis. Entre el 2009 y el 2012 el turismo nacional creció relativamente poco en España, pero los ingresos por el exterior se duplicaron en poco tiempo porque países emisores como Francia o Alemania remontaron antes. Ahora ellos también están mal, no tanto como España, pero están tocados», comenta el consultor, que está ultimando un informe al respecto y que adelanta que en Galicia puede darse la paradoja de que, perdiendo visitantes y turistas, se gane cuota de mercado. «Será interesante analizarlo», dice, pero también advierte: «No nos hagamos trampas al solitario. Los ERTE y los recortes se van a notar este verano, y veremos qué pasa después del 31 de diciembre».

A pie de hotel y restaurante, esa realidad salta a la vista. Hace diez años, en el buque insignia de la hostelería gallega, el Hostal dos Reis Católicos, en Santiago, se producía un vuelco histórico en el perfil de la clientela y los estadounidenses pasaron a ser sus huéspedes más frecuentes. Hoy, y así ocurrirá en los próximos meses, el rastro de ese turista de alta capacidad adquisitiva que pasaba varios días en Galicia está desaparecido, y el que lo sustituya, ya sea español, portugués o incluso europeo, no va a gastar el mismo dinero, coinciden los profesionales consultados. 

Récord para el 2022

La Xunta también empieza a transitar de las previsiones moderadas al optimismo razonado, un mérito que atribuye a un sector resistente «cun éxito que non é flor dun día. No 2020 os hoteis ingresaron 118 millóns de euros, sete puntos menos de descenso en facturación que no conxunto do país», apunta Alfonso Rueda. El vicepresidente primero y responsable de Turismo cree que están calando el concepto de destino seguro y acciones internas como las del bono turístico y Elixe Galicia, o la campaña publicitaria Camiña a Galicia, que llegará a 35 millones de españoles, que verán el anuncio hasta en seis ocasiones. Con estos mimbres, el Xacobeo ampliado y el Camino despertando a un ritmo «exponencial», superar el récord de 5,1 millones de turistas del 2019 no se ve tan lejos.

Sanxenxo es uno de los destinos fetiche de los portugueses en los puentes festivos, como el que mañana empieza en el país vecino
Sanxenxo es uno de los destinos fetiche de los portugueses en los puentes festivos, como el que mañana empieza en el país vecino Ramón Leiro

«Ya no somos los cuatro gatos que había entre semana» 

nieves d. amil

«No me extraña que Sanxenxo sea tan famoso», decía ayer un matrimonio de La Rioja, que llevaba año y medio sin poder viajar. Su primer destino ha sido Galicia, un paseo por las Rías Altas para continuar con las Rías Baixas hasta completar unas vacaciones de seis días. Alejandro y Alicia paseaban por un Silgar que empieza a desperezarse de los efectos del covid. Todos los hoteles están prácticamente abiertos y los que todavía no lo han hecho lo harán el próximo fin de semana.

El buen tiempo y el calor animaron a cambiar de aires a muchos gallegos, pero sobre todo a nuestros vecinos lusos. Portugal celebró el pasado jueves el día del Corpus, y no fueron pocos los que aprovecharon el puente para hacer una escapada. Sofía López y Patricia Ramos bajaban ayer del coche en el paseo de Silgar dispuestas a ir a la playa, mientras sus parejas buscaban aparcamiento. No querían perder más tiempo. «Teño aquí unha casa e levo sen vir dende o verán do 2019», lamentaba López, que vive en Braga y hasta que la pandemia sacudió el planeta estaba acostumbrada a veranear en Sanxenxo. Ayer había acento portugués en las terrazas y los arenales de la capital turística de las Rías Baixas. «Esta semana es la primera que vimos algo de movimiento», subraya el encargado de La Pepita, mientras comprueba con una cinta métrica que la separación en la terraza es la legal. «Al hacer sol ya no estamos los cuatro gatos que hay habitualmente entre semana», apunta.

Y es que en el último mes la imagen del paseo de Sanxenxo ha empezado a cambiar. Las persianas de las segundas residencias ya no están bajadas, los negocios estivales tienen sus escaparates actualizados y las cafeterías amplían sus terrazas e intentan recuperar una normalidad casi olvidada. Ayer era casi imposible conseguir una mesa para comer en la calle González Besada. Las terrazas del Aviador, Casa Román, Albatros o el Salgadoiro recordaban a otros veranos «de normalidad». «Ya vemos alegría en los clientes», decían algunos de los camareros de la calle más gastronómica de Sanxenxo. El sector hotelero confía en que sus previsiones para este verano se rompan y recuperen cifras previas a la pandemia.

Este despertar del turismo prevé que junio se cierre con un 35 % de ocupación, según el Consorcio de Empresarios Turísticos de Sanxenxo (CETS), quienes esperan que las reservas de última hora se disparen. «Aínda vexo moito baixo pechado, a última vez que estiven aquí non estaban así», explica Sofía López. Algunos esperan a julio para retomar la actividad, otros han tenido que colgar el cartel de «Se alquila», pero la mayoría reconocen la mejoría que traen estos primeros turistas de Sanxenxo.

CARLOS CORTÉS

«Nosotros en casa tenemos mar, pero esto es otra cosa» 

Carlos Cortés

El puente por el que la carretera de Monforte a Castro Caldelas cruza el río Miño es algo así como la zona cero del turismo en la Ribeira Sacra, un buen termómetro para medir si la demanda se despereza después de este año y medio de confinamientos, cierres y reaperturas sucesivas. Con un embarcadero en cada una de las dos orillas y en pleno cañón del Sil, ese es el punto que más viajeros mueve en las denominadas rutas de los embalses, uno de los atractivos turísticos más reconocibles de la Ribeira Sacra. Este fin de semana apenas quedan plazas libres en los dos barcos que tiene en la margen derecha la Diputación de Lugo.

Un aviso tradicional para los usuarios de estas embarcaciones es que no intenten ir sin reserva previa. Lo normal es que se queden en tierra por falta de plaza. Quizá fue más fácil el año pasado, porque la pandemia le quitó mucho movimiento a estas rutas, pero todo apunta a que ya hay que volver a echar mano de esta recomendación. Solo un dato. Entre el 15 de marzo y el 30 de abril, la Diputación de Lugo registró unas 500 reservas para toda la campaña. Entre el 1 de mayo y el 31 de mayo fueron 4.000. El avance de la vacunación y la perspectiva de un verano casi normal ha disparado la demanda.

Saila Prieto y su pareja Bruno Louzao son dos de los viajeros que embarcarán en el recorrido de las cinco de la tarde. Vienen de Viveiro y esta es su primera vez en la Ribeira Sacra. Por la mañana, hicieron a pie la ruta de los molinos de Xabrega, en Sober, después pasaron por varios de los miradores más recomendables del lado lucense del cañón del Sil y ahora se van a subir al barco para verlo desde abajo. Están alojados en unos apartamentos rurales en Pantón. Este fin de semana han cambiado playa por interior, y no se arrepienten. «Aquí nótase moito a calor, máis que en Viveiro, pero isto está moi ben, é outro tipo de turismo», explica él.

Cerca de ellos, Xosé Antonio Vázquez también espera a que llegue el barco. Es de Vigo y está pasando el fin de semana en la Ribeira Sacra con otros cinco amigos. Ya conocen la zona porque Xosé Antonio tiene familia en Monforte y en Sober, pero nunca antes habían navegado por el cañón del Sil. Están acostumbrados al barco de las Cíes, así que esperan una travesía de lo más plácida. ¿Y por qué han elegido ellos esta alternativa en el interior, en vez de buscar alguna playa más o menos cerca de Vigo?. «Por la naturaleza», dice enseguida Almudena Martínez, otra del grupo. «Nosotros en casa tenemos mar -añade-, pero esto es otra cosa, merece mucho la pena». Almudena, Xosé Antonio y el resto del grupo se alojan en el balneario de Augasantas, en Pantón. Es el único gran establecimiento hotelero de la Ribeira Sacra que aún no había vuelto a abrir tras los cierres del año pasado. Con ese hotel abierto, la infraestructura turística de este territorio vuelve a estar al 100 %.