Acaban de colocarse los dos leones de 2.000 kilos que coronan la réplica de la obra
15 jun 2021 . Actualizado a las 23:05 h.En la segunda década del siglo XX, el arquitecto gallego Antonio Palacios coronó la salida de la madrileña estación de metro de Gran Vía con un templete de granito, flanqueado en la parte superior por dos grandes leones. En 1970 el monumento se desmanteló, y buena parte de él fue trasladado a O Porriño, localidad natal Palacios, donde luce hoy en día, a pesar de que distintos alcaldes madrileños intentaron, en varias ocasiones, que la pieza volviese a la capital de España.
Un siglo después de su construcción, una réplica de ese templete está casi a punto para volver a lucir en el acceso a la modernizada estación de Gran Vía. Según muestra un vídeo publicado por la compañía Metro de Madrid, la inmensa pareja de leones ya ha vuelto a su ubicación original, en lo alto de la construcción. Hechos de granito, con una altura de 1,60 metros y un peso de 2.000 kilos cada una, las piezas han tenido que ser izadas con grúa para ser colocadas en la parte superior del templete.
Con esa operación, las obras se aproximan a su terminación. La previsión de Metro es que la nueva estación abra en el mes de julio, teniendo como uno de sus símbolos la recuperación de la obra diseñada por Palacios para la Red de San Luis, el tramo final de la madrileña calle Montera. Los trabajos de replicado e instalación del monumento han sido encargados precisamente a una empresa de O Porriño, el Grupo Godoy Maceira, que se mostró ilusionado ante el reto y la responsabilidad de volver a levantar uno de los proyectos del insigne arquitecto nacido en esta villa pontevedresa.
Metro de Madrid considera el templete como «emblemático», por lo que ha procurado una reproducción «lo más fiel posible al original». Esto ha implicado una labor de investigación histórica, para desentrañar las distintas fases por las que pasó el proyecto original desde su construcción en 1920 hasta su desmantelamiento.
La réplica incluirá la gran marquesina que había en el proyecto inicial, construida con vidrio y acero. Un elemento muy llamativo que todavía está terminándose, pero que ya vigilan los monumentales felinos diseñados por el arquitecto porriñés.