María Emilia Casas: «Monforte me da paz interior»

GALICIA

SANDRA ALONSO

La ex presidenta del Constitucional lamenta que la pandemia la haya impedido viajar a su ciudad de origen

27 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

María Emilia Casas (León, 1950), es una señora muy seria y muy responsable bajo cuyo discurso late siempre una sólida base de humanidad. Monforte, la ciudad de la que es originaria su familia, es su debilidad.

-Su abuelo y usted tienen una calle en Monforte.

-La vida te da buenas y malas sorpresas. Y yo estoy muy orgullosa de esta. Estoy muy agradecida al concello. La verdad es que Monforte es un descanso para el ánimo; a mí me da paz interior. Me siento bien tratada por los míos, siempre y con un respeto cercano. Creo que es propio del carácter gallego: el respeto convivencial y ciudadano. Tengo esa sensación porque Madrid, donde vivo desde hace años, es una ciudad muy intensa en todos los sentidos.

-¿Viene mucho por Monforte?

-Sí, sí. Siempre que es posible. Con la pandemia menos, porque no se puede. Y me ha supuesto un sacrificio no venir en Navidad o en Semana Santa. Pero hay que seguir las recomendaciones sanitarias aunque me sienta triste de no haber ido desde septiembre.

-En los últimos años ha entrado con fuerza en las guías turísticas.

-Afortunadamente, porque tiene mucho patrimonio; material e inmaterial. Hay pocos lugares con esa riqueza.

-¿A qué se dedica ahora?

-A lo que siempre me he dedicado. Soy catedrática de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, así que sigo en la docencia y a la investigación.

-¿No se jubila?

-Me toca pronto, pero por el momento hago un trabajo que me apasiona y que he hecho toda la vida. He tenido mucha suerte de haber podido probar otras experiencias profesionales; fue un regalo de la vida llegar al Tribunal Constitucional y eso me ha permitido regresar a la docencia de una manera distinta.

-Se habla mucho de cambiar o derogar la reforma laboral. ¿Hay que hacerlo?

-Hay que hacer una reforma muy importante del Estatuto de los Trabajadores porque es una norma refundida en el 2015 y desde entonces han ocurrido muchas cosas, entre ellas la reforma tecnológica. Hemos de caminar hacia un estatuto del siglo XXI. Es una norma desfasada.

-De vez en cuando vemos esas fotos de las más altas instancias judiciales... llenas de varones. Eso no cambia.

-Desgraciadamente no cambia. Yo he sido la única mujer que ha presidido el TC y salí en el año 2011, que ya le vale. Yo ingresé en 1989 y, desde entonces hasta ahora solo ha habido dos mujeres. Creo que los órganos llamados a proponer magistrados para el TC deberían tener en cuenta que las mujeres somos la mitad de la sociedad. La justicia hemos de hacerla hombres y mujeres. La Constitución habla de la igualdad efectiva, real. No quiere esto, quiere otra cosa.

-Otras cúpulas sí se han feminizado, pero las administraciones judiciales, no.

-Ha llegado al Tribunal Supremo una primera mujer que preside la sala de lo Social. Se está rompiendo ese monopolio masculino, pero está costando mucho. Hay que llamar a la responsabilidad de quienes designan.

-Les cuesta designar; usted fue víctima de esa parálisis.

-Sí. El mandato constitucional es un mandato de consenso, pero no de cuotas, sino de consenso sobre cada candidato. Se trata de renovar el consenso constitucional, que no acabó en el 78. Hay que renovarlo para que la democracia funcione.

-¿Siempre quiso dedicarse al Derecho?

-No. Mi padre era registrador de la propiedad y por eso vivimos en muchos sitios. Llegué a la Complutense cuando estábamos en Arévalo y me matriculé en Filosofía. Mi padre me pidió que hiciera también Derecho y que luego decidiera. Me lo propuso, no me lo impuso, porque él era así. E hice ambas cosas. En tercero me di cuenta de que el Derecho tenía mucho sentido para mí; era una buena óptica para ver el mundo. Mi padre siempre me inculcó el trabajo y la autonomía, que había que ser alguien por uno mismo. He tenido también una pareja maravillosa que siempre respetó y fomentó mi carrera. He tenido mucha suerte, lo cual no quiere decir que no haya sufrido discriminación por ser mujer, que sí la he sufrido.

-Primera catedrática de Derecho del Trabajo, primera presidenta del TC... Ha ido abriendo camino.

-Sí, he abierto caminos, lo cual me congratula mucho. Y ojalá lo pueda seguir haciendo.

-¿De que se siente más orgullosa?

-De haber tenido capacidad de trabajo con respeto y seriedad. En Monforte hay un término que es muy representativo: ¿sabe usted lo que es un chacueco?

-Es el que no sabe lo que dice y dice lo que no sabe. Pero, desde luego, usted no es una «chacueca».

-Pues de la exclusión de la chacuecada me siento muy orgullosa, ja, ja. Y que no se ofenda nadie. Yo no puedo dar una conferencia o una clase sin prepararla. ¿Es una limitación? Yo creo que no; es todo lo contrario.

-¿Se ha vacunado ya?

-No. Ni sé cuando.

-Si juegan el Celta y el Dépor. ¿Quién quiere que gane?

-Los dos.

-Eso no es posible.

-Pues el que tenga mejores oportunidades en ese momento. Apoyo a los dos. Y al Lemos, claro.

-Defínase en pocas palabras.

-Soy una mujer cercana, trabajadora, muy necesitada de todos los demás, desde luego de mi familia.

-¿Qué le gusta hacer cuando tiene tiempo?

-Me gusta mucho pasear; es una actividad que he tomado con más ganas tras el confinamiento. Monforte me lo facilita mucho. El Malecón es maravilloso. También me gusta el cine, la lectura, la música, que es lo que dice todo el mundo, pero es verdad. Y tenía mucho afán por la cocina y por los libros de cocina.

-¿Tiene un lugar favorito?

-La iglesia de la Madeleine de París. La vista que hay desde allí. Ese lugar es único.

-¿De qué se arrepiente?

-Quizás de no haber aprovechado más estancias de investigación fuera de España. Fue un efecto colateral de la no renovación del TC. El tiempo transcurre y no se recupera. Si pudiera volver el reloj atrás algunas cosas las haría de otra manera y corregiría errores cometidos. Pero hay que estar contento con uno mismo y poder dormir con tranquilidad.

-Dígame una canción.

-El otro día descubrí Only you, de Los Platters. Me pareció maravillosa.

-¿Qué es lo más importante en la vida?

-Recibir amor y poder darlo. Sin eso no se puede vivir.