«Le dije a mi hermano pequeño que no venga, las cosas no son fáciles aquí»

Mónica Pérez Vilar
mónica p. vilar REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Ramón Leiro

Ilias es marroquí y su sueño de estudiar choca con los requisitos para quedarse

10 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Ilias tiene 19 años y este martes empezó sus prácticas en una farmacia de Pontevedra. Con ellas, en tres meses tendrá bajo el brazo su título de FP de grado medio. Pero no quiere quedarse ahí. Le gustaría hacer un ciclo superior, sobre todo uno relacionado con el mundo del audiovisual. Ya con él, sueña, le sería más fácil acceder a la universidad. «Pero no lo voy a hacer», dice, mientras la cara se le ensombrece. «Porque para seguir aquí tengo que conseguir un trabajo, y no un trabajo cualquiera. Necesito que me hagan un contrato de al menos doce meses a tiempo completo. Y lo veo imposible con mi experiencia», dice.

Y es que Ilias Hira no nació en la ciudad del Lérez. Vino al mundo en Marruecos, donde empezó a estudiar antes de lo habitual, con muy buenos resultados. Tras completar 1.º de bachiller en su país, con 16 años decidió venir a Galicia en busca de mejores oportunidades. «Creía que tendría más opciones de trabajo y estudios», explica.

El aterrizaje no fue fácil. No conocía el idioma, se sintió desubicado y sin tener claro qué hacer. En A Coruña lo encontró la policía, que lo puso bajo protección del sistema de menores autonómico. Actualmente reside en una vivienda tutelada de la oenegé Igaxes en Pontevedra, con otros chicos de su edad. En estos casi tres años en tierras gallegas se ha sacado el título de ESO y cursado un ciclo medio. Es muy buen estudiante, tenaz y trabajador, asegura Pilar Ramallal, educadora y coordinadora de las viviendas.

A Pilar, como a muchos de sus compañeros, le cuesta entender que, tras brindarles protección y formación mientras son menores, llegada la mayoría de edad se les pongan tantas trabas administrativas para seguir desarrollando sus proyectos vitales. La exigencia de un contrato de un año para poder quedarse aboca a muchos de los chicos a la ilegalidad en cuanto expiran sus permisos de residencia y trabajo. Incluso aunque como Ilías estén dispuestos a batirse el cobre para compatibilizar un empleo a tiempo completo con seguir estudiando y formándose, el sueño que lo empujó a dejar su hogar y probar suerte en otro país.

«Vine en busca de una vida mejor, pero a veces parece peor»

«Vine en busca de una vida mejor, pero a veces parece peor», dice con desánimo. De hecho, ha desalentado a su familia de la idea de permitir que su hermano menor siga sus pasos. «¿Para qué va a venir él, si yo tampoco consigo trabajo? Los chicos que vuelven a Marruecos desde aquí pintan todo bonito y fácil, pero no lo es. La gente miente mucho», reflexiona, dejando ver que los menores extranjeros llegan a España con unas expectativas que no siempre se ajustan a la realidad.

Pero Ilias se niega a ir de víctima o dar pena. Hay en él fuerza y orgullo. «Creo en mí mismo, voy a intentarlo, aunque no creo que sea posible», insiste, asegurando con mirada y voz firme que va a dar lo mejor de sí mismo en sus prácticas.

Pilar Ramallal le recuerda que, pese a que la situación actual es especialmente complicada por la pandemia, otros compañeros en su situación sí han conseguido el ansiado contrato que les permite quedarse en Galicia. «Hay empresarios que apuestan por vosotros», le asegura.

No es fácil saber de dónde podrá venir la oportunidad de Ilias, pero lo que tienen claro tanto él como Pilar es que, si llega, luchará con uñas y dientes para cumplir sus sueños de estudiar y, quizás, llegar a la universidad.