Teresa Ribera: «La despoblación es un problema que afecta a la calidad democrática»

Antonio paniagua MADRID / COLPISA

GALICIA

La vicepresidenta del Gobierno Teresa Ribera, en una imagen de julio del año 2020
La vicepresidenta del Gobierno Teresa Ribera, en una imagen de julio del año 2020 Óscar J.Barroso | Europa Press

La vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico reivindica la inversión de 10.000 millones de euros para reforzar la España interior

31 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace justamente dos años que decenas de miles de personas llegadas de zonas rurales se manifestaron en Madrid contra el abandono secular al que estaban siendo sometidas. Su presencia en la capital fue bautizada como «la revuelta de la España vaciada». Hoy uno de los grupos organizadores de la protesta, Teruel Existe, tiene representantes en el Congreso y el Senado. La vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera (Madrid, 51 años), repasa los planes de su departamento para corregir un problema «especialmente dramático» en España.

—A raíz de la pandemia hay personas que han huido de la ciudad al campo. ¿Es algo anecdótico o consistente?

—Hemos de esperar a ver si se consolida esa tendencia. Nuestra expectativa es que arraigue. Vivimos en zonas metropolitanas con aglomeraciones donde mucha gente no puede pagar el alquiler de una casa, tarda hora y media en llegar al lugar de trabajo y soporta una mala calidad del aire. Frente a ese modelo, emerge otro con más espacio para disfrutar y llevar una vida familiar.

—¿Está infravalorado el papel que desempeña el campo?

—En el ámbito rural hay un ciclo de absorción muy importante de CO2. Sin embargo, eso no se refleja en su justa medida en los servicios que pagamos y que están incluidos en el precio de los productos agrícolas. Es mucho más sostenible desde el punto de vista de los ingresos familiares las explotaciones de pequeño tamaño.

—¿Por qué no se recurre a los inmigrantes para repoblar municipios?

—Es algo que ya ocurre, y es un fenómeno interesante porque el asentamiento de familias con niños pequeños ayuda a rejuvenecer una población muy envejecida. Además esas familias ofrecen servicios que habían desaparecido. Tenemos una sociedad que es mucho más abierta, tolerante y amable en la proximidad que otras que están acostumbradas a vidas más recogidas.

—¿Es posible industrializar la España vacía?

—De lo que se trata es de diversificar las actividades e inversiones. Lo deseable es que proliferen iniciativas de tamaño pequeño y mediano. Gracias a soluciones tecnológicas de las que antes carecíamos y a la conectividad por Internet podemos fomentar trabajos creativos y enormemente sofisticados sin que sea necesaria la presencialidad. Muchas de las soluciones energéticas renovables más maduras encuentran su entorno natural en los espacios rurales.

—Los habitantes de zonas despobladas se quejan del cierre de centros de salud y escuelas.

—Es donde tenemos que hacer un gran esfuerzo. Ahora podemos disponer de algunas mejoras de las que antes carecíamos: la telemedicina y la educación conectada, concebidas siempre como elementos complementarios a la presencialidad en la procuración de prestaciones.

—¿Se está trabajando con los bancos para solucionar el problema de la desaparición de sucursales de zonas rurales?

—Entre las alternativas que están más maduras figura la transformación de los juzgados de paz en oficinas judiciales municipales. Las sucursales de Correos pueden prestar determinados servicios bancarios que requieren una atención personalizada. Estamos explorando también la posibilidad de que trabajadores del sector bancario que se han jubilado a edad temprana desempeñen la labor de mentores o facilitadores para el desarrollo de negocios en entornos rurales.

—¿Cómo se emplearán los fondos europeos en lo que atañe al desarrollo rural?

—La despoblación es un problema que afecta a la calidad democrática, la igualdad de oportunidades y la cohesión social y territorial. Se van a movilizar 10.000 millones de euros para reforzar la España interior. Procuraremos que eso no suponga una carga adicional a los ayuntamientos pequeños y con menor capacidad de gestión directa.

—¿Una buena banda ancha sería un imán para que los trabajadores eligieran el campo?

—Hay zonas de cobertura muy elevadas y otras más recónditas, donde sigue habiendo fallos. Hemos de llegar a convenios específicos para cubrir esas zonas de sombra. El Ministerio de Economía y Agenda Digital se marca unos niveles de cobertura para 2025 y 2030 que abarcan a la práctica totalidad de la población.

—Parece que el libro de Sergio del Molino (La España vacía) ha sido un revulsivo para el debate sobre la despoblación, cosa que no ha existido en el ámbito político.

—Sí, ha supuesto un revulsivo. En relativamente poco tiempo el problema y la injusticia que acarrea la despoblación se han hecho visibles y han sido reconocidos por la inmensa mayoría de la sociedad como algo a lo que hay que prestar atención. En España los costes que comporta vivir en el campo son especialmente dramáticos en términos de renta y accesos a servicios.