El alto coste hace inviable reflotar el barco pillado con toneladas de coca que intentó hundir la tripulación frente a A Mariña

La Voz VIGO / LA VOZ

GALICIA

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26 mar 2021 . Actualizado a las 10:33 h.

El buque Nehir sigue panza arriba en el puerto de Gijón a la espera de concretarse su futuro. Durante el abordaje de la nave por parte de los GEO de la Policía Nacional el 22 de febrero, el capitán del buque abrió la caja de Pandora al asegurar que a mayores de los 3.000 kilos de coca decomisados, otros 2.000 permanecían a bordo. Pillados frente a la costa de Lugo, la tripulación hizo todo lo posible para hundir el buque, y el tiempo se agotó para constatar la veracidad de aquella confesión. Lo siguiente, dadas las sospechas, fue remolcar el buque, con bandera de la República de Palau, al puerto de Gijón. Principalmente para garantizar la seguridad marítima frente a la costa de A Mariña, pero también para una primera inspección del casco.

El gran problema fue la inseguridad que implicaba para los buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas, que descartaron cualquier posibilidad de adentrarse ya el 9 de marzo. Desde entonces, se trabaja en la búsqueda de una solución técnica para reflotar este casco de acero de 52 metros de largo. La complejidad de la operativa y la utilización de grúas especiales dispara el gasto. La primer estimación supera los 700.000 euros, una cantidad demasiada elevada. El otro contratiempo tiene relación con el mal estado del buque, bastante deteriorado, lo que a la vez descarta la opción de subastarlo para, con el dinero obtenido, sufragar el gasto de la reflotación.

El nuevo escenario también implica cambio de roles en la gestión del Nehir. El primer condicionante es su fiscalización por parte del Juzgado Central número 1 de la Audiencia Nacional. Hasta su traslado a Asturias, el barco era competencia de la Dirección General de la Marina Mercante. Ahora depende de la Autoridad Portuaria de Gijón, aunque todas las partes implicadas en el caso siguen buscando la solución menos lesiva para el erario. De no reflotarse finalmente, su futuro está claro: se retirará de circulación y será chatarra.

Resulta llamativo, un mes después, el silencio de la empresa armadora del Nehir, que por ahora no se ha posicionado sobre qué hacer con un buque de 52 metros de eslora de su propiedad. Tampoco ha mostrado especial interés por la situación de los nueve tripulantes, de Turquía y Georgia, ingresados en la prisión de A Lama tras declarar telemáticamente ante la Audiencia Nacional. La investigación, bautizada Bocanegra, es compartida entre la Guardia Civil, el Servicio de Vigilancia Aduanera y la Policía Nacional.