La nueva vida del súper de aldea: «Non deixo sós aos confinados por nada»

Gladys Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Tienen más trabajo debido a la pandemia, pero se reivindican como conexión clave para el rural

21 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Equipada con su mascarilla de color azul, mandilón y la lista de la compra, Carmiña se acerca al camión de Becerra. «Dáme as patacas que me trouxeches o outro día e o leite de sempre». La relación sigue: atún, chorizos y gaseosa. José Manuel atiende a su clienta desde la caja del camión que conduce desde hace 44 años. Su vida son las carreteras de Tordoia, Ordes y Oroso. «Isto xa o traballou o meu pai. Eu empecei con 14 anos». Becerra tiene un establecimiento en la parroquia de Gorgullos pero, desde el confinamiento, vive la resurrección del servicio puerta por puerta. «Tiven que dicir non a moitos clientes novos. Agora teríamos traballo para outro camión, pero eu estou saturado. Non podo deixar á xente de toda a vida». El interior del camión de José Manuel es una explosión de color: frutas y verduras, embutidos, vinos o bollería. Becerra lleva incluso mascarillas. «Sentímonos necesarios. Aos que están confinados non os vou deixar sós por nada do mundo. Téñolle levado a compra o domingo pola mañá a moitos clientes. Hai xente que ten moito medo a saír».

Becerra no se refiere solo a los mayores; también a los jóvenes. «Atopei moita xente na ruta contaxiada polo covid. O martes dous clientes, o luns outros dous. Hai quen non ten familiares ou veciños que lles poidan axudar». Su atención es tan personalizada que, si no tiene la mercancía, vuelve con un furgón para servírsela. «Xa non queda quen traballe disto. É moi escravo». Un reparto de seis días a la semana, con precios más altos, pero con un servicio que asegura que compensa. «Moitos levarían sorpresas».

«Atopei moita xente na ruta contaxiada polo covid»

Es algo que también repite Alberto París, otro de los pocos súper que cruzan de un concello a otro cada día. Él comenzó en el 2005, animado por su familia, que tiene una tienda. «Nós somos dous camións. O outro o leva un sobriño. Facemos Mazaricos, Negreira, Santa Comba, Outes e Carnota», explica en una parada de la ruta que sus fieles se saben de memoria. «Non teño que pitar cando chego. A xente xa está agardando. Son os de sempre». Y eso que, en su caso, sí que ha asumido más clientela. «Hai moito medo e claro, decidiron chamarnos. A pandemia está sendo unha tolemia. Pensa que hai xente que non sae da casa desde hai un ano. Pasean só pola súa parroquia. Tivemos sorte de non coller o covid porque tivemos clientes que morreron». Alberto se reconoce enamorado de esta forma de vida y, aunque sabe que el éxito no llega por el mejor motivo, sí defiende que son necesarios en el rural. «A xente colle confianza, coma se foses da casa. Lévaslles a compra dentro. Xa non podes atender á charla porque non fas nada en todo o día», dice riendo.

«Tivemos sorte de non coller o covid porque tivemos clientes que morreron»

Para muchos vecinos, ellos son la única opción. No todos tienen cómo desplazarse. «En los inicios, unas señoras empezaron a decir ‘comprádelle ao noso’. Y O Noso nos quedó. Nos sienten los de casa y así vamos rotulados».

Quien lo explica así es José Álvaro Mosquera, gerente de Villalbesa de Alimentación. Con dos camiones, su área de reparto es su concello. También llevan de todo desde hace dos décadas. Y eso que su empresa tiene más líneas de negocio. «El servicio es serio. Los vehículos son isotermo, están informatizados y las básculas son electrónicas. Pero sí, es lo de toda la vida, el puerta por puerta. Notamos que la gente está muy agradecida. Hace poco me dijo una clienta: ‘Por favor, no dejes de mandar el coche por aquí’. Y es que le ponemos a los vecinos la leche en la alacena o cargamos con los sacos de pienso. Nos aprecian mucho».