José Antonio Rivas: «Mis vacas son como de la familia»

GALICIA

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El mejor productor de leche ecológica de Galicia apuesta por reforzar el rural y por el concepto de vacas felices

05 ene 2021 . Actualizado a las 09:28 h.

No todo el mundo huye del rural. José Antonio Rivas (Friol, 1984), criado en la granja que inició su bisabuelo y que el año que viene cumplirá cien años, se formó, viajó y volvió para darle otro golpe de modernidad a la explotación (Casa Codesal) que el año pasado mereció la medalla de oro de producción láctea en ecológico que otorga la Xunta. Hablamos con el futuro de uno de los emblemas del país.

—¿Cómo se les ocurrió transformarse a una producción ecológica?

—Nuestra granja ya tiene una historia, el año que viene cumpliremos cien años. Siempre fue familiar y con agricultura tradicional. Nunca usamos demasiados químicos y cuando en el 2003 dimos el paso para producir en ecológico, eliminando todos los químicos, lo hicimos con el convencimiento de que era lo que teníamos que hacer para diferenciarnos. No es nada complicado y creemos que en Galicia podría haber muchas más granjas ecológicas.

—Seguro, pero ¿es rentable?

—Sí que lo es. Tiene su dificultad porque las vacas deben estar fuera todo el año y tienes que producir forraje suficiente y usar pocos cereales. El producto es algo más caro, porque lo que nosotros le damos a los animales cuesta el doble que lo tradicional. En una granja convencional una vaca produce el doble que en una ecológica. Pero en nuestra granja las vacas están mucho más relajadas y viven más años, aunque producen menos.

—No sé si me ha convencido.

—Las políticas agrarias y todas las subvencionas que vengan en el futuro van a primar la producción ecológica. Es una inversión hacia el futuro. Si queremos competir en algo tendrá que ser en calidad, no en cantidad. El sabor de nuestra leche desde luego, no tiene nada que ver, pero lo realmente importante de estos productos es lo que no tienen: ni pesticidas, ni químicos.

—¿Sería capaz de distinguir un vaso de leche de sus vacas a la de la explotación de al lado?

—Sí. Sobre todo si lo comparas con el de una granja más industrial.

—Así que una vaca feliz da mejor leche.

—Sin duda. Nuestras vacas viven fuera, solo entran al ordeño.

—Conocí a una bodeguera que ponía música de Mozart en la sala donde fermentaba el vino. Decía que salía mejor.

—Aquí también ponemos música. Pero no solo por las vacas, también por nosotros, para hacernos más ameno el trabajo. Pero cuando les pones música clásica parecen más relajadas.

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—Las vacas siempre me parecieron animales poco empáticos.

—Las vacas tienen sus rutinas y lo que no les gusta es que se las cambies. Nosotros estamos cada día con ellas. Podría decir que mis vacas son como de la familia.

—Les tendrán nombre, claro.

—A todas, sí. Pinta, Flamenca, Gallarda, Chenoa... Tenemos 95 animales, todos con nombre.

—¿Las distingue?

—Sí, las acabas distinguiendo.

—Da la impresión de que cada vez hay menos vacas y menos ganaderos en Galicia.

—Yo creo que no es necesario hacer macrogranjas para vivir de esto. Galicia debería competir con granjas medianas y mucha calidad. Vacas no hay menos, igual hasta hay más. Lo que hay menos son ganaderos. El campo no se va a acabar.

—¿Tiene hijos?

—No.

—El relevo es difícil.

—Ese es un problema que viene de atrás. En nuestro caso no fue así. Pero siempre se tendió a infravalorar el campo y los propios ganaderos incitaban a sus hijos a marcharse. Hay que sentir orgullo y animar a los hijos. Si los tengo, me gustaría que siguieran con la granja. Les estimularía para que estudien lo que quieran, pero si quisieran seguir con esto, les ayudaría a tope.

—Buenos propósitos.

—Nosotros siempre decimos que nuestra historia es la historia de un sueño, el de mi bisabuelo, que era un caseiro que consiguió comprar la propiedad. Mi abuelo fue el hijo que quiso quedarse. Y mi padre, que pudo dedicarse a otra cosa, también se quedó. Como me ha ocurrido a mí. Esto me hace feliz.

—¿Coge vacaciones?

—Pequeñas. Fines de semana, una semana a lo sumo.

—¿Echa de menos algo en Friol?

—No cambiaría por nada el lugar en el que vivo. No echo de menos nada. Siempre hubo una cierta desconexión entre el campo y la ciudad, pero yo creo que eso está cambiando y se nos valora cada vez un poco más.

—¿Celta o Dépor?

—No soy muy futbolero, pero si tengo que escoger un equipo elijo al Friol C.F.

—Defínase en pocas palabras.

—Soy tranquilo, sincero, detallista y un poco tímido.

—Y ahora Galicia.

—Es el lugar más maravilloso del mundo.

—¿Con qué se entretiene cuando no trabaja?

—Me gusta tocar la gaita. Y la zanfona también. Todo lo que tiene que ver con la cultura tradicional me gusta.

—Por cierto, ¿le gusta la leche?

—Aquí tomamos leche todos los días para desayunar y también para cenar. Me gusta mucho.

—Dígame una canción.

—Por las fechas, Nadal de Luíntra de Berrogüetto.

—¿Qué es lo más importante en la vida?

—La familia y los amigos. Con ellos compartes el camino de la vida.