¿Qué puedo hacer y qué no si tengo un hórreo?

GALICIA

Un horreo excelentemente cuidado en A Mariña
Un horreo excelentemente cuidado en A Mariña Carlos F. Coto

La Xunta trabaja en una línea de ayudas para su restauración y conservación

03 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos años, los hórreos se pusieron de moda como elemento ornamental. «Encontrábamos personas que adquirían casas y querían un hórreo para instalarlo en su chalé», explica Benito Iglesias, presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein).

Pero esto pocas veces es posible. Y es que en Galicia los canastros, o al menos parte de ellos, están protegidos. La Lei de Patrimonio Cultural del 2016 los marca como elementos con valor etnográfico «siempre que conserven de forma suficiente su integridad formal y constructiva y los aspectos característicos que determinan su autenticidad». Pero además, si se es propietario de uno construido antes de 1901, se está en posesión de un BIC (Ben de Interese Cultural), la máxima figura de protección. Y esto tiene importantes repercusiones. Por ejemplo, pueden ser vendidos, pero no desmontados y trasladados de su lugar original. Tampoco se pueden montar cierres a partir de sus soportes ni construir nada pegado a ellos que afecte a sus valores culturales. Y generan en torno a ellos una franja de protección de al menos 20 metros. Además, Patrimonio debe ser conocedor de cualquier modificación imporante.

Los hórreos posteriores a 1901 y su entorno también pueden gozar de protección si están catalogados en los planes municipales. Pese a todo esto, Iglesias asegura que «en las últimas décadas se vendieron muchos sin permiso a anticuarios de España y Portugal y se perdió gran cantidad de patrimonio, una desfeita». De hecho, bien sea por desconocimiento de la norma, bien porque no duelan prendas en incumplirla, los portales de Internet siguen llenos de anuncios de venta de cabazos antiguos, algo que Apatrigal califica de auténtico «espolio».

Obligaciones

La especial protección de estos elementos también supone obligaciones para sus dueños, como la de conservarlos en buen estado, y emplear para ello materiales y técnicas tradicionales, salvo permiso expreso de Patrimonio, que debe solicitarse por adelantado. Pero la realidad es que muchos, demasiados, canastros presentan un estado lamentable. «Á xente gústalle ter as cousas bens, pero hai tantos atrancos... Restaurar un cabazo con madeira de castiñeiro é un custe moi alto para un labrego. E hai tantas restricións que a xente colle medo e non lles toca», dice Beatriz de la Torre, autora de la web www.horreosdegalicia.com, que durante veinte años recorrió Galicia documentando estas construcciones por toda la comunidad. Ella anima a cualquier propietario de un cabazo a consultar cuál es el nivel de protección de su construcción y dirigirse a su Concello para saber si puede tener algún tipo de ayuda o apoyo para su conservación.

Carlos Fernández Coto, presidente de Apatrigal (Asociación Para a Defensa do Patrimonio Galego) reconoce que no siempre es fácil, pero apela a un cambio de mentalidad —«A xente ten que ver que os hórreos si serven, porque moitas veces déixanos caer e resulta que ao lado constrúen un galpón», comenta— y también a una mayor colaboración por parte de las administraciones públicas. «Algúns poucos concellos decidiron dar axudas e neses a xente anímase a restaurar», afirma.

Precisamente, la Consellería de Cultura ha confirmado que está trabajando en una nueva línea de ayudas destinadas a particulares para colaborar en la restauración y conservación de los hórreos en cualquier municipio gallego, que se canalizará a través de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural.