El histórico bus Freire entre Lugo y Santiago dice adiós después de 75 años

GALICIA

Colas para acceder a un bus de Freire, ayer en Lugo
Colas para acceder a un bus de Freire, ayer en Lugo ALBERTO LÓPEZ

Una UTE de Monbús y Alsa se queda la gestión de una línea que da servicio a universitarios y concellos de interior. «La gente dice: 'cojo el Freire', no el bus», recuerdan sus conductores

22 dic 2020 . Actualizado a las 21:26 h.

«La Freire», el bus «de toda la vida» entre Lugo y Santiago, hace hoy su último viaje después de 75 años. Ese vehículo gris que llevó a innumerables estudiantes, peregrinos o funcionarios y que comunicaba los pueblos con la capital gallega y con Lugo ha sido sustituido por una UTE conformada por Monbús y Alsa. «El pez grande al final se come al pez pequeño», comentaba ayer la taquillera de Freire en la estación de autobús de Lugo. Su mostrador ya luce una persiana bajada. Un pez pequeño que ha sido el referente por excelencia de la comunicación por las provincias del norte de Galicia.

La empresa lucense Freire, fundada en 1911, comenzó a explotar esta línea en 1945. Se convirtió en el única manera de llegar desde la ciudad de Lugo a Santiago, pero sobre todo en la conexión de los concellos que se encuentran en el camino. La línea histórica pasa por los municipios de Guntín, Palas de Rei, Melide y Arzúa. Fue el transporte para comunicarse entre pueblos y, en especial, con esas dos ciudades. Por ello, las peticiones de más horarios y más paradas fueron una constante en su historia para adaptarse «a las horas de gestiones en Santiago». El trayecto, de unas dos horas por la N-547, tiene casi 60 paradas oficiales, aunque las reales son muchas más. Porque era el autobús de «párame nesa esquina, por favor», como recuerda alguno de los conductores.

Quizá los viajeros más asiduos de esta línea han sido los estudiantes de la USC. El domingo por la tarde, un cargamento de maletas y universitarios abarrotaban la estación de Lugo. Llenaban todos los fines de semana el servicio, lo que obligó a poner autobuses de refuerzo los viernes desde Santiago y los domingos desde Lugo. Estas eran líneas directas, que hacían su trayecto por la autopista, reduciendo la duración del viaje aproximadamente en una hora. Ya en el 1992, La Voz recogía la exigencia de 50 estudiantes vilalbeses pidiendo más horarios y paradas más cercanas al campus norte compostelano. Veinticinco años después, en el 2017, se publicaba la denuncia de una quincena de personas que viajó de pie por falta de plazas. Buena parte de ese éxito estaba en que Renfe nunca ofreció un servicio competitivo a Santiago.

¿Qué queda de Freire?

Aquellos autobuses grises eran además casi el único transporte público que llegaba hasta Lavacolla cuando resultaba complicado hacerlo desde Santiago. Antes de implantar el servicio oficial de la ciudad al aeropuerto en el 2010, tan solo iba un autobús de la misma compañía desde la calle compostelana Doutor Teixeiro, apenas utilizado, y la línea regular desde Lugo.

Los 109 años de antigüedad de Freire no han podido con la UTE de Monbús y Alsa, que poco a poco se fue haciendo con las principales rutas gallegas, compitiendo con Arriva, que tiene más influencia en el norte de la comunidad. La otra empresa con base en Lugo, Monbús, será la que realice a partir de mañana este viaje, aunque todavía no se conocen los horarios. Freire cuenta con 12 trabajadores en Lugo, nueve de ellos conductores de la línea a Santiago. A partir de mañana, estos quedan subrogados a la nueva compañía. A Freire solo le queda ahora el servicio de transporte escolar. El bus gris ya no se verá más por la N-547 ni en la estación de autobuses de su ciudad.

Alberto, conductor de uno de los buses de Freire de Santiago a Lugo
Alberto, conductor de uno de los buses de Freire de Santiago a Lugo ALBERTO LÓPEZ

Desde el volante: «Aquí pasan resacas, surgen amistades o más, son muchas horas juntos»

Alberto lleva seis años cubriendo la línea Lugo-Santiago, poco en comparación con los más antiguos, que llevan más de 20 años. «La gente dice: ‘cojo el Freire', no el bus», bromea. Asume que en los próximos meses recibirá las miradas confusas de la gente al presentarse en la parada con el uniforme y el autocar de Monbús. «Sobre todo la gente mayor de las paradas pequeñas, pensará que no es el bus que le toca». Alberto transporta diariamente a los funcionarios de Lugo hacia Santiago en el servicio de las siete de la mañana, y lleva el autobús abarrotado los fines de semana de estudiantes. «Aquí pasan resacas, surgen amistades o más, son muchas horas juntos», dice. Lleva a los peregrinos que tienen que saltar etapas cuando no pueden más, y a la gente mayor de los pueblos que van a las ciudades.