El desplome de la rentabilidad complica la venta de hoteles en Galicia: «No hay ni un mínimo interés por ellos»

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Familias con pequeñas propiedades y algunas empresas buscan salidas para esos inmuebles ante las incertezas del sector turístico

14 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Cuánto vale un hotel? El dinero que dé. ¿Y cuánto da un hotel a día de hoy en Galicia? Cero, en el mejor de los casos. Hay otras variables, claro, como el valor inmobiliario, el comportamiento anterior a la pandemia o la confianza que un inversor pueda tener en una rápida recuperación. Pero a día de hoy, este es el trazo grueso del drama que viven las empresas del sector turístico y decenas de familias con pequeños negocios que, desde que comenzó la pandemia, se han planteado deshacerse de sus activos para evitar males mayores.

El impacto del covid en los hoteles gallegos es incuestionable, más allá de la lógica caída de la ocupación. Entre febrero y septiembre se ha producido un descenso del 42 %, según las estimaciones de consultoras independientes, porcentaje que se acerca a los cálculos que manejó después del verano Turismo de Galicia. Siendo un duro golpe, la comunidad se comportó algo mejor que otras áreas de España o Europa.

El problema es que la tasa de ocupación sigue siendo el gran referente de las administraciones para tomar el pulso del sector, pero los propios empresarios prefieren guiarse por la rentabilidad por habitación disponible (RevPar), y ahí el golpe es aún más duro, porque el desplome alcanza el 69 %, hasta situarse en una rentabilidad que ronda los 20 euros, de las más bajas de España. 

Desde marzo, en Galicia se han puesto a la venta en portales inmobiliarios no especializados más de una treintena de hoteles en diferentes destinos que van desde los 293.000 euros de una casa rural del interior hasta los 3,7 millones que piden por un hotel en el casco histórico de Santiago. El verbo es atinado, porque una cosa es pedir y otra muy distinta vender. ¿Quién está dispuesto a comprar en estos momentos? «Siento decirlo, pero Galicia no despierta el más mínimo interés por parte de los inversores extranjeros». Lo comenta con pesar Juan Sanchís, consejero de Starsfour, una empresa dedicada a la compraventa que tiene 1.700 hoteles en cartera, unos cuantos en Galicia. Desde hace unos meses está, dice, «desbordado» por las propuestas de grandes compradores y fondos de inversión, que acuden al mercado con agresividad porque saben por las dificultades que está pasando España.

«Quieren hoteles grandes, de más cien habitaciones, y solo les interesan las seis o siete ciudades más pobladas o los que están cerca de aeropuertos internacionales. En Galicia les ofrezco hoteles más pequeños y baratos, pero no los quieren», por lo que cree que cualquier operación se deberá circunscribir al mercado interior. Saben que con el dinero que antes invertían en un establecimiento mediano ahora pueden aspirar a algo más potente y bien ubicado, «por eso no buscan vendedores asfixiados, los quieren casi muertos», dramatiza. 

Reyes Sopkowsky tiene una visión algo más sosegada, pero no tarda en utilizar la palabra «tragedia». IttaGalicia, su agencia en Vilagarcía, lleva quince años especializada en la compra y venta de hoteles. En estos momentos puede ofrecer 54, y algunos le han entrado en los últimos meses, pero no por culpa de la pandemia, al menos directamente. En varios casos son familias que no tienen relevo generacional. La salida más razonable, augura por su experiencia, puede ser despertar el interés de personas vinculadas a Galicia que han hecho dinero en otros países -México o Venezuela, cita-, pero cree que antes de la compra se va a producir un «tira y afloja» que suele traducirse en una bajada sustancial de los precios.

La mayor dificultad que encuentra es transformar un establecimiento pequeño, de gestión familiar, en un negocio interesante para alguien que va a aplicar criterios laborales en clave empresarial. Lo que puede ser rentable para un matrimonio y un hijo, con mucha flexibilidad, puede no serlo para alguien que dependa de contrataciones. «Hay parejas que preguntan por hoteles pequeños para vivir en ellos y sacarles partido», pero los números no siempre encajan.

Otro problema es que las sensaciones de los que están metidos en el lío no son buenas. Exceltur, el organismo de estudio impulsado por las grandes empresas del sector, le ha preguntado a los hoteleros gallegos por sus perspectivas de recuperación, y la mayoría (el 42 %) no ven atisbos de regresar a los niveles del 2019 hasta el segundo semestre del 2022, a pesar del Xacobeo. El nivel de confianza se ha desplomado hasta el -96 %, muy por debajo de la anterior crisis, en el 2012.

«Volverán antes los 5 millones de turistas a Galicia que los 80 que estaban viniendo a España» 

Dentro del drama generalizado también hay reflexiones algo menos cáusticas a tener en cuenta. Jesús Rodríguez Maseda trabaja desde A Coruña para la consultora internacional Horwath y maneja casos y datos para conformar su propio criterio. Reconoce que Galicia no es «objetivo» del mercado global y sospecha que muchos de los anuncios de ventas que están aflorando no son más que «tentativas» para pulsar una posible venta. El supuesto rescate público todavía no han llegado a los bolsillos de los empresarios y puede haber cierta alerta, que se convertirá en desesperación cuando se empiecen a pasar al cobro las mensualidades de los créditos si el turismo no se ha reactivado. «Hay que pensar que el 2021 va a ser una travesía en el desierto, casi sin beneficios, y que el 2022 esto va a repuntar sí o sí, así que hay que planteárselo como un reseteo total del negocio con perspectiva de recoger frutos más adelante», comenta.

En cualquier modelo de negocio, y también en el peculiar mundo hotelero, «todo el mundo piensa que va a vender en un ciclo alto», y no siempre es así, por lo que habrá gente que retire la oferta si la venta no alcanza sus expectativas.

Maseda, a diferencia de los grandes inversores, sí le ve interés a los pequeños hoteles que se venden en Galicia, porque pueden completar la oferta de otros empresarios que tengan negocios en la zona y que quieran aumentar su estructura sin disparar los costes. Y otra opción es el alquiler del negocio, aunque hay cierta resistencia de los propietarios por temor al deterioro de los inmuebles. Sobre el dinamismo del sector, es tajante: «Volverán antes los cinco millones de turistas a Galicia que los 80 a España».