Galicia afronta en el 2021 su última gran cruzada legal contra el feísmo

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El desorden urbanístico del pasado se refleja en algunas zonas de Malpica
El desorden urbanístico del pasado se refleja en algunas zonas de Malpica Ana García

Cualquier intervención exterior deberá adaptarse a las Directrices da Paisaxe

30 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia completará en las últimas semanas del año la ya extensa literatura legal y estética que ha desarrollado en la última década con el objetivo de ordenar el territorio y acabar con el feísmo, o al menos evitar nuevas incorporaciones al sumario de malos ejemplos que padece la comunidad. Las leyes de obligado cumplimiento y los catálogos y guías con recomendaciones y hasta sugerencias de colores en cada elemento se coronarán a mediados de diciembre con la aprobación en el consello da Xunta de las Directrices da Paisaxe, que entrarán en vigor en los primeros meses del 2021. El impacto ciudadano del documento que estos días analiza en última instancia el Consello Asesor da Paisaxe de Galicia no va a ser menor, ya que prácticamente cualquier actuación en el exterior, ya sea de particulares, empresas o concesionarias deberá pasar por el filtro de las directrices, incorporando una memoria a los trámites administrativos sobre la que la Consellería de Medio Ambiente se compromete a informar en menos de tres meses. Con todo, la última herramienta para luchar contra las desfeitas urbanas y rurales no tendrá efectos retroactivos.

estructuras energéticas

Las de mayor impacto. Las estructuras energéticas, y por tanto las empresas que explotan estos recursos, tendrán una vigilancia especial. Como norma, en los nuevos desarrollos urbanísticos los tendidos y redes deberán ser subterráneos para acabar con los postes exteriores. Y en las áreas de especial interés paisajístico (las AEIP, unas 300 identificadas) cualquier proyecto de alta tensión deberá calcular y justificar el campo visual desde todas las alternativas del trazado. Lo más cómodo y económico no será necesariamente lo que obtenga el visto bueno. Las directrices también introducen medidas que se adelantan a la revisión del plan sectorial eólico de Galicia, para promover el menor impacto posible en la ubicación y extensión de los molinos de viento. El plan sectorial de actividades extractivas también tendrá limitaciones, ya que en las AEIP solo se permitirá la apertura de una cantera o mina si está rigurosamente justificado y no tiene impacto. Y las explotaciones ya existentes deberán considerar las recomendaciones que incorpora el texto.

ESPACIOS PROTEGIDOS

Especies invasoras. Las directrices también estarán por encima de las normas de ordenación forestal, que deberán cuidar la eliminación y prevención de la expansión de las especies invasoras, que ya no se podrán utilizar para el cierre de fincas rústicas ni para la restauración de los huecos que dejen las explotaciones mineras extractivas.

ordenación en el campo

Freno al eucalipto. Evitar la regresión de los bosques autóctonos consta como recomendación, pero las áreas especiales deberán establecer limitaciones a las plantaciones de eucalipto. Y allí donde existan se promoverá -tras su aprovechamiento- la sustitución por las especies propias de Galicia. Las siempre complejas y lentas concentraciones parcelarias sumarán un trámite más, ya que deberán incluir un estudio del impacto y de la integración paisajística, con un análisis de los elementos que necesiten protección. Y se establecen una serie de criterios para que las nuevas distribuciones de fincas sean congruentes con el entorno agrario en el que se hallen.

Las propiedades

Parcelas sin muros opacos. Los cierres de propiedades son un clásico de las chapuzas gallegas. Ahora deberán por norma ser consecuentes con el uso de los terrenos y los cierres empleados en cada zona, evitando colores y materiales que distorsionen el paisaje. En parcelas no edificadas se evitarán los muros de fábrica y otras soluciones opacas, con la excepción de las vallas vegetales compuestas por árboles propios del lugar. Los cierres perimetrales de piedra se mantendrán siempre que sea posible.

Las vistas comunes

Atención a los miradores. Los miradores pasan a tener influencia a la hora de limitar las actividades constructivas y los usos agroforestales. Las intervenciones en esos puntos tendrán su propio texto -en redacción- en la Guía de integración paisaxística de miradoiros que elabora la Fundación Juana de Vega.

«Una carretera también puede ser bonita»

Francisco Barea acaba de cumplir dos meses al frente del Instituto de Estudos do Territorio y ya se ha aprendido las Directrices da Paisaxe. Es el primer reto que se ha encontrado encima de la mesa del ente autonómico responsable de velar desde el plano técnico y teórico por la huella del hombre en Galicia. Este ingeniero de caminos que ha desarrollado su vida profesional en el sector privado está convencido de que «una carretera también puede ser bonita» cuando se cuida su acabado, el impacto sobre el terreno y el trazado o se aborda su diseño desde el punto de vista del que ve la infraestructura, y no solo del que la usa. «El paisaje es muy sensible, también socialmente, por eso tenemos que encontrar el equilibrio para respetarlo sin desfavorecer el progreso económico», reflexiona. Barea cree que no hace falta más normativa, sino desarrollar y cumplir la que hay, pero advierte que el recorrido hasta alcanzar los objetivos paisajísticos «es largo», porque las nuevas medidas no tienen carácter retroactivo. Esta circunstancia no impedirá que se pueda actuar en escombreras o solares convertidos en vertederos. A su juicio, existe una gran presión sobre actividades extractivas o de generación de energía, pero advierte que cada plan sectorial y todos los desarrollos urbanísticos deberán asumir e integrar en su nueva redacción las directrices autonómicas. Y también cree que la vigilancia sobre esas infraestructuras de gran impacto tiene que acompañarse con actitudes individuales responsables: «No podemos criticar un parque eólico o una cantera y después cerrar nuestra finca con somieres».

Adiós a los carteles de obras eternos y a las rotondas con vegetación exótica

Las directrices se convertirán también en un referente de consulta para la propia Xunta o los alcaldes, pues deben sentirse aludidos por algunas de las normas que entrarán en vigor. El nuevo texto perseguirá, por ejemplo, el uso indebido de los carteles de obras públicas, que en ocasiones sobreviven con fines propagandísticos. Ahora deberán retirarse cuando finalicen los trabajos, y en el peor de los casos cuando termine la vigencia de los fondos con los que fueron realizadas. Y departamentos autonómicos como Infraestruturas deberán ser los primeros en vigilar que las actuaciones propias o ajenas pasen por la lupa de las nuevas medidas. Así, cualquier puente de más de cincuenta metros requerirá un informe paisajístico, así como cualquier vía de comunicación, en cuya memoria se deberán tener en cuenta las recomendaciones para un tratamiento adecuado de las vistas panorámicas. Los nudos viarios, las medianas o las rotondas que incorporen elementos vegetales deberán incorporar especies autóctonas, lo que evitará las composiciones exóticas.

En los ámbitos urbanos el documento es menos específico y deja la iniciativa a los planes de ordenación local, pero sí se aprovecha para marcar la filosofía con la que se deben desarrollar en adelante los proyectos urbanísticos y de suelo. Así, la Xunta deja por escrito su intención de dar prioridad a la rehabilitación y renovación antes que a la implantación de nuevos espacios urbanizados, poniendo en valor los cascos históricos y elementos singulares con valor patrimonial y arquitectónico.

Por último, hay un apartado específico para la protección del Camino. Cualquier cambio de actividades agroforestales a 500 metros de las distintas rutas que atraviesan Galicia requerirá una justificación y acompañar un análisis de visibilidad.