Los fantasmas del Pazo

GALICIA

PILAR CANICOBA

No sería mala idea rentabilizar la reconquista de Meirás mediante un adecuado merchandising, con camisetas alusivas, gorras, relojes y también trozos de los muros certificados, como se hizo con el de Berlín

14 nov 2020 . Actualizado a las 14:57 h.

El miércoles pasado se hizo inventario de lo que contiene el Pazo. El Pazo con mayúsculas es el de Meirás. Es el Pazo por antonomasia, un recinto que Emilia Pardo Bazán eligió para recogerse de su vida ajetreada y que el franquismo convirtió en un Escorial atlántico desde donde se gobernaba un imperio imaginario lleno de grandezas inverosímiles y miserias cotidianas. A las llamadas Torres de Meirás peregrinaron primero discípulos y adoradores de la gran dama de la novela y más tarde prebostes del régimen, cortesanos veraniegos y notables locales que arrancaban inversiones en una especie de irregular debate presupuestario.

El caso es que los encargados de inventariar entraron allí igual que Carter en el mausoleo de Tutankamon. No comentaron si entre los enseres y libros de doña Emilia —que no sabemos si el dictador leía— encontraron rastro de los espectros de esos dos personajes que habitaron la residencia. Es tentador imaginar a la novelista cordial y al dictador letal convertidos en almas en pena, cruzándose por las escaleras como dos fantasmas de un castillo escocés, seguramente sin dirigirse la palabra dado su pensamiento antagónico. De ser así, de permanecer ambos espectros en el Pazo, allí seguirán aunque el próximo 10 de diciembre el Estado tome posesión en un acto moderno y antiguo al mismo tiempo. No dejará de ser otro de esos desahucios que se llevan a cabo contra los okupas, y además guardará reminiscencias irmandiñas por más que en este caso la toma de la fortaleza sea pacífica. O sea que, de alguna forma, los dos espíritus adquirirán la condición de funcionarios con muchos trienios.

Está bien derribar los ultimos vestigios de la dictadura. Incluso tal vez sería una buena idea rentabilizar la reconquista mediante un adecuado merchandising, con camisetas alusivas, gorras, relojes y también trozos de los muros certificados, como se hizo con el de Berlín. Pero el problema es que la abolición simbólica de lo que queda del franquismo debiera completarse con otra más práctica. Amén de los pantanos, quedan rasgos autoritarios en los tiempos que vivimos como si ese espíritu del autócrata echara una cana al aire de vez en cuando para inspirar, por ejemplo, la recuperación de la censura. Entonces se decía combatir el libertinaje y complots variopintos, mientras que ahora la excusa son las fake news. Distintas coartadas para una fechoría similar.

Quedamos por tanto a la espera del 10 de diciembre, una fecha que formará parte en el futuro de las efemérides gloriosas del país, junto a aquellas que conmemoran victorias sobre los feudales, vikingos, franceses, ingleses o merengues, estas en el fútbol. Será la toma de nuestra Bastilla particular, un Pazo al que ya no protege Santa Rita porque ahora se quita lo que nunca se dió.

¡Bienvenido Mr Pfizer!

«El capitalismo tiene los siglos contados». El jocoso investigador Giorgio Ruffiolo acuñó hace tiempo esta frase que podría haber sido pronunciada tanto por Carlos como por Groucho Marx. Viene a cuento de una empresa capitalista llamada Pfizer a la que dirigimos nuestras rogativas. Su «¡eureka!» nos ayuda a sobrellevar las penurias de la pandemia. Hay vacuna, lo cual quiere decir que el futuro se despeja. La esperanza es lo último que se pierde, pero también se pierde y estábamos a punto de perderla cuando llega la farmacéutica con su hallazgo. Aunque sin duda la compañía ha tenido como incentivo el bienestar del género humano, no hay que olvidar la búsqueda del beneficio inherente al denostado capitalismo. Pfizer también quiere que sus acciones suban y ganar dinero, porque no es una ONG altruista. ¿Hay que echárselo en cara? Sería algo hipócrita. En fin, que no todo es malo en libre mercado. Pfizer aporta al mundo la vacuna tras haber inventado la viagra, dos avances que merecen una próxima canonización. San Pfizer.

Ganarás el cargo con el sudor de tu frente

¿Hay algún precedente de político despedido por absentismo laboral? No se recuerda que esa causa haya sido esgrimida antes de que lo hiciera la alcaldesa de A Coruña. Las razones del despido iban desde la corrupción hasta el transfuguismo, pasando por eufemismos como la «pérdida de confianza» o la necesidad de airear el cargo. La nueva María Pita no recurre a subterfugios y señala la salida a quien considera que no daba golpe. Aunque sea en el ámbito político, estaríamos ante un despido disciplinario que podría ser procedente o no, y que sitúa a la UGT en una compleja tesitura, ya que tanto el patrón (la regidora) como la sancionada son socialistas. Ni Salomón lo tuvo tan complicado.

Repárese además en las consecuencias que tendría aplicar la jurisprudencia a ministros o vicepresidentes cuyo pecado es calcado al de la concejala destituida por ser poco laboriosa y servir a Gonzalo Caballero.

Hay un nuevo mandamiento: ganarás el cargo con el sudor de tu frente.