El ECO de la Guardia Civil desmonta desde Galicia la organización más activa importando cocaína en contenedores a Europa

Javier Romero Doniz
Javier Romero REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Guardia Civil

Dos alijos en el puerto de Marín, a finales del 2019, prendieron una investigación que se cierra con más de 6.000 kilos de cocaína incautados entre España y Holanda, país de origen de los acusados

17 feb 2022 . Actualizado a las 20:55 h.

Primero cayeron 170 kilos. Todos en bolsas negras, al fondo de un contenedor. Dos días después, también en contenedor, 663 kilos más. Esta vez entre plátanos. Era noviembre del 2019, puerto de Marín. El doble trofeo polvoriento —del Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) en Galicia de la Guardia Civil— llegó tras analizar el tráfico de buques. Se buscaba una fisura estable para colar grandes portes de forma regular por Marín, receptor principal de fruta de Sudamérica en el noroeste español. Empezaba entonces la operación Cetil, ya finalizada, once meses después, con más de 6.000 kilos de cocaína retirados de la calle y, sobre todo, dejando fuera de juego a la considera organización con más poder en Europa manejando contenedores preñados de perico. Siempre actuando por puertos y siempre con la complicidad de empresas, estibadores, agentes portuarios u otros profesionales del sector que arrimaban el hombro por la cifra adecuada.

El trabajo de calle evidenció rápidamente quienes estaban detrás. Una organización de origen holandés, afincada en los Países Bajos, que se movía por España en busca de nuevas fisuras en otros puertos. La de Marín se cerró con los 833 kilos confiscados en noviembre y apareció otra en Valencia, suculenta visto lo visto: «Eligieron el recinto portuario de Valencia para introducir grandes remesas de estupefaciente como puerta a Europa, siendo incautados por el ECO Galicia de la Guardia Civil cerca de 3.200 kilos en distintos envíos marítimos realizados entre marzo y junio de 2020».

Formación militar

El núcleo de la organización residía en los Países Bajos, pero sus integrantes se trasladaban y reunían en España para organizar y planificar los distintos envíos desde Sudamérica. Se comprobó también el calado de los objetivos policiales, muchos con una gran variedad de antecedentes por delitos graves como tráfico de armas, extorsiones u homicidio. Se constató igualmente que la organización estaba perfectamente jerarquizada y con distintos roles para cada componente. Incluso contaban en su aparato de logística con personal con entrenamiento militar y experiencia en misiones de guerra, encargados principalmente de hacer contravigilancias en sus reuniones.

Todos con amplios conocimientos en dispositivos de telecomunicaciones, hasta el punto de desarrollar sus propias aplicaciones de mensajería encriptada. Dichas herramientas no solo se utilizaban para comunicarse entre ellos, también con carteles sudamericanos proveedores de la cocaína. Contratiempos para los investigadores, que se vieron ralentizados en su trabajo para esquivar estas barreras encriptadas. Las pesquisas fueron a más y, dado que uno de los investigados principales residía en Holanda, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil estableció una línea de investigación conjunta con sus homólogos holandeses. La coordinación policial la dirigió judicialmente el Juzgado Central de Instrucción número 5 y la Fiscalía Especial Antidroga, ambos de la Audiencia Nacional, a su vez coordinados con las autoridades holandesas.

Colaboración internacional

El trabajo conjunto permitió en poco tiempo identificar a todos los componentes de la organización, así como la intervención de un envío de cocaína en el puerto de la ciudad holandesa de Westland y otro en el de Valencia, con cerca de 500 kilos de estupefacientes. Otra muestra de fuerza, a ojos de ECO Galicia, se evidencia con la actitud de los investigados, que pese a las continuas pérdidas de cocaína sufridas, continuaban gestionando y encargando nuevas partidas en Sudamérica. Establecieron su base de operaciones, para una gestión más directa, entre las provincias de Valencia y Málaga. El continuo cambio de residencia entre ostentosas urbanizaciones de Marbella y Benalmádena, y el uso de lujosas embarcaciones, acreditó el grado delincuencial de los arrestados a la vista de su elevado nivel de vida. Ya a principios de mes, se explotó la investigación con la coordinación de Europol. La Guardia Civil actuó simultáneamente en distintas ciudades de España y Holanda, participando también la Politíe de Países Bajos y agencias americanas como HSI y CBP.

De manera global, la operación se ha saldado con la aprehensión de más de 6.000 kilogramos de cocaína en distintos puertos y, en los nueve registros llevados a cabo, se han intervenido joyas de gran valor, unos 40.000 euros en efectivo, 20 terminales de telefonía encriptados y abundante documentación que vincularía a esta organización con el narcotráfico internacional a gran escala.