Salvamento Marítimo y la Xunta levantan el estado de alerta por el vertido en la ría de Arousa

Jose Manuel Jamardo Castro
j. m. jamardo RIBEIRA /LA VOZ

GALICIA

Adrián González

La mancha de fuel llegó a ser más grande que diez campos de fútbol

16 oct 2020 . Actualizado a las 17:44 h.

Un vuelo de inspección del helicóptero Helimer 211 de Salvamento Marítimo fue decisivo para levantar el estado de alerta que se mantenía en la ría de Arousa tras constatar la ausencia de manchas de fuel. El Ministerio de Transportes y la Consellería do Mar optaron por dar por finalizado el operativo que se puso en marcha el martes después de que una gran mancha de hidrocarburo apareciese entre la isla de Rúa y Santa Uxía. El Intecmar también levantó el cierre cautelar del polígono de bateas Ribeira B, que fuera decretado de forma preventiva.

Por otra parte, destacar que el BNG presentó una pregunta en el pazo de O Hórreo en la que solicita información sobre el vertido producido el día 13 en la ría. Una de las firmantes de la iniciativa, la barbanzana Rosana Pérez, se interesa por cuáles son las hipótesis que maneja la Xunta sobre el origen de la mancha y que actuaciones va a llevar a cabo para evaluar los daños.

Operativo

Un gran buque de color naranja está apostado estos días en la ría de Arousa frente a las costas ribeirenses. Se puede ver desde cualquier orilla de la ría. Es el Don Inda, el barco de Salvamento Marítimo que controla y dirige las actuaciones del operativo que se puso en marcha el martes al detectarse una gran mancha de hidrocarburo.

Poco después de las dos de la tarde, a bordo de una lancha de la cofradía de Ribeira, se arriba a la zona donde se concentran las operaciones de lucha contra la contaminación. Cerca de la nave del Ministerio de Transportes, opera otra de la Xunta, el Irmáns García Nodal, que no quita ojo de la lámina marítima en busca de restos de residuos contaminantes. El mar está tranquilo y el piloto del pósito pone proa hacia los puntos en los que se concentraron las operaciones de limpieza en los últimos días. En cinco minutos, la lancha se sitúa encima de la boca del emisario submarino de Ribeira, por donde, al parecer, salió el vertido, según explicó este jueves la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maica Larriba, que anunció el final del episodio contaminante.

A dos millas de tierra

El emisario, según comenta el vigilante de la cofradía «está a uns 45 metros de profundidade», y a unas dos millas de tierra, en un lugar próximo a O Canal, el más profundo de la ría pues tiene unos sesenta metros. Un par de vueltas alrededor de las embarcaciones de la Xunta de Galicia y del Gobierno central son suficientes para comprobar que el fuel ha desaparecido. En las naves oficiales, sus tripulantes observan con detenimiento el mar en busca de restos, que según Salvamento Marítimo ya no hay, aunque a primera hora de la mañana salió a flote algún líquido.

Un poco más alejado del centro de operaciones, se ve la silueta de dos barcos, uno similar a un bateeiro y otro que se dedica a trabajos marinos. Arrastraban con mucha parsimonia una barrera hinchable anticontaminación hacia la bocana de la ría. Poco a poco y lentamente, su silueta se iba alejando de las inmediaciones de O Canal arrastrando en su interior una presumible mancha de fuel que a unos metros de distancia era imperceptible. Era el único vestigio de que en la zona tuvo lugar un vertido que en su momento las autoridades habían confirmado que era más grande que diez campos de fútbol.

El piloto de la lancha reconocía que por lo menos el tiempo ayudaba a evitar que los residuos penetrasen en la costa: «Menos mal que non hai vento do sur», precisó. Tras dar varias vueltas por la zona, se constata que el mar está como un plato y limpio. No hay rastro de residuos de ningún tipo. Mientras, embarcaciones que regresan de levantar las nasas o los navalleiros que enfilan hacia el muelle ribeirense para descargar sus capturas, esquivan tanto al Don Inda como el Irmáns García Nodal sin inmutarse de su presencia.

Después de media hora y de navegar de un lado a otro, la lancha de la cofradía pone rumbo al lugar de partida. Tras unos minutos de una plácida y movida travesía, el tripulante explica que en los días anteriores «había moito máis movemento de barcos da Xunta e de Salvamento». Eso sí, ellos seguirán ojo avizor.