Gómez-Reino siempre tuvo un plan B por si los resultados electorales no eran buenos, como así fue. A diferencia de otros diputados gallegos en el Congreso, que dejaron su acta nada más convocarse las elecciones —incluso algunos para las fallidas del 5 de abril—, él mantuvo su escaño, si bien en campaña aseguró una y otra vez que lo dejaría y que su futuro estaba en Galicia. No lo hizo, y nada más asumir la derrota, volvió a Madrid, donde Galicia en Común sigue teniendo dos actas: la suya y la de Yolanda Díaz. Desde el 12J presentó 16 preguntas en la Cámara baja; la mayoría, relacionadas con las infraestructuras y los transportes en Galicia. Preside la Comisión de Trabajo y es vicepresidente de la de Asuntos Exteriores y de la delegación española en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.
Sin representación en el Parlamento de Galicia, su formación compite con el BNG en el Congreso. Podemos, a través de la marca Galicia en Común, suma dos diputados frente a uno del Bloque, además de formar parte del Gobierno y de contar con Yolanda Díaz en el Consejo de Ministros. Pero al BNG le favorece su autonomía, lo que le permite sacar adelante iniciativas como la presentada el martes a favor de la intervención de Alcoa, un texto que Néstor Rego pactó con el PSOE y con el PP, sin que Podemos pudiese hacer otra cosa más que apoyarlo.