Transportes avala la política de Renfe de vincular las frecuencias a la demanda

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Protesta con coches en O Barco contra la decisión de cerrar la venta presencial de billetes en varias estaciones
Protesta con coches en O Barco contra la decisión de cerrar la venta presencial de billetes en varias estaciones Santi M. Amil

El ministerio alega que los servicios están incluso por encima de la ocupación

27 mar 2021 . Actualizado a las 19:42 h.

En su reunión del miércoles con parlamentarios del PSOE, el presidente de Renfe, Isaías Táboas, un hombre con una larga trayectoria vinculada al partido y que llegó a ser secretario de Estado de Transportes en el entonces Ministerio de Fomento de Zapatero, les comunicó que algunas de sus reivindicaciones sobre precios y frecuencias dependerían en última instancia del Ministerio de Transportes. Aunque tanto Renfe como el ADIF son empresas públicas con una relevante autonomía en la toma de decisiones, con un cierto margen para que las decisiones técnicas se impongan al punto de vista político, finalmente es el Ministerio de Transportes el que tiene la última palabra. Especialmente la Secretaría General de Transporte, con María José Rallo del Olmo al mando.

Así las cosas, un portavoz oficial del departamento que dirige José Luis Ábalos confirmó que el ministerio está de acuerdo en lo esencial con la política de Renfe de vuelta a la normalidad, que deja en una media de un 50 % en todo el país los servicios fijados en los horarios anteriores a la pandemia. «La reposición de frecuencias depende del aumento de la demanda», aseguró el portavoz, haciendo suya la consigna empresarial que el presidente de Renfe comunicó a su plantilla, a los que incluso advirtió que poner en las vías trenes medio vacíos podría generar más problemas a la empresa que beneficios. Desde Transportes se alega incluso que los servicios «están yendo por encima de la ocupación de los trenes», pues recuerda que en algunos casos apenas se cubre un tercio de las plazas. Es decir, existe el convencimiento en el ministerio de que la oferta ya está por encima de la demanda real en tiempos de pandemia. Ampliarla de forma general, pese a las exigencias concretas en distintas líneas, no está por tanto en la hoja de ruta. Esta premisa quedó en evidencia en la reunión de los parlamentarios ourensanos con la cúpula de Renfe. Solo consiguieron arrancar una frecuencia con Madrid que ya estaba en los planes de la empresa, consistente en el tren madrugador que antes partía desde Santiago y ahora lo hará desde Pontevedra aprovechando los 50 minutos de ahorro de tiempo que se producirá cuando se abra el tramo de alta velocidad entre Zamora y Pedralba.

Sin embargo, en este contexto difícil para las empresas del transporte -también la demanda media en los autobuses competencia de la Xunta se sitúa en torno al 50 %-, donde el servicio público debería ser una de las variables más relevantes, Renfe fue autorizada por el Gobierno a endeudarse por encima de los límites establecidos. Así, un real decreto de medidas urgentes en materia de transporte aprobado en julio permite a la operadora endeudarse hasta los 1.000 millones de euros durante este año con el fin de compensar la caída de demanda e impulsar la recuperación de servicios. En este real decreto no hay referencia alguna a que las frecuencias se repondrán en función de la demanda.

Margen de maniobra

En cualquier caso, el ministerio tendría capacidad para hacer variar la oferta de la compañía ferroviaria pública -que hasta diciembre aún operará en régimen de monopolio-, a través especialmente de las denominadas obligaciones de servicio público. «Si una empresa ferroviaria dejara de prestar servicios de transporte de viajeros sujetos a obligaciones de servicio público (...), el Ministerio de Fomento [ahora el de Transportes] adoptará todas las medidas necesarias para garantizar su correcta prestación», prescribe la Ley del Sector Ferroviario.