Cástor Gago: «Dedico las tardes a la sachoterapia»

Domingos Sampedro
domingos sampedro REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Cástor Gago, ayer, en su viñedo, donde disfruta de una de sus pasiones, la agricultura
Cástor Gago, ayer, en su viñedo, donde disfruta de una de sus pasiones, la agricultura Santi M. Amil

Fue un conselleiro de Agricultura que sabía bien cómo podar una cepa y siempre se vio más como técnico que como político. Y eso se paga. Él lo pagó con su dimisión en la crisis de las vacas locas

01 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Sorprendemos a Cástor Gago en su huerta en Verín, metido en faena. Se le escucha resollar, respirando entrecortado mientras explica que recogió berenjenas y pimientos. Que aún ha de regar la lechuga y darle la vuelta a las cebollas para que sequen del otro lado, y que, si acaso, la labor de la viña y los frutales quedará para otro día. El que fuera conselleiro de Agricultura en el penúltimo Gobierno de Fraga es un agricultor autorizado. «Dedico las tardes a la sachoterapia», relata, y no le duelen prendas en reconocer que el contacto con la tierra le dio siempre mucha más satisfacción que la política. «En la viña —aclara—, cuando podas bien, vegeta bien, y en la política nunca se sabe».

Tiene su explicación. A Cástor Gago le tocó manejar la crisis de las vacas locas entre el año 2000 y el 2001. La tensión acumulada en aquellos días lo derivó al hospital con hemorragia interna, y poco después dimitió al saberse que las reses sacrificadas se enterraban en una cantera en Mesía (A Coruña).

«Lo de las vacas locas marcó mucho mi vida, pero hay otras cosas que me llenan de satisfacción». ¿Cuáles? Pues Gago rememora que, hace 20 años, Galicia era un coladero de genética vacuna de Holanda o Francia. «Impulsamos Xenética Fontao, se trabajó bien, y ahora exportamos semen gallego a media Europa, a Canadá o Brasil».

PRADERO

Salta del vacuno a los viñedos y el exconselleiro, que en su faceta de ingeniero agrónomo y responsable de la oficina de Extensión Agraria en Verín fue uno de los principales promotores de la D.O. Monterrei, cuenta cómo se arrancaron miles de hectáreas de uva jerez o palomino, de alicante o de grao negro para apostar por las variedades autóctonas y la calidad.

«La de los vinos de Monterrei es una historia de éxito, y tiene un futuro prometedor por delante», señala Cástor Gago, que también trabaja un pequeño viñedo, de apenas 1.500 metros cuadrados, para disfrutar el resultado con los amigos. «Es que vienen mucho a dar parola, y alguna que otra vez también ayudan en la vendimia y la poda».

A sus 67 años, y ya jubilado, Gago presume de llevar una vida sencilla, con su gente de siempre, con la compañía ocasional de sus dos hijas y una nieta de dos años y medio, que es su auténtica pasión. Le fabricó un bolsito artesanal, porque con el trabajo en cuero y el bricolaje se entretiene por las mañanas.

De la política actual no le gusta casi nada: «El enfrentamiento constante me irrita mucho; deberían trabajar más en los objetivos comunes», valora, sin aludir a ninguna sigla en concreto. Es evidente que la política fue el desamor de Gago, que también dimitió como concejal de Verín en el 2016. Halló sustitutivo en la lectura. Acaba de leerse En brazos de la mujer madura, de Vizinczey, y le ha encantado.

Fui

Conselleiro de Agricultura durante 3 años y diputado autonómico durante 8.

Soy

Funcionario del cuerpo superior de la Xunta jubilado.