Desocupan dos pisos en Lugo tras 40 horas de tensión

La Voz LUGO

GALICIA

Uno de los okupas asegura que se llegó a un trato entre ellos y los propietarios para abandonar el inmueble

22 sep 2020 . Actualizado a las 10:14 h.

Dos viviendas de un edificio de la calle Yáñez Rebolo de Lugo fueron desocupadas entre el viernes y este sábado en medio de un clima de gran tensión. El viernes, a primera hora de la mañana, una empresa especializada en desalojos se presentó en el inmueble a instancias del propietario y convenció a los ocupantes de la buhardilla para que recogiesen sus cosas y se marchasen. En el segundo, donde vivían dos matrimonios, solo uno abandonó el lugar. La empresa montó entonces un control de acceso con un guardia jurado que impedía que nadie entrase al inmueble, y la tensión fue en aumento. 

Los familiares de los okupas que permanecían en la vivienda aseguraban que necesitaban medicinas y en un momento dado situaron una furgoneta delante del piso e intentaron pasarles bolsas lanzándolas a las ventanas. 

Un grupo que apoyaba a los okupas se presentó también en el lugar para protestar contra los desalojos, y el ambiente fue enrareciéndose más. Tanto, que la Policía Nacional tuvo que enviar varias patrullas al lugar después de que se montase una tangana. Unos y otros hablaban de agresiones y denuncias cruzadas.

El sábado por la mañana, tras una noche en la que varios de los desalojados durmieron al raso y en un coche frente a la vivienda, dos educadoras sociales intentaron que les franqueasen el paso para darle medicación a los dos okupas, pero sin éxito. El desenlace parecía lejano, pero a primera hora de la tarde, el patriarca —los okupas eran de etnia gitana— se presentó en el lugar y recomendó al matrimonio que permanecía en el piso que se marchase. Explicó que les había instado a dejar la vivienda para evitar que la situación desembocase en un altercado más grave.

Poco antes de las cinco de la tarde bajaron las pertenencias y abandonaron el lugar, explicando que ninguna de las dos familias tenía sitio en el que quedarse y asegurando que cada vez que intentaban alquilar una vivienda, se la negaban por ser gitanos.

Las aristas de lo vivido en Yáñez Rebolo son muchas. Por una parte, la plataforma antidesahucios aseguraba que la desocupación se había ejecutado sin que existiese denuncia previa en los juzgados y deslizaba que en un momento dado la empresa había llegado a ofrecer dinero a los okupas para que se marchasen. Por otra, la empresa apuntaba que cumplía con la legalidad y que sus hombres habían sido atacados con bastones y palos. Y en medio, los vecinos, hartos de vivir en un entorno inseguro.