Ocho de cada diez avisos por nidos de velutina llegan de A Coruña y Pontevedra

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

La Xunta retiró más de once mil en el marco del plan contra esta avispa

13 sep 2020 . Actualizado a las 10:27 h.

Aunque la lucha contra la invasión de la velutina se remonta al año 2014, a comienzos de año Xunta y Fegamp decidieron dar un paso más en la coordinación. Así surgió el nuevo plan de lucha contra esta especie, que comenzó a funcionar en el mes de enero. Desde entonces, Seaga, empresa a la que se encomendó la retirada o neutralización de nidos, desactivó ya más de once mil en toda Galicia. Por provincias, en A Coruña se retiraron alrededor de 5.500 nidos; en Pontevedra, 3.400; en Lugo, más de 1.200; y en Ourense, sobre 800.

Esa diferencia por provincias se refleja también en el número de avisos recibidos desde el inicio del plan a través del número 012. Ocho de cada diez comunicaciones se realizaron desde las provincias de A Coruña y Pontevedra, con 9.168 y 6.626 avisos respectivamente, a los que se sumaron casi 2.300 desde Lugo y los más de 1.600 que se atendieron en la provincia de Ourense. En total, 19.735 en toda Galicia.

Cuando estos avisos son urgentes o tienen un riesgo especial porque los nidos están en lugares muy concurridos o situados en fachadas de viviendas o edificios, se derivan a los servicios de emergencias correspondientes para que los atiendan de forma inmediata. Hasta esta semana, la Xunta atendió más de 400 avisos de este tipo, que por sus circunstancias se correspondían con emergencias. En los demás casos, Seaga se encarga de la neutralización. En la mayoría de las ocasiones, los trabajos se llevan a cabo en menos de cinco días hábiles, el objetivo que el plan se había marcado inicialmente. Cuando los nidos se encuentran a más de veinticinco metros de altura o en lugares de difícil acceso, ese plazo puede ser más amplio, pero en todo caso se trata de proceder con la mayor rapidez posible.

Desde febrero se informa por SMS del estado de los avisos a las personas que comunicaron la presencia de un nido, tanto para planificar la visita como para informar del estado de la actuación. Además, los equipos también señalizan los nidos inactivos con una pegatina en la que se indica la fecha de la visita con el fin de evitar así alertas innecesarias.

De momento se adhirieron al plan de lucha contra la velutina, dotado con 2,3 millones de euros, 285 de los 313 concellos gallegos. En todas las provincias se alcanza la proporción de nueve de cada diez ayuntamientos incorporados al programa. En A Coruña son 85, 62 en Lugo, 83 en Ourense y 55 en Pontevedra.

El operativo de la empresa pública Seaga para la retirada de nidos de velutina cuenta con alrededor de ochenta trabajadores, de los que la mayor parte integran el equipo de intervención. Este se distribuye en los cinco centros establecidos en Santiago, A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra. A él se suma un equipo de coordinación formado por seis personas.

Para prestar este servicio, que se mantuvo operativo incluso durante el estado de alarma, el equipo de intervención dispone de los medios materiales necesarios para realizar el trabajo con seguridad. Además, la Xunta ha reforzado el equipamiento con marcadoras de aire comprimido de gran alcance, pértigas de fibra de carbono, más flexibles, y bombas de batería para impulsar el biocida destinado a eliminar la colonia de insectos.

«Chamamos e dun día para outro viñeron»

Acababa de decretarse el fin de confinamiento cuando la familia de Cristina García descubrió, mientras paseaba, un nido de velutina en las inmediaciones de su casa de Bamiro (Vimianzo). «Estaba nunha ameixeira, non estaba moi alto. Era do tamaño dun balón coma cos que xogan os rapaces». Llamaron para solicitar su retirada y «dun día para outro viñeron». En su caso, el equipo optó por atacar el nido con una escopeta: «Inxectáronlle un insecticida que vén conxelado». Les dijeron que en 48 horas no quedaría ninguna avispa en el nido, «e así foi», dice. Hoy, los restos del nido siguen en el árbol, pero cada vez más deshechos. Y sin velutinas.

No fue tan fácil para Asunción Vidal librarse de las avispas en Monforte. Los enjambres fueron persistentes y regresaban una y otra vez, de manera que los operarios «vinieron como cuatro veces». Las tres primeras, las velutinas se asentaron en nogales, como a quince metros del suelo. La cuarta, «en una tapia». Asunción dice que estas avispas son «menos belicosas que las nuestras», y explica que tenían un nido a un metro de donde se encontraban retirando un tronco y no fueron atacados. Aún así, si una colonia se siente amenazada sí puede atacar, de modo que en cada ocasión llamó al 012 para que fueran a retirar los nidos.

«No tengo ninguna queja, vinieron enseguida. Cuatro veces en nada de tiempo». La última vez fue en junio. Los primeros los retiraron con pértiga, otro con una escopeta. Desde entonces, «aquí ya nada, ves pasar alguna, van y vuelven, pero nada».

Fue un operario que estaba desbrozando con su tractor quien descubrió el nido en una finca de la familia de Noemí Pereira en Camiño do Val (Ourense). «Ya no metió el tractor», explica ella. Hasta entonces, «por la casa, que queda más o menos cerca de la finca, se acercaban muchas avispas grandes, pero no sabíamos que hubiese un nido». Tras la llamada al servicio de retirada, el nido fue neutralizado. «Tardarían dos días como mucho. Fueron, vaciaron unos botes de insecticida, y ya», dice.

«Nos dijeron que durante un tiempo seguiríamos viendo». Y así fue. De hecho, «puse trampas y siguen cayendo». Cree que tiene que haber más nidos, pero es una zona donde hay muchos árboles y fincas sin desbrozar, así que no sabe dónde se encuentran. Espera que ahora en otoño la caída de las hojas permita localizarlos y retirarlos.

Carlos Chaves trabaja para una empresa de jardinería. «Durante el confinamiento, un señor que vive fuera nos dijo si podíamos encargarnos de llamar para que retirasen un nido que tenía en su finca» en Sanxenxo. Él fue el encargado de hacerlo. «En la misma semana ya vinieron. Le dispararon para inyectarle un producto porque el nido estaba muy alto. Son unas bolitas blancas», explica.

Tanto Cristina como Asunción, Noemí y Carlos destacan la rapidez con la que el servicio de retirada de nidos respondió a su llamada. En algunos casos, su actuación ha servido para erradicar el problema; en otros, la presencia de más colonias los obliga a seguir conviviendo, de momento, con la velutina.