El curso escolar arranca con 2.500 alumnos menos en Galicia y más incertezas que nunca

Manuel Varela Fariña
m.varela REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

ANGEL MANSO

El Gobierno sigue sin planes de conciliación para padres con hijos en cuarentena y PCR negativa

09 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Más de 193.000 estudiantes de infantil y primaria vuelven a partir del miércoles al colegio en Galicia, unos 2.560 menos que el curso anterior. Los colegios públicos pierden un 1,5 % de alumnos, un porcentaje similar al de centros privados y concertados. Hace ya siete cursos que el total de gallegos matriculados baja de los 200.000. Los 134.093 alumnos de primaria y los 58.997 inscritos en infantil regresarán mañana a las aulas —los de cuarto, quinto y sexto lo harán el viernes— entre la mayor incertidumbre, en un inicio de curso condicionado por la pandemia e inaugurado con huelga en la educación.

La Xunta cambió hace una semana su protocolo de retorno a las clases con la exclusión de la orden que obligaba a cerrar el aula al 100 % durante un mes en caso de brote de covid. Mandar a los niños a casa, por ser positivo o por estar cerca de uno, es una de las mayores inquietudes, por el impacto que tendrán esos casos a nivel sanitario, por cómo seguirán esos niños las clases a distancia, y por cómo se podrá conciliar. Porque en el arranque del curso, el Gobierno mantiene aún la incógnita sobre si habrá alguna compensación para los padres cuyos hijos deban guardar cuarentena por estar en contacto con compañeros contagiados, pero que diesen negativo en la prueba PCR (los que dan positivo se pueden acoger a una baja).

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, enfrió el lunes la posibilidad de que estos progenitores en concreto puedan acogerse a una baja laboral, y recordó la cobertura del plan Me Cuida, una herramienta que permite flexibilizar los horarios de trabajo a los empleados con familiares que tengan coronavirus, sin contraprestación económica durante ese permiso. El mecanismo tiene vigencia hasta el martes 22 y, a pesar de que el Ejecutivo se plantea ampliar su duración, aún no se ha anunciado hasta cuándo será la nueva prórroga.

La ausencia de medidas que amparen a los padres en esta situación ha abierto otra brecha en el gobierno bipartito. El Ministerio de Trabajo, encabezado por la diputada gallega de Unidas Podemos, Yolanda Díaz, señala al de Inclusión y Seguridad Social, del socialista José Luis Escrivá, como responsable de aprobar el nuevo plan. Sánchez afirmó el lunes que el Gobierno «está siempre abierto» al diálogo con agentes sociales, punto que repitió este martes el Ministerio de Inclusión, rebajando el objetivo de presentar un documento en las próximas fechas, como había avanzado hace una semana. El vicepresidente Pablo Iglesias ahondó en esa tesis: «Lo he hablado con la ministra de Trabajo y hay que entender que puede haber dificultades técnicas, pero cuando hay situaciones urgentes, el sentido común tiene que estar por delante».

Santi M. Amil

Directivos de colegios censuran que la formación sobre el covid les llegue tarde «e sexa pouca»

Denuncian que no logran contactar con los sanitarios de referencia de los centros

maría hermida / PABLO GÓMEZ CUNDÍNS

La revolución habita estos días en los colegios gallegos. Al típico zafarrancho del inicio del curso se suma este año la preocupación por el covid. Cada centro tiene un equipo de responsables del coronavirus, formado casi siempre por el director y dos personas más. Aunque se insta por pasiva y activa a los padres para que no envíen a los niños si manifiestan cualquier síntoma compatible con el virus, los citados docentes tendrán que vigilar que esto se cumpla y, ante la mínima duda, aislar al rapaz que presente síntomas, avisar a los padres y dar cuenta a las autoridades pertinentes. ¿Están preparados? Consultando a unos veinte centros esparcidos por Galicia, existen opiniones para todos los gustos. Pero hay quejas comunes.

Los directores censuran que la formación que les dieron les llegase en pleno septiembre —el viernes 4, concretamente— y que se limitase al visionado de unos vídeos y a la existencia de un foro virtual en el que les responderán a dudas que tengan. También critican que no les cojan el teléfono en los centros de salud, a los que llaman para tratar de contactar con los sanitarios asignados a cada colegio.

«Estamos un pouco desbordados, a formación acaba de chegar cando nós levamos traballando desde o curso pasado e limítase a uns vídeos nos que falan varios sanitarios. A nós iso non nos parece formación, iso é moi pouca cousa», indican desde el colegio Seis do Nadal de Vigo, y esta opinión la comparten en un buen número de centros más. «Ya no se trata de que la formación sea suficiente o no, es que llegó hace solo unos días, cuando ya tenemos toda nuestra planificación hecha. No nos pueden dar esto a posteriori. Estamos trabajando 18 horas al día con todo en contra, con continuas incongruencias y cambios de medidas», añaden desde CEIP Anxo da Garda de A Coruña.

Algunos tratan de buscarle el lado positivo a esta formación por la vía rápida. Y ponen su esperanza en ese foro virtual en el que esperan encontrar respuestas: «Supoño que aí nos irán contestando, porque vai haber moitas dúbidas. No noso colexio todo o mundo se coñece, é pequeno, e os nenos búscanse uns a outros. Todo nos parece complicado», indica Víctor Varela, director de un centro educativo en Ferrol. Desde Pontevedra, Aurora Cañizares, que dirige el CEIP Álvarez Limeses, señala que lo peor es tratar de contactar con el centro de salud: «De momento, no lo conseguimos», sentencia.

«¿Qué hago con mis hijos mientras estoy aislada siendo negativo?»

Una familia gallega relata el callejón sin salida en el que se encuentra a unas horas del comienzo de las clases

El viernes 28 de agosto, Sandra Fuentes, junto a su marido Manuel, su hija de 12 años y su hijo de 4, se vio abocada a un callejón sin salida, pero nadie en la familia podría ni adivinarlo. Incluso hoy, confinados en su domicilio sin haber dado positivo por coronavirus, son incapaces de adivinar cómo será su vida en los próximos días.

Sandra Fuentes regenta en A Coruña un establecimiento de restauración con varios empleados. Aquel viernes, el positivo por coronavirus de un cocinero al regreso de vacaciones desató una sucesión de acontecimientos en cadena. El primero de ellos, el aislamiento de otra cocinera, cuya PCR fue negativa. Sanidade realizó un cribado de todos los trabajadores, con el resultado de otro positivo en cocina.

La autoridad sanitaria obliga a Sandra y a su familia a guardar cuarentena hasta el día 18 de septiembre, a pesar de que sus PCR fueron negativas. «Y eso que al principio nos remitieron al médico de familia, hasta que les dijimos que teníamos hijos y que empezarían el colegio esta semana», apunta. Su negocio permanece cerrado ante la inviabilidad de contratar una plantilla nueva para dos semanas, Y desconocen si habrá más PCR.

«Bajo nuestra responsabilidad»

«Respecto a los niños, Sanidade nos dijo que podían hacer vida normal, pero que en casa estuviésemos separados y con mascarilla. Que si teníamos quién los llevase al colegio, sería bajo nuestra responsabilidad. Pero si estamos aislados para evitar contagios a terceros, ¿cómo voy a enviarlos a clase? ¿Qué hago con mis hijos mientras estoy aislada siendo negativo», reflexiona Sandra, que también espera una respuesta del centro escolar. «Parece que ningún responsable ni autoridad sabe realmente cómo actuar», concluye.

ANGEL MANSO

Jesuitas, en A Coruña, crea un comedor en el salón de actos

El centro Agra do Orzán tendrá 5 aulas en el Ágora, y el Eusebio da Guarda, su recreo en la plaza de Pontevedra. Directivos de colegios censuran que la formación sobre el covid les llegue tarde «e sexa pouca»

alberto mahía

Educación y Sanidade quieren abrir los colegios para no cerrarlos después y marcaron las pautas sobre cómo hacerlo. En ninguno fue fácil y en algunos resulta imposible sin la ayuda de otras Administraciones. Es el caso, por ejemplo, del Eusebio da Guarda. El Ayuntamiento habilitará un espacio cerrado en la plaza de Pontevedra para que los alumnos puedan disfrutar de recreo sin mojarse, pues el patio del centro es descubierto. Además, se vallará parte del paseo marítimo para facilitar la entrada y salida de los estudiantes.

La concejalía de Educación también pondrá a disposición del IES Agra do Orzán cinco aulas en el Ágora porque el colegio tiene el espacio que tiene.

Cada centro es un mundo y cada uno tiene sus peculiaridades. El Fernando Wirtz no puede abrir sus ventanas para que haya ventilación porque el tráfico de Alfonso Molina no dejaría escuchar al profesor. Su director solicitó que se limite la velocidad en ese tramo y el Ayuntamiento lo estudia. Son situaciones que el gobierno local intenta aliviar poniendo los centros cívicos de la ciudad a disposición de las escuelas o institutos que tengan algún problema, ya sea de espacio como de contaminación acústica.

Así que cuando los alumnos regresen a las aulas se van a encontrar con un colegio o instituto muy distinto al que dejaron en marzo. Salones de actos convertidos en comedores o aulas, distintas puertas de acceso, horarios de entrada escalonados según la edad, aulas que antes eran pequeñas ahora son grandes o incluso, en algunos casos, un espacio anticovid con un equipo sanitario y aislado.

Dificultades

Además, algunos colegios ya no solo se han tenido que amoldar a las normas impuestas por Educación, sino que han ido a más. El Santa María del Mar, por ejemplo, ha contratado para este curso una segunda enfermera. Otros, en cambio, se encuentran con la imposibilidad de acomodar el centro por sus características arquitectónicas y estudian pasar el bachillerato a las horas de la tarde.

Óscar Mourenza, director del CEIP María Barbeito, contaba ayer que sus 640 alumnos dispondrán este curso de cuatro zonas de entrada diferenciadas por edades. Y que además, habrá distintos horarios según el curso. «Somos un centro muy adaptativo y trabajamos jornadas maratonianas para tenerlo todo muy bien preparado».

Alfonso Trillo, director del Santa María del Mar, declaró ayer a los micrófonos de Radio Voz que su problema no es el espacio; si bien han tenido que hacer algunas obras y cambios. Si antes infantil disponía de un único edificio, este curso se sumará a ese habitáculo alguno de primaria «sin que exista problema alguno de distancia».

Con una población escolar que supera los 1.600 estudiantes, el centro de los jesuitas habilitará su salón de actos como comedor, por lo que serán tres los espacios para este fin. Lo que no resulta fácil es la entrada y salida de los escolares. Para ello, se hará de forma escalonada dependiendo las edades.

MARTINA MISER

El positivo de un docente envuelve en dudas el inicio del curso en un colegio de Meis

Educación no aclara si las clases podrán arrancar o no

rosa estévez

Los padres de alumnos del colegio de O Mosteiro (Meis) viven pendientes de la página web del centro. Allí apareció, el lunes a última hora, una noticia que no presagiaba nada bueno: «Por mor dun caso positivo en covid-19, a actividade do colexio de Mosteiro-Meis reducirase aos servizos mínimos nos próximos días, mentres se realizan as probas necesarias para garantir que o edificio sexa un lugar seguro». La persona que ha dado positivo es el director del centro, según él mismo confirmó. El domingo por la tarde se encontró muy mal: se había contagiado de covid-19. La rastreadora del Sergas le ha preguntado por sus contactos estrechos, aquellos con los que ha podido pasar más de quince minutos y a una distancia de menos de dos metros. «No todos los profesores del colegio están en ese caso, pero algunos sí», explicaba el docente, visiblemente preocupado por la situación que se ha generado. Y es que, a última hora de la mañana, «seguimos sin una comunicación oficial sobre qué va a pasar, si va a empezar el curso igual o no. Ya estaba siendo todo bastante complicado este año, y ahora esto...».

Por la tarde, las dudas parecían seguir en el aire: la Consellería de Educación no tenía aún ninguna comunicación que realizar al respecto del caso de Mosteiro-Meis. Así que, a un día del inicio oficial de las clases, parece no estar muy claro si estas arrancarán o no. La alcaldesa de Meis, la socialista Marta Giráldez, lo tiene claro: «Nós entendemos que non pode comezar o colexio ata que non esteamos seguros de que o centro é seguro».

¿Y las pruebas?

Según los datos que maneja la regidora, por la tarde las autoridades sanitarias aún no se habían puesto en contacto con los profesores que trabajaron más estrechamente con el docente afectado por el covid-19 para realizarles las pruebas correspondientes. El Concello, por su parte, ha tomado medidas con varios operarios municipales que a finales de la pasada semana estuvieron realizando diversas tareas en el colegio. «De entrada mandámolos para casa e, como o Sergas pasa de nós, xestionamos a través da mutua para que lle fagan as probas canto antes».

La alcaldesa socialista no oculta su indignación por la falta de información oficial sobre lo que ocurre en el colegio, tanto por parte de Educación como por parte de Sanidade. «As familias do noso concello están moi preocupadas con todo o que está a acontecer, e esta falta de transparencia non fai máis que incrementar a preocupación», señala la alcaldesa.

Explica la regidora que «os nenos que estudan nese centro teñen irmáns que van a outras escolas. Pódese xerar un problema enorme. Nestes momentos, o que hai é unha preocupación tremenda en toda a localidade», argumenta Giráldez.

La Xunta retrasa hasta el lunes el inicio del curso en Palmeira

AMPA y dirección del centro solicitaron la demora debido a las obras que se están ejecutando

M. X. Blanco

El inicio del curso se retrasará hasta el lunes en el colegio de Palmeira, una demora que había sido solicitada a la Xunta por la AMPA y la dirección del centro debido a las obras que se están ejecutando. Ahora confían en que ese margen sea suficiente para poner a punto las aulas. 

Las paredes exteriores están repletas de andamios, las ventanas a medio colocar y los pasillos invadidos por cubos, rodillos y pintores. El centro está afectado por unas obras de eficiencia energética valoradas en casi 600.000 euros que debería estar finalizadas a estas alturas, pero cuya ejecución sufrió un retraso. La situación es tal que lo profesores ni siquiera han tenido tiempo de montar el mobiliario de las aulas, por lo que sillas y mesas permanecen arrinconadas. 

La AMPA incluso había amenazado con animar a las familias a no enviar a sus hijos al colegio si la fecha de inicio se mantenía para mañana, al considerar que el edificio no es seguro y tampoco reúne las condiciones mínimas para impartir las clases.

Ana Garcia

La falta de espacio en los colegios de la Costa da Morte dispara la demanda de mamparas

Los fabricantes e instaladores están agobiados por los encargos de última hora

cristina viu

Desde hace ya semanas las empresas que fabrican e instalan pantallas de metacrilato en la zona no han parado de hacer presupuestos para centros escolares. Ahora es cuando se están materializando los encargos y tanto para los colegios como para las imprentas el inicio del curso está siendo especialmente estresante por la necesidad de llegar a tiempo para cumplir con el protocolo a causa del covid 19.

Oscar Lema, de San Cristóbal, señaló que entre sus futuros clientes está, por ejemplo el instituto de Baio, que necesita las protecciones para el aula de informática. Otros las precisan para el comedor, para evitar tener que guardar distancias que en ocasiones no son posibles. La cuestión es que la falta de espacio es la principal razón de una demanda que mantiene a las empresas del sector al borde del colapso.

«Estamos a tope de chollo», decía el lunes César García de Seárez, de Creativa Digital. En marzo encargó metacrilato y desde mediados de julio atiende pedidos que se han multiplicado para la vuelta al cole, pero no solo para centros sino también para comercios. José Manuel Naya, de Todo Lar, hizo un nuevo pedido para los mostradores que tendrá que habilitar para atender a los padres en busca de material escolar.

Para los centros la adquisición de mamparas es un desembolso importante al que hay que sumar la señalización.

Quejas paternas por la exigencia de mascarilla para niños de 3 años

En los últimos días se están celebrando en los centros reuniones con los padres de los alumnos, sobre todo con los que se incorporan por primera vez, para informar sobre la organización de las clases y las nuevas normas derivadas de la pandemia. En el Fogar de Carballo, varios padres se quejaron de que impusieran la mascarilla obligatoria para los niños de entre 3 y 5 años, ya que la Xunta solo considera que tiene que ser recomendable.

Sin embargo, desde la dirección del Fogar comentaron que se trataba de «crear un hábito» para que los pequeños se vayan acostumbrando, «por si esto se alarga demasiado». Fernando Garea comentó que van a ser permisivos, pero que la idea es educar a los más pequeños.

Durante los encuentros varios progenitores mostraron su preocupación por esta cuestión, sobre todo en el caso de los niños más pequeños que tienen una autonomía todavía muy limitada. En el aula los pequeños estarán agrupados en pequeños colectivos aislados.

Varios centros esperan bajas en los anotados para el almuerzo

En el colegio de A Gándara-Sofán, el director comentó que todavía no está claro cuántos niños finalmente se quedarán a comer. Consideran que habrá bajas en el servicio por el temor de los padres a que se puedan contagiar en la actividad durante la que serán más vulnerables. Hasta que no se determine el número exacto de comensales no organizarán completamente el servicio.

Hay otros centros en los que cuentan que haya menos alumnos en el comedor que en años anteriores. Es el caso del Labarta Pose de Baio, donde varios padres ya anunciaron que no seguirán de continuo con la prestación. La directora comentó que en muchos casos mantendrán la plaza acudiendo lo mínimo imprescindible, a la espera de que la situación sanitaria mejore.

La mayor parte de los escolares que iban al comedor siguen anotados e incluso en algún centro hay lista de espera, pero los directores cuentan con que no haya tanta afluencia, sobre todo de los que no viven lejos de los centros.

La reincorporación será escalonada en casi todos los CPI de la comarca

Salvo los centros educativos más pequeños, en la mayor parte de los colegios de la zona aprovecharan la posibilidad de una incorporación gradual para tener un inicio de curso más calmado. Así, la vuelta al cole se repartirá entre mañana y el viernes, por lo que las clases efectivas arrancarán en realidad el lunes. De todos modos, desde los centros aseguran que está todo organizado para el regreso.

Santi M. Amil

Profesores y padres: La dos caras de la vuelta al cole en Ourense

El CEIP Prácticas de la capital recibirá esta semana a 609 alumnos, mientras que en Vilariño de Conso acudirán seis

Cándida Andaluz, María Cobas

Mañana comienza el regreso a las aulas de los 18.357 alumnos de educación infantil, primaria y especial en la provincia. Unos llegarán a centros con cientos de alumnos y otros lo harán a colegios en los que son casi familia, porque no suman como para jugar una pachanga en el patio (si estuviera permitida). La Voz visita el centro con mayor número de alumnos y también el que menos tiene.

En el CEIP Prácticas de la capital  está todo preparado para recibir a más de 600 alumnos
En el CEIP Prácticas de la capital está todo preparado para recibir a más de 600 alumnos Santi M. Amil

«Pedimos comprensión y colaboración por parte de todos, si no será imposible»

El viernes, con la incorporación al curso de todos los alumnos de Infantil y Primaria, por las puertas del CEIP Prácticas de la capital entrarán 609 alumnos. Es el colegio con más plazas de Ourense, aunque estas disminuyan desde hace un par de años por la falta de nacimientos en la ciudad (el año pasado el centro tenía 639 escolares). En el colegio tienen todo preparado para el regreso a las aulas: geles hidroalcohólicos para manos y para superficies, papeleras de pie, toallitas húmedas, flechas que indican la dirección de paso y cartelería. Pero todo esto no servirá de nada si las familias no respetan las normas y pautas que durante los pasados días han recibido por parte del claustro de profesores.

Manuela Robles es la directora del centro. En su cabeza, muy claramente, tiene diseñada cómo será la llegada de los pequeños al colegio. De forma escalonada, por edades y de la mano de los tutores. Un plan diseñado al milímetro que no admite ensayos: «Pedimos comprensión y colaboración por parte de todos, si no será imposible. Las familias deben tener en cuenta que es muy importante cumplir con los horarios previstos». En el centro se entrará por edades de diez en diez minutos con cinco de cierre de puertas entre cada uno para no coincidir en los pasillos; y se habilitarán dos entradas. Y a la salida, más de lo mismo. Además, han tenido que pautar tres horarios de recreo y dos de comedor, con el consiguiente perjuicio en la agenda de aquellos profesores que imparten en varias aulas. A este encaje de bolillos hay que añadir, por ejemplo, la coordinación en los baños del colegio. Solo podrá haber un alumno dentro que deberá, como si fuera un semáforo, señalizarlo, para que los profesores, desde las propias aulas, puedan evitar aglomeraciones de niños esperando. Y controlar que el que sale lo hace después de lavarse las manos. La parte positiva, en este centro, es que las aulas de los más pequeños (tres años) cuentan con servicios dentro, lo que facilita la labor de los profesores.

«Buena parte el tiempo de los maestros en estos primeros días será explicar a los niños las medidas que tienen que tener en cuenta y todo lo que deben hacer y evitar»

«Buena parte el tiempo de los maestros en estos primeros días será explicar a los niños las medidas que tienen que tener en cuenta y todo lo que deben hacer y evitar. Tenemos que intentar que no se mezclen aulas y actuar un poco como policías, entendemos que muchos de ellos son amigos aunque no vayan en la misma aula y que se quieran relacionar, pero no podrá ser. Luego, de puertas para fuera, no es nuestra responsabilidad, sino de las familias. A parte de eso, claro, impartir las clases», relata Robles, que defiende la formación presencial.

«Los niños llevan muchos meses sin venir al colegio y les estamos restando una parte de su infancia muy importante. Tenemos que hacerles ver lo necesario de cumplir con las medidas, pero intentando que lo vean como algo positivo, como si fuera un juego para que, poco a poco, lo vayan asumiendo de manera natural», explica. También pide que las familias se tomen en serio todas las precauciones. «Hay que cumplir con unas pautas ya en casa. Controlar si el niño tiene fiebre o tos, por ejemplo, antes de que venga al colegio», explica la directora.

El trabajo en el CEIP es frenético estos días y las reuniones de la directora se suceden: con profesores, orientadores, padres... «Tiene que estar todo muy claro, sabemos que siempre puede haber algún imprevisto, pero esperemos que sean los menos», pide.

Félix Pérez, con uno de los robots con los que cuenta el CEIP San Martiño
Félix Pérez, con uno de los robots con los que cuenta el CEIP San Martiño Santi M. Amil

 «Aínda que temos todos os servizos, non conseguimos atraer ás familias»

Lleva años luchando por mantenerse. Hasta hubo una campaña de alquileres a bajo coste para atraer familias con niños a Vilariño de Conso y así salvar el CEIP San Martiño. La iniciativa salió bien, pero duró poco. Vinieron muchas familias, pero pocas aguantaron más de un invierno en pleno Macizo Central. Y aunque hubo otros intentos, al final el colegio fue perdiendo aulas para quedarse en lo que antes se conocía como una escuela unitaria, en la que niños de diferentes edades comparten el mismo espacio. Este será el tercer curso en el San Martiño en esta situación, y ahora al límite. En el centro hay matriculados seis escolares de infantil y primaria. El año pasado eran cinco más, pero las familias abandonaron la localidad y el centro perdió a esos alumnos.

«Estamos loitando, coma sempre», explica Félix Pérez, responsable del colegio. «É un centro cunhas características demográficas moi limitadas [el censo señala que hay 519 habitantes], e seguimos baixando alumnado, agora estamos rozando o mínimo legal», resalta. Cree que, en todo caso, la continuidad del CEIP San Martiño está garantizada al menos unos años más. El próximo curso se prevé la incorporación de uno de los dos niños que están en la guardería, y al curso siguiente entraría otro más. Ese mismo año se irían dos chavales, por pasar ya a secundaria, así que se mantendrían en esos seis alumnos que tiene la Consellería de Educación como tope mínimo para no cerrar la puerta y enviar a los niños a Viana. Pérez confía en que así será. 

«As familias están comprometidas co centro, e están contentos», asegura.

En Vilariño no hay mucha natalidad, pero sí más de la que reflejan las cifras de escolares que estudian en la localidad. «O colexio de Viana ten máis nenos e servizos, e as familias vense tentadas. Nós aínda que temos todos os servizos, non conseguimos atraer ás familias», reconoce Pérez, que cita entonces la amplitud del edificio, el transporte escolar o el comedor con cocinera como ventajas del centro. «Temos un menú con peixe fresco, que non teñen en todos os colexios», destaca el docente. Y no solo eso, también es un colegio innovador «con robótica, temos ordenadores novos, clases de inglés e extraescolares». Y a todo eso hay que sumar el hecho de que, con seis alumnos en el centro, la vuelta al cole en plena época del coronavirus la afrontan en el centro «con normalidade palmaria por ratio, e ademais ofrecendo unha atención máis personalizada». A la espera de la incorporación de los docentes que faltan, en el CEIP San Martiño habrá dos maestros a diario para seis alumnos, además de dos especialistas que acudirán en días puntuales.

 «Esta é unha zona burbulla»

«Temos aulas grandes, profesorado novo e actualizado, e un centro adaptado. Este non é só un grupo burbulla, senón que é unha zona burbulla», apunta Pérez como otra de las ventajas de vivir en la montaña. «Temos moitas vantaxes que igual non ten a xente en conta, pero que poden ser un plus», añade.

Mañana llegarán los primeros alumnos, y el viernes se incorporarán el resto. «Aínda que só sexan seis imos seguir o que di o protocolo da Xunta. Ademais, como hai nenos que entran novos, así teremos máis tempo para presentarlles o centro, para darlles unha entrada amable», dice. Otra de las ventajas de ser pocos.

Preparativos para la vuelta al colegio en el CEIP Praza de Barcelos, de Pontevedra
Preparativos para la vuelta al colegio en el CEIP Praza de Barcelos, de Pontevedra Ramón Leiro

Pontevedra contrata a 16 personas para la desinfección diaria en los colegios

El coste del servicio suplementario que asume el Concello asciende a 297.000 euros para todo el curso lectivo

Serxio Barral

El alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), firmó esta mañana el decreto de emergencia por el que se encomienda a la empresa concesionaria de limpieza viaria y de dependencias municipales, Ferrovial Servicios, las tareas extraordinarias a llevar a cabo en los centros escolares del municipio como consecuencia de los protocolos covid a aplicar en el arranque del curso.

En total, se formalizan 16 nuevos contratos que entrarán en vigor mañana, jueves, y se extenderán hasta el 9 de julio. El concejal responsable de Servizos, Raimundo González Carballo (BNG), explicó que se llevarán a cabo estas labores extraordinarias en 20 colegios de infantil y primaria, así como en la escuela infantil de A Parda.

En la mayor parte de los centros habrá una persona de limpieza permanentemente durante el  horario lectivo (con contratos de cuatro horas, de 9.30 a 13.30 horas), aunque en varios casos un mismo empleado atenderá dos centros. En ese caso, el contrato será de cinco horas (9.30 a 14.30). Así, los dos colegios de Monte Porreiro compartirán limpiador el horario lectivo, al igual que los de Xeve y Verducido; y el CEIP Camplongo y la escuela infantil Crespo Rivas. También comparten limpiador Campañó y la escuela infantil de A Parda; y el colegio de Ponte Sampaio con el de Lourizán. En estos últimos casos, no por un criterio de proximidad sino porque no se trata de centros demasiado grandes.

El protocolo que aplica el Concello para el horario lectivo en estos centros prevé desinfección de aseos dos veces a lo largo de la mañana; desinfección de pasamanos, pomos y puertas de manera continua; una vez en las oficinas comunes (recepción y secretaría); y retirada de papeleras y residuos dos veces durante el horario de clases.

González Carballo subrayó que este contrato extraordinario, valorado en 297.000 euros, es al margen de la limpieza habitual que se lleva a cabo en los centros escolares durante la tarde, fuera del horario lectivo, que también se verá reforzada y adaptada a los protocolos generados por la pandemia.

Este coste extraordinario incrementa en un 40 % lo que ya está pagando el Concello por la limpieza ordinaria de los centros escolares (750.000 euros), dejando la cifra total que asumirán las arcas municipales para atender los colegios en algo mas de un millón de euros. El concejal subrayó que se trata «dunha competencia impropia que asume o Concello» y que se reclamará a la Xunta el abono, al menos, de esos 297.000 euros derivados de la pandemia «xa que non temos competencias en materia sanitaria».

González Carballo, en cualquier caso, subrayó que el Concello de Pontevedra asume ese gasto impropio «por responsabilidade e por respaldo ao ensino público».