«El dolor de los heridos de O Marisquiño no está valorado, es todo una ofensa»

Carlos Punzón
carlos punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

Moncho Álvarez junto a su mujer Silvia Alonso días después del accidente, tras salir del hospital
Moncho Álvarez junto a su mujer Silvia Alonso días después del accidente, tras salir del hospital XOAN CARLOS GIL

Toda una familia que cayó con el muelle pide un trato justo dos años después

06 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Moncho Álvarez, su mujer Silvia Alonso y su hijo, que tenía 11 años, se precipitaron al vacío cuando se desplomó el muelle vigués sobre el que se celebraba el concierto de clausura de O Marisquiño en el 2018. El pequeño fue ingresado en la uci, y ella fue la última en salir de los centros hospitalarios vigueses.

«Hemos logrado superarlo, pero queremos pasar página», dice al hablar de la causa judicial que sigue instruyéndose, del temor a que se archive sin señalar a ningún responsable y que todo tenga que volver a reiniciarse por la vía civil.

Está determinado a exigir responsabilidades por los daños sufridos por su familia y que se determine una valoración justa por las heridas, el dolor y los trastornos psicológicos que les ha acarreado aquel fatídico accidente en el que 467 personas se vieron afectadas. «El dolor de los heridos no está contando en esa valoración. Es una ofensa que me digan que lo que sufrí tiene un valor de 60 euros. El dolor no da la cara al principio, pues te hacen el informe médico el día del siniestro», dice notablemente indignado.

Meses de tratamiento

En su caso no se acogió a baja laboral. «Soy gerente de una empresa y no podía faltar, pero la verdad es que desde el accidente ya no estoy como antes. Ando medio cojo y eso se valora con 60 euros, increíble». Según testimonios recogidos por él entre otros afectados, las valoraciones forenses hechas a los heridos de Vigo son inferiores a las de los que viven en otros partidos judiciales. «Al principio aguanté, pero empezó a dolerme el hombro cada vez más y fui a un traumatólogo y a fisioterapia mucho tiempo y todo eso no entra en la valoración», dice, al tiempo que cree que tampoco es adecuado el análisis hecho a su mujer, con rotura de coxis, de sacro, pérdida de muelas y diversas contusiones. «Las valoraciones fueron muy lentas y cuando nos citaron enseñamos las fotos de cómo estuvimos y no las dieron por válidas», mantiene. «Se limitan al informe médico inicial y nada más, ni se tiene en cuenta el miedo de haber caído cuatro metros al vacío en un agujero sin luz, sin saber cómo y dónde está el resto de tu familia. Es una ofensa el trato y la valoración de daños y no cuentan los informes de médicos privados ni se sigue un hilo conductor de las dolencias físicas y psíquicas», se queja Moncho Álvarez. «Nos tratan como si nos hubiésemos caído de un patinete y sé de accidentes de tráfico leves que han tenido amigos en los que se valoraron más las consecuencias», continúa.

Piensa que no ha habido empatía en los técnicos encargados de recontar y valorar los daños, «quizás porque ha primado el peso de la Administración y una minoración de costes, si es que se llega a culpar a alguien», sobre lo que manifiesta sus dudas. «No tenemos interés alguno en agrandar nada, sino pasar página ya, pero recurriré adonde haga falta para que se reconozca que mi familia sufrió daños en aquel accidente», anticipa.

El Parlamento tendrá que partir de cero si recupera la comisión de investigación

La comisión de investigación creada en el Parlamento de Galicia para dirimir posibles responsabilidades políticas en el accidente de O Marisquiño echó a andar mes y medio después del siniestro. Decenas de técnicos y políticos pasaron por la comisión para que los parlamentarios se hiciesen una composición de las responsabilidades existentes en la autorización del evento y supervisión de su seguridad. El 5 de marzo del 2019 concluían esas comparecencias. A partir de ahí, cruce de documentaciones y comunicaciones hasta el 23 de diciembre del año pasado, pero ninguna conclusión. Hasta que el 13 de julio de este año se dio por cerrada la legislatura por la convocatoria de elecciones. Si algún grupo llegase a proponer la reapertura de la comisión, toda la tramitación tendría que partir de cero de nuevo, ser planteada a la cámara, que esta lo aceptase, proponer un nuevo plan de trabajo y recibir el visto bueno. Un laberinto como el que sigue en el juzgado.