La sociedad estuvo representada a través de referentes como cuatro expresidentes del Parlamento gallego, los tres rectores de las universidades y el presidente de La Voz de Galicia, Santiago Rey Fernández-Latorre, que tuvieron oportunidad de departir con nuevos y antiguos diputados, alcaldes y altos cargos autonómicos, todavía en funciones, que dieron color político a una cita a la que no faltó el expresidente socialista González Laxe. Santiago Rey Fernández-Latorre, presidente de La Voz, charló de forma animada con la mayoría de los presentes. El editor de La Voz conversó con Alberto Núñez Feijoo, la líder de la oposición, la nacionalista Ana Pontón, y el portavoz de los socialistas gallegos, Gonzalo Caballero.
Alberto Núñez Feijoo se recompuso pronto de la emoción. La distancia social obligó a dejar que corriese el aire entre los asientos, lo que permitió al presidente moverse con soltura y recibir en pocos minutos todas las felicitaciones posibles por la toma de posesión. Como no hay mal que por bien no venga, el coronavirus ha acabado con los apretones de manos, los abrazos y los besos, pero también con los reiterativos selfis, así que Feijoo pudo repartir codazos gentiles y palmadas entre unos invitados que acreditaron antes de entrar, a las puertas del Parlamento, tener una temperatura corporal adecuada para compartir un espacio cerrado.
Romay y los presidentes de Andalucía y Castilla y León
El circuito de felicitaciones de Feijoo dejó encuentros intensos, como el que tuvo con José Manuel Romay Beccaría, o gestos con la ministra Carolina Darias para que se sintiese cómoda entre tanto popular, y su paseo fue dando lugar a corrillos a los que los cronistas no pudieron arrimarse, otra de las contrariedades de la seguridad sanitaria.
A distancia o por las pantallas habilitadas se intuyeron las lógicas complicidades entre Mariano Rajoy, Pablo Casado y los presidentes autonómicos Isabel Díaz Ayuso (Madrid), Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León) y Juan Manuel Moreno Bonilla (Andalucía); o entre los tres portavoces parlamentarios, empeñados en demostrar que la discrepancia no está reñida con el sentido institucional de un acto en el que estuvo el alcalde socialista de Santiago, Sánchez Bugallo.