¿Por qué se avería tanto el único tren que une Galicia y Portugal?

e. v. pita VIGO / LA VOZ

GALICIA

El tren Celta es una alternativa muy poco competitiva entre Vigo y Oporto
El tren Celta es una alternativa muy poco competitiva entre Vigo y Oporto M.MORALEJO

El convoy recuerda a los lentos «camellos» diésel de los años ochenta. La única frecuencia diaria entre Vigo y Oporto obliga a pernoctar en destino

01 sep 2020 . Actualizado a las 19:06 h.

El tren internacional Celta, que une una vez al día a Vigo y Oporto, entra por la vía 13 de la estación de Guixar pasadas las 11.40 horas, con cinco minutos de retraso. La silueta de la locomotora Intercity de los Comboios de Portugal (CP) lusos recuerda a los camellos, los lentos automotores diésel que usaban los universitarios de Santiago en los años 80 con dos torretas de aire acondicionado en el techo a modo de jorobas. Una de estas unidades ya es pieza de museo en Monforte.

Al abrirse las compuertas, se apean en el andén una docena de pasajeros. Una pareja extranjera camina cargada de maletas y el carrito de un bebé. También suelen venir peregrinos. Han terminado un viaje de más de dos horas y 20 minutos pasando por Oporto-Campanha, Viana do Castelo, Valença y Tui, a lo largo de la costa de la región del Minho.

Agatha y Maiko son una pareja lusa con poco equipaje que hicieron una escapada turística a Vigo. Se subieron al tren Celta en Viana do Castelo y su idea es pasar la noche en la ciudad gallega y madrugar para volver al día siguiente a su país. Les parece muy «interesante» que se haya reanudado esta línea del Miño.

El pontevedrés David Guerra y su esposa, la alemana Marlene, volaron con su bebé desde Berlín a Oporto y luego tomaron el Tren Celta a Vigo. Aún les queda un trayecto a Pontevedra para visitar a la familia de él. «La mayoría de los turistas que vimos en Oporto eran españoles», dice David. «El viaje es largo y solo hay un tren al día que sale muy pronto. Además, viene muy poca gente, una decena de pasajeros como mucho», resalta.

«Coincidencia» de averías

Tras un parón de cinco meses por la pandemia del covid-19, la línea internacional entre España y Portugal se reabrió el 16 de agosto con una única frecuencia al día en cada sentido. Salen antes de las nueve de la mañana. Para volver, hay que hacer noche en la ciudad de destino y esperar al día siguiente. Antes de declararse el estado de alarma, había otra frecuencia por la tarde.

En los primeros días de funcionamiento, el tren ya ha sufrido dos averías en el frenado automático que obligó a trasladar al pasaje en bus. Desde Renfe aclaran que la avería se produjo en el ASFA, el mecanismo de seguridad y frenado que se sincroniza con la señalización de la vía. Sostienen que aunque ellos alquilan el material ferroviario, el mantenimiento de las máquinas corre a cargo de la CP portuguesa, que es la responsable de verificar que todo el equipo funciona correctamente.

El ASFA permite que, al pasar un tren por un tramo, detrás de él se enciendan luces rojas para frenar a los trenes que circulen detrás y evitar colisiones por alcance. Este dispositivo va cerrando las señales a su paso para prevenir accidentes, entre otras funcionalidades. Si un tren acelera y se salta la señal en rojo, el mecanismo haría parar el tren. La avería hizo detener dos trenes en pocos días. En uno de ellos, el maquinista renunció a seguir la ruta. Quedó desactivado y se lo comunicó a los operadores. Renfe insiste en que estas averías pararon el tren, pero sin que implicase ningún riesgo para los viajeros. La operadora asegura que se debió a la «casualidad», y un cúmulo de «coincidencias» ya que fueron afectados dos trenes diferentes y dos días distintos, «lo que no es normal».

Las compañías CP y Renfe están a la espera de que aumente la demanda de pasajeros para doblar las frecuencias de servicios en esta línea internacional. Mientras tanto, habrá que hacer noche en la ciudad de destino.