Un proyecto de la FAD buscará reducir la brecha digital educativa

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Una niña realiza tareas escolares durante el confinamiento
Una niña realiza tareas escolares durante el confinamiento Sandra Alonso

Abordará formación en competencias y acceso a equipos y conexión

08 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La FAD, fundación dedicada a fomentar el desarrollo personal y social de los adolescentes y jóvenes, ha puesto en marcha junto con el BBVA el proyecto Educación Conectada. La iniciativa comprende acciones de urgencia dirigidas al ámbito educativo, afectado por la crisis generada por el coronavirus. Además de paliar las consecuencias de esa afección, poniendo el foco especialmente sobre la población más vulnerable, el proyecto busca apoyar la transformación digital del mundo educativo.

Educación Conectada dará apoyo a la comunidad educativa mediante cuatro ejes de acción. Por un lado, la adaptación de los centros escolares a la nueva realidad postcoronavirus. Por otro, el apoyo a las familias vulnerables. Otro de los ejes buscará la reducción de la brecha de uso digital, principalmente a través de la formación en competencias, mientras que una cuarta línea de trabajo buscará reducir la brecha de acceso en lo que toca a la falta de equipos disponibles o las posibilidades de conectividad.

Esas cuatro líneas de actuación han sido detectadas como prioritarias en la investigación Panorama de la educación en España tras la pandemia de covid-19: la opinión de la comunidad educativa, auspiciada por la FAD y el BBVA y elaborada con la participación de más de cinco mil docentes, familias y alumnado. Tras revisar lo sucedido en el final del curso 2019-2020, el estudio se plantea cómo será el regreso a las aulas, obteniendo cuatro conclusiones.

La primera, que para hacer frente de forma efectiva al curso próximo, la comunidad educativa reclama inversiones adecuadas a la complejidad del reto. La segunda es que esa misma comunidad educativa reclama instrucciones claras pero compatibles con la confianza en los centros y su autonomía para dar respuesta a los retos de sus contextos particulares. La tercera deducción es que la educación presencial debe ser el ideal innegociable, pero la respuesta educativa en la nueva situación debe incluir necesariamente la educación digital. La última conclusión recuerda que la educación no es un reto exclusivo del profesorado, a pesar de que este tenga la máxima responsabilidad dentro del sistema educativo, sino que es un reto social.

Uso de TIC en el confinamiento

La importancia de los dispositivos tecnológicos ha quedado refrendada en otro de los estudios que la Fad ha desarrollado en los últimos meses. Se trata del informe De puertas adentro y de pantallas afuera. Jóvenes en confinamiento, financiado por Telefónica y Santander y realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad. Los resultados completos basados en 1.200 entrevistas a chicas y chicos de entre 15 y 29 año se presentarán en octubre, pero un avance de los mismos refleja que durante el encierro la inmensa mayoría de los jóvenes empleó las tecnología de la información y la comunicación (TIC) para mantenerse comunicado con personas con las que no convive. Solo un 5,6 % afirmó no haber contactado con nadie, y de ellos casi el 22 % alegaron falta de acceso a dispositivos o herramientas necesarias.

Los dispositivos TIC más utilizados durante el confinamiento fueron los teléfonos móviles (usados por el 84 % de los consultados) y los ordenadores portátiles (casi el 61 %). Consolas, tabletas y ordenadores de sobremesa fueron usadas por uno de cada cuatro encuestados.

El estudio también señala que casi el 60 % de la juventud pasó el confinamiento en un domicilio compartido con familiares. Otro 28 % lo pasó en pareja. Tres de cada cuatro encuestados dicen que la convivencia fue buena o muy buena, y señalan como principal problema la pérdida de intimidad (30,9 %) o haber utilizado excesivamente el móvil (21,9 %). Y pese a que la mitad de los jóvenes dijo haber sido más comunicativo durante el encierro obligado, más de un tercio de ellos señaló haberse sentido solo en algún momento. Estar con los amigos o salir a comer o cenar fue lo que más echaron de menos.