Regreso
Una vez preñado el barco con 39 millones de euros en cocaína se puso rumbo al norte. Todo indica que a algún punto próximo a Galicia o puerto, siempre simulando una travesía más entre amigos propia de cualquier verano. Pero la cortina de humo se disipó y, al poco tiempo de trasvasar la mercancía, los cinco custodios del alijo atisbaron por la proa y a los lejos el buque de la Armada. La sorpresa saltó ya a bordo, la investigación identificó a los cuatro tripulantes que zarparon en junio desde la ría de Vigo (dos españoles, un portugués y un brasileño). No contaban con el quinto tripulante, también español, «del que se desconoce el medio utilizado para llegar al velero». Ahora, el Nergha, custodiado por la Armada, navega hacia al puerto de Las Palmas para, la próxima semana, completar su registro y concretar de manera precisa el peso de la droga incautada.
Una trayectoria sospechosa del barco en diciembre inició el caso en la Audiencia Nacional
La investigación, bautizada operación Bateas, se judicializó en el Juzgado Central 4 de la Audiencia Nacional. Todo empezó el pasado diciembre cuando el velero aprehendido llamó la atención de los investigadores en Galicia tras una navegación errática cerca de las costas gallegas. La tripulación del Nergha se vio obligada a solicitar el apoyo de Salvamento Marítimo para llegar a puerto en un contexto y circunstancias que no cuadraban a ojos de las unidades policiales que integran la investigación —Servicio de Vigilancia Aduanera, Policía Nacional —Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de Pontevedra y Brigada Central de Estupefacientes (BCE)— y la Guardia Civil —Equipo Contra el Crimen Organizado (ECO) en Galicia y Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de Pontevedra—. Era el día el 27, sobre las 20.00 horas, ya de noche al ser diciembre, cuando el velero encalló entre unas rocas próximas al muelle de O Aguiúncho, en A Illa de Arousa, siendo sus tres tripulantes rescatados. La peripecia, que ocurrió a 300 metros de la costa, incluso contó con la ayuda de un barco bateeiro. El velero se construyó en el 2017 y tiene una eslora de 15,78 metros y una manga de 4.68 metros. Cuenta con cinco camarotes y capacidad para una docena de personas. Así lo exponen en la Red una compañía de Vigo, especializada en náutica, que explotó el velero hace tiempo y que ya no le pertenece.