Antón Gómez-Reino: «Son uns malos resultados sen paliativos e inesperados»

LA VOZ REDACCIÓN

GALICIA

El candidato de Galicia en Común-Anova Mareas asume en primera persona «el fracaso». La coalición pasa de ser segunda fuerza política a quedarse sin representación

12 jul 2020 . Actualizado a las 23:25 h.

El candidato de Galicia en Común-Anova Mareas a la Presidencia de la Xunta, Antón Gómez-Reino, ha admitido una derrota sin paliativos después de que su partido se quede sin representación en el Parlamento gallego. 

«Os resultados non son bós para o noso país. Son un fracaso para o noso espacio político. Uns malos resultados sen paliativos, inesperados. O que nos da máis mágoa é non poder ter colaborado para acabar ca maioría de Feijoo», ha asegurado Gómez-Reino en una fugaz comparecencia en la que no ha admitido preguntas. 

«Eu asumo os malos resultados en primeira persoa. É un mal día para o noso país», ha dicho acompañado de miembros de su candidatura.

Ante el «fracaso» que supone el resultado electoral, la coalición iniciará un proceso de «reflexión profunda» y analizará los datos, ha anunciado visiblemente afectado el candidato. Una coalición que en las elecciones gallegas de 2016 se había situado como segunda fuerza.

Pasadas las diez y media de la noche todos los candidatos de Galicia en Común han abandonado la sede del partido.

En el mismo sentido que Gómez-Reino y teniendo en cuenta también la debacle del partido en el País Vasco, se expresó desde su cuenta de Twitter el vicepresidente y líder de Podemos, Pablo Iglesias: «Nuestro espacio político ha sufrido hoy una derrota sin paliativos. Perdemos buena parte de nuestra representación en el Parlamento Vasco y quedamos fuera del Parlamento de Galicia. Nos toca hacer una profunda autocrítica y aprender de los errores que sin duda hemos cometido».  

En tanto, en busca de responsables por el «batacazo» electoral, el exdirigente del partido, Ramón Espinar, ha culpado a la dirección de Podemos por hacer una campaña «teledirigida desde Madrid», y por basar la campaña en los pactos de gobierno, que «no ilusionan a nadie» y solo transmiten que «no hay proyecto más allá del reparto de poder», informó Europa Press. «Cuanto más poder interno acapara la actual dirección, más desastrosos son los resultados», sentenció.

Sin representación

Los augurios no eran buenos en la noche electoral de este 12 de julio para Galicia en Común-Anova Mareas, pero los resultados han sido peores de los que aguardaban, al quedar sin representación parlamentaria en Galicia tras cuatro años de continuas luchas internas.

Galicia en Común pretendía dejar atrás sus malos tiempos colocando al líder de Podemos Galicia, Antón Gómez-Reino, como cabeza de lista para estas elecciones, al considerar que el del partido morado sería capaz de ser el perfil de consenso que devolviese las ganas y la ilusión a un proyecto que perdía votos desde hace ya un lustro.

Eran otros tiempos para los confluencias cuando en 2012, el histórico político nacionalista Xosé Manuel Beiras impulsó el proyecto de Alternativa Galega de Esquerda (AGE) que dio la sorpresa en los comicios autonómicos de aquel año y consiguió superar los 200.000 votos y alcanzar nueve diputados.

Años después, en 2015 los proyectos municipales de unidad popular en A Coruña, Santiago y Ferrol consiguieron los bastones de mando de las principales ciudades gallegas y solo un año después tomó impulso la coalición de Podemos, Esquerda Unida y Anova que, bajo el partido instrumental, consiguió ser segunda fuerza en el Parlamento gallego.

Desde ese momento todo fue a peor; las direcciones de los respectivos partidos no consideraron suficientes los catorce diputados conseguidos por el magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, Luís Villares, e intentaron reconducir el proyecto del rupturismo gallego pero para ello utilizaron las peores armas de la que denominan vieja política, aireando de forma continua sus desavenencias.

Las luchas internas coparon durante la mitad de la legislatura los titulares de los principales medios de comunicación hasta que En Marea se dividió en dos facciones, pasando cinco de sus parlamentarios al grupo Mixto.

Tampoco la entrada de Unidas Podemos en el Gobierno con la ferrolana Yolanda Díaz como cuota de Galicia en Común en el Ejecutivo central fue suficiente para salvar los resultados en la comunidad pese a que tanto la responsable de Trabajo como el líder de Podemos, Pablo Iglesias, se involucraron en esta campaña electoral.

Para la coalición, ahora el reto está en evitar la desaparición de un proyecto que obtuvo sus mejores resultados en las elecciones generales de diciembre de 2015, en las que llegaron a los 408.370 votos. En esta ocasión únicamente han rondado los 50.000.

La confluencia entiende este 12 de julio como un punto y aparte tras el que ha de comenzar una etapa en la que deben sopesar acuerdos, alianzas y referentes si quieren volver a formar parte del panorama político gallego.

La de hoy ha sido una derrota sin paliativos. Y la asunción de responsabilidades no se hará esperar.