Mascarillas, guantes, geles y urnas: las elecciones francesas marcan el camino a las gallegas

Manuel Costoya
M. C. Cereijo REDACCIÓN

GALICIA

Las municipales francesas reforzaron a líderes consolidados como Anne Hidalgo con una bajísima participación
Las municipales francesas reforzaron a líderes consolidados como Anne Hidalgo con una bajísima participación GUILLAUME HORCAJUELO | EFE

La bajísima participación, solo el 40 %, determina los primeros comicios importantes celebrados tras los peores momentos de la pandemia

03 jul 2020 . Actualizado a las 13:23 h.

Las elecciones municipales celebradas ayer en Francia fueron las primeras relevantes que se celebraron después de la pandemia del coronavirus, que el mundo espera superar. Los colegios electorales se adaptaron en tiempos de covid-19 para limitar al máximo los contactos entre los votantes y la circulación del virus: mascarilla obligatoria, gel desinfectante y distancia mínima de un metro entre dos votantes. En la primera vuelta, la mascarilla no era obligatoria. En marzo en Francia había pocas y la prioridad era el personal médico. En la segunda ya sí. Y los colegios estaban preparados para las votaciones.

Voluntarios con máscaras en un colegio electoral de París
Voluntarios con máscaras en un colegio electoral de París MOHAMMED BADRA | EFE

No hubo grandes colas en los colegios porque seis de cada diez votantes franceses tenía ayer algo mejor que hacer que elegir a su alcalde. Entre el miedo al contagio, el agotamiento y la desidia, dieron mayoritariamente su respaldo a la abstención en la segunda vuelta de las municipales francesas que confirmaron la debacle del partido de Emanuel Macron y un avance de los ecologistas en varias ciudades.

La participación se situó entre el 40% y el 41%, según las diferentes proyecciones, hasta 20 puntos menos que en la última cita municipal hace seis años. La crisis sanitaria ha pesado sobre los franceses, a pesar de todas las precauciones que se han tomado en los centros de votación. La campaña electoral de esta segunda vuelta, que ha tenido que celebrarse tres meses después de lo previsto por la epidemia, ha pasado completamente inadvertida y los candidatos han tenido que adaptar sus programas a las nuevas urgencias.

Y los peores pronósticos se hicieron realidad. La abstención récord de la primera vuelta, un 56 %, fue todavía mayor en la segunda, en la que se alcanzó el 60 %, a pesar de los esfuerzos de los candidatos para evitar los bajísimos porcentajes de participación.