Las caricaturas de Siro publicadas en La Voz acostumbraban a acompañar el principal asunto político del día. Su trazo dictaba sentencia, pero también contribuía a encumbrar alguna que otra carrera política. «Se non tes una caricatura de Siro, non es ninguén». Esta frase se la atribuyeron ayer Siro y Santalices al entonces todopoderoso Xosé Cuíña, uno de los habituales de los dibujos, que en su día confesó habérsela soltado a Manuel Abeledo cuando le vio un gesto de debilidad, pues el que fuera presidente de la Diputación de Pontevedra nunca llegó a tener el carisma político que demostró el de Lalín.
Mediante el contrato de cesión, el Parlamento asume todos los derechos de explotación de las obras originales, «incluidos os de reprodución, distribución, comunicación pública ou transformación», indica la Cámara gallega en un comunicado.