A la Xunta, como al médico, con cita

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

CONCHI PAZ

El Gobierno gallego va a generalizar la organización previa de visitas presenciales en sus sedes ante el óptimo funcionamiento durante las semanas de desescalada

16 jun 2020 . Actualizado a las 13:42 h.

La cita previa para acudir a resolver trámites a los edificios oficiales de la Xunta repartidos por toda Galicia se va a convertir en una de las herencias que deje la pandemia del coronavirus. Como tantas otras medidas de comportamiento y protección, la organización de las visitas presenciales fue una herramienta preventiva esencial durante las peores semanas del confinamiento y también en la desescalada, pero se ha revelado como una fórmula muy eficaz tanto para los empleados públicos como para los administrados.

¿Significa que ya no se atenderá nunca más al que aparezca por la puerta? No, también se podrá aparecer a la vieja usanza, pero será, más o menos, como probar suerte en el médico o en la peluquería. Alguna vez puedes arreglar, pero lo más normal al improvisar una visita es que se produzcan esperas excesivas o que no se consiga el objetivo deseado. «Se tes un asunto concreto que tratar nun departamento e pides cita vas atoparte cun empregado público que xa está preparado, que coñece de antemán o que se vai tratar e que, se pode, vai ter a documentación a man antes de comezar. É tempo que aforramos todos», confirma José María Barreiro, director xeral de Función Pública, que está convencido de que la crisis les ha obligado a trabajar de una forma «que debe potenciarse».

La experiencia en estos meses ha sido buena, y no menor, porque solo en la Axencia Tributaria de Galicia (Atriga) se han gestionado unas cinco mil citas previas que han mejorado la experiencia del usuario. Con carácter general, la Xunta está intentando reducir al mínimo los trámites presenciales para potenciar los telemáticos, además de extender la figura de la declaración responsable, que está anulando miles de operaciones que antes había que gestionar una a una. Para Barreiro, el ejemplo más evidente es el de las quemas forestales y los permisos relacionados con el medio ambiente o las obras menores, que en tiempos «xeraban unhas demoras tremendas, e agora pódense facer en dous ou tres minutos» con una conexión a la Red. Los registros, en cambio, mantendrán su dinámica habitual de apertura al público.

Garantías para el teletrabajo

Hay más cuestiones organizativas que van a obligar a la Xunta a repensar su relación con los ciudadanos, y una de ellas es el teletrabajo. La Administración gallega paga unas cien mil nóminas al mes, pero si no se cuenta al personal adscrito a Educación o a Sanidade, quedan unos 21.000 asignados a las consellerías y repartidos por toda Galicia. De ellos, medio millar ya tienen permiso para teletrabajar, en la mayoría de los casos a tiempo parcial. Esto es, en una semana de cinco días laborables, pueden quedarse en su casa uno o dos días, normalmente por cuestiones de conciliación. Esa cifra «crecerá», sostienen desde la Consellería de Facenda, y de hecho ya está sucediendo. El regreso de la gran mayoría de los funcionarios al trabajo presencial y cuya seguridad estaba comprometida por la cercanía física se ha resuelto con turnos de teletrabajo, para evitar coincidencias. La cita previa evitará que el ciudadano aparezca y se encuentre un departamento con el personal mermado por los reajustes sanitarios.

Los funcionarios alcanzan la fase 3 y el 70 % ya están en sus puestos con distancias seguras

A los pocos días de declararse el estado de alarma, la Xunta ya había habilitado a seis mil trabajadores para que pudiesen seguir con sus tareas en casa, desde el llamado escritorio remoto. Otros, por las características de su desempeño, tuvieron que seguir acudiendo a sus sedes, ya fuera en oficinas o en otros espacios públicos. Tras unos días preliminares y dos fases de adaptación, los empleados autonómicos han alcanzado la fase 3, que supone la incorporación generalizada de todos a sus puestos, pero teniendo en cuenta las circunstancias personales y familiares, siendo sensibles a los grupos de riesgo por edad o patologías, o los casos con mayores dependientes o menores a cargo.

Durante las fases previas los jefes de departamento fueron los encargados de organizar los puestos de trabajo, las medidas de seguridad en las zonas de atención al público o el uso de mamparas o mobiliario para mantener las distancias regladas. Este lunes la afluencia alcanzó un 70 %, según los datos de Función Pública, que explica que será un porcentaje que irá a menos y que no volverá a aumentar hasta mediados de septiembre, cuando se acaba el período de teletrabajo ampliado por el Gobierno en el último Consello. Las vacaciones impedirán hasta entonces la coincidencia masiva de empleados. En la primera quincena de julio saldrán un 20 % , y más allá de septiembre, otro 15 %.