Los hoteles gallegos recuperan el pulso con un 95 % de reservas nacionales

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Capotillo

Por cada ocho contrataciones para el verano ya solo se produce una cancelación

14 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Se acabó la angustia, que ya es bastante». Es la valoración subjetiva que aciertan a ofrecer las autoridades turísticas autonómicas sobre el futuro inminente de un sector que estaba noqueado, temeroso incluso de haber perdido todo el ejercicio, y que ahora comprueba que el teléfono vuelve a sonar, igual que los avisos de los canales digitales de reservas. No saber con certeza cuál es el nivel de ocupación para el verano no es falta de competencia ni de la Xunta, que insiste con sus sondeos internos, ni de la patronal, sino de una situación desconocida para todos, porque nunca antes se llegó a mediados de junio con un buen número de hoteles cerrados, lo que bloquea cualquier tipo de información.

Sí hay referencias e informes que indican con claridad que la sangría de cancelaciones se ha detenido, y que el número de reservas para julio y especialmente para agosto empieza a despuntar. ¿De qué ocupación hablamos? De momento, entre un 20 y un 50 % con respecto a la registrada en el 2019, unos porcentajes que pueden parecer un desastre pero que significan mucho más que la nada absoluta de hace cinco semanas, sobre todo cuando aún hay margen para la remontada. Lo importante, sostienen en la Consellería de Turismo, es que el número de reservas de la primera semana de junio alcanzó un 85 % respecto a las que se cerraron en ese mismo período del 2019. 

Cambio de tendencia

Desde entonces, la tendencia se ha ido invirtiendo tras las dos debacles que quedarán grabadas en la memoria de la industria turística de España: las cancelaciones tras la declaración del estado de alarma, a mediados de marzo, y el duro impacto que supuso el anuncio del presidente del Gobierno a mediados de mayo, cuando confirmó que pediría otra prórroga de un mes. Desde ese pozo la situación mejoró en Galicia, ya que por cada ocho reservas solo hay una cancelación, según la consultora Mirai, que también confirma que el 95 % de los solicitantes son españoles.

En concreto, el pasado fin de semana fue el que registró un mayor movimiento de contrataciones hoteleras, a falta de que se monitoricen los últimos días, relevantes por el anuncio de que la comunidad será la primera de España en salir del estado de alarma. Los expertos sostienen que esa imagen de destino seguro ya se percibía en encuestas e informes recientes (USC, Exceltur, TripAdvisor, entre otras entidades) que sistemáticamente colocan a Andalucía como el destino más deseado pero con Galicia siempre en puestos muy destacados. Una percepción a la que han contribuido referentes mediáticos influyentes como Lonely Planet o el periódico británico The Telegraph, que han recomendado Galicia como destino ideal tras el confinamiento. 

A unos bien, a otros mal

Hay otro riesgo con las cifras de ocupación postcovid, y es que este año serán más heterogéneas que nunca. Esto es, en una misma provincia habrá localidades que salven la temporada y otras que no levanten cabeza. Lo advierte Fabián Núñez, de Welcomebeds, del grupo Globalia, con intereses en todo el mundo. Este comercializador de camas confirma ese 95 % de turismo nacional que llegará «en coche» a Galicia. Núñez, que es especialista en mercados asiáticos, adelanta que en los próximos meses países como China van a mover a menos turistas «pero con mayor capacidad adquisitiva, grupos que huirán de la masificación y que apostarán por la exclusividad. Creo que Galicia debería estar atenta», recomienda.

EDUARDO PEREZ

Jesús Rodríguez. Consultor hotelero

«El apetito por Galicia sigue intacto y la temporada será larga» 

Jesús Rodríguez trabaja desde A Coruña para la consultora hotelera Horwath y es el secretario de la asociación de exalumnos del Centro Superior de Hostelería de Galicia, repartidos por todo el mundo y con los que ha compartido reflexiones en estos últimos meses. «Tengo reparos con las reservas, porque no sé si se van a convertir en dinero, como también tengo claro que el apetito por Galicia sigue intacto». Las intenciones expresadas a través de las reservas son importantes «porque nadie cambia sus planes radicalmente y deja Sanxenxo por Soria», pero sí pueden producirse movimientos en destino propiciados por la «sensibilidad» a los precios. Sobre la procedencia de los visitantes, Rodríguez no duda del intercambio que se va a producir con Portugal, y la procedencia nacional será sobre todo desde el triángulo imaginario que forman Madrid, País Vasco y Galicia. Las reservas de última hora marcarán la diferencia entre un resultado malo o discreto, «nos dirán si Galicia ha sido capaz de salvar los muebles, no deteriorar el sector y esperar al 2021 para recuperarse. Tenemos alguna ventaja, porque la gente escapará del turismo masivo y la temporada será más larga, con movimiento hasta finales de septiembre y en los puentes de otoño».

Dulcinea aguín. Presidenta de Aviturga

«Hay gente que quiere venir pero aún no sabe si tendrá vacaciones» 

Mucha pregunta para julio y más reservas sólidas para agosto. Es lo que están percibiendo los propietarios de las más de diez mil viviendas turísticas de Galicia, un número que no ha dejado de crecer incluso en el último semestre. El matiz es importante, porque en las grandes capitales españolas decenas de pisos han regresado al alquiler tradicional ante el bloqueo de la movilidad. Dulcinea Aguín, presidenta de la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga), cree que los promotores gallegos se mueven con una clientela más estacional e hicieron inversiones importantes y recientes para adaptar su propiedad al modelo vacacional, «y para la gran mayoría solo es una aportación económica complementaria para pagar impuestos y el mantenimiento». Sobre las expectativas del verano, se muestra muy segura con agosto y algo menos con julio. «Mucha gente pregunta, quiere venir a Galicia, y puede, más allá de los problemas económicos, pero les cuesta confirmar porque no saben si tendrán vacaciones, lo que nos ha obligado a ser más flexibles con las cancelaciones». La buena noticia es que, cuando lo tienen claro, apuestan fuerte: «Las estancias medias han pasado de 4 o 5 días a una o dos semanas».