Ofensiva contra la maleza en 46.000 hectáreas para prevenir incendios

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

En algunas carreteras, como esta en Ourense, la vegetación impide ver las señales
En algunas carreteras, como esta en Ourense, la vegetación impide ver las señales Santi M. Amil

El lunes arranca un nuevo plan para recuperar el tiempo perdido en el confinamiento

16 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Las brigadas antiincendios sostenidas por los presupuestos públicos estuvieron dedicadas durante el confinamiento a labores de desinfección en toda Galicia y por ello no pudieron realizarse las acciones preventivas que se desarrollan para preparar el monte de cara la temporada de incendios o de extinción, que en los últimos años se ha ido extendiendo hacia los meses de otoño. Fue precisamente a principios del mes de octubre, en el 2017, cuando se produjo la última gran oleada de incendios, que afectó principalmente al sur de la comunidad y que quemó algo más de 49.000 hectáreas. En una extensión de territorio muy similar -en este caso 46.000 hectáreas- actuará el nuevo plan de prevención de incendios, el primero de estas características que se llevará a cabo como tal en Galicia, aunque las acciones preventivas siempre estuvieron en marcha en lo que se podría llamar la pretemporada antiincendios. El lunes comienza oficialmente esta fase preventiva a la que los expertos dan tanta importancia.

El plan estaba siendo preparado desde hace un tiempo por la Consellería do Medio Rural, pero se pensó que, en las actuales circunstancias, con un problema de biomasa cuya gestión arrastra un retraso considerable por la situación sanitaria provocada por el coronavirus, era apropiado comenzar a aplicarlo. En la consellería reconocen que existe una cierta preocupación por la situación del monte tras la fase más dura de la pandemia, pero creen que estas actuaciones, con una inversión de 30,5 millones de euros, serán suficientes para compensar las semanas de parón. Normalmente estos trabajos deberían estar entrando en su fase final. En la consellería, no obstante, alegan que la abundancia de biomasa -una característica del monte gallego que surge de las condiciones climáticas de la comunidad- no es la causa matriz de los incendios en Galicia, sino el factor humano, tanto en su aspecto doloso (intención planeada de plantar fuego) como en el imprudente (las quemas realizadas sin el deber de cuidado, entre otras variables). Pero es evidente que siempre es mejor que no haya una sobrecarga de material inflamable en el monte.

Hace unos días, un grupo de meteorólogos de Meteored alertó de que la abundante precipitación durante esta primavera y el retraso en las labores de desbroce aumentaron claramente el riesgo de incendios en las aplicaciones informáticas que calculan este tipo de variables. Juan Picos Martín, director de la Escola de Enxeñaría Forestal de Pontevedra, admite el retraso en estas labores, pero cree que es posible recuperar el tiempo perdido «si se trabaja diligentemente y donde es más urgente y necesario». No cree, por tanto, que pueda condicionar la campaña tanto como, por ejemplo, un gran período de sequía al final del verano. Tampoco piensa que el régimen de lluvias de esta primavera haya sido especialmente abundante para generar un exceso de biomasa con respecto a otros años. «El futuro pasa por más prevención, especialmente en las zonas con más riesgo», explica.

Tanto este ingeniero de Montes como fuentes de la consellería recuerdan que el 98 % de los espacios forestales gallegos están en manos privadas y que, durante el confinamiento, las empresas privadas que se dedican al desbroce y a la gestión de la biomasa fueron consideradas servicios esenciales. «Los que suelen hacer silvicultura preventiva la hicieron. Los que nunca la hacen, seguro que esta vez tampoco», ironiza Juan Picos.

Por tanto, el retraso se sitúa principalmente en las zonas de gestión pública de la biomasa. Así, el plan de Medio Rural prevé actuar en 5.800 kilómetros de vías de comunicación y pistas forestales. El personal propio o las adjudicatarias de la administración autonómica se ocuparán de casi 8.400 hectáreas, aunque el plan no solo incluye labores de desbroce y adecuación a la normativa de las franjas de seguridad en zonas habitadas. También se gestiona el mantenimiento de puntos de agua o la eliminación de residuos.

El 16 de julio, fecha tope para la limpieza de fincas cercanas a viviendas

El confinamiento ha retrasado todos los procesos para prepararse de cara a la fase de extinción de incendios. Finalmente es el 16 de julio la fecha tope para realizar la limpieza de las franjas próximas a viviendas para prevenir que los incendios afecten a zonas habitadas. Inicialmente, estaba fijado el 31 de mayo, un plazo que inevitablemente tuvo que ampliarse por el estado de alarma.

En cualquier caso, la colaboración de la Xunta con los concellos, y viceversa, es lo que hace que en mayor o menor medida se puedan cumplir con las prescripciones de protección de la normativa autonómica. Actualmente están suscritos convenios con 263 concellos y cinco mancomunidades. Así, está prevista la participación de 251 brigadas municipales en las labores de limpieza y desbroce, que actuarán en una superficie cercana a las 19.500 hectáreas. Los Grupos de Emerxencia Supramunicipais (GES) se ocuparán de unas 600. A estos convenios bilaterales hay que añadir los suscritos con la Federación Galega de Municipios y Provincias (Fegamp) y Seaga.

Convenios

Todos estos convenios intentan compensar la lógica incapacidad de los municipios más modestos para cumplir con una normativa que tiene claro la importancia de la prevención, pero que no articula los recursos para poder llevarla a cabo.

En las parroquias con mayor riesgo de repetición de episodios incendiarios, se calcula que a lo largo de este año se actuará en unas 5.300 hectáreas.