Jorge Vega Valle: «El saldo vegetativo negativo está en Galicia para quedarse. Solo puede compensarlo la inmigración»

GALICIA

El gallego Jorge L. Vega Valle, subdirector adjunto de estadísticas sociodemográficas del INE, en la facultad de Sociología de la UDC, universidad en la que estudió
El gallego Jorge L. Vega Valle, subdirector adjunto de estadísticas sociodemográficas del INE, en la facultad de Sociología de la UDC, universidad en la que estudió ANGEL MANSO

El año próximo se elaborará en España un nuevo censo de población innovador y con mayor detalle de información

22 mar 2020 . Actualizado a las 19:09 h.

El gallego Jorge L. Vega Valle, subdirector adjunto de estadísticas sociodemográficas del INE, es uno de los profesionales involucrados en el cambio histórico que va a experimentar la próxima edición del censo español que se abordará el año próximo y que pondrá al país en el grupo de cabeza de los estados con una metodología más moderna.

—¿En qué consiste ese gran cambio?

—El censo del 2021 va a ser una revolución porque va a estar íntegramente basado en registros. Ya no habrá agentes recogiendo la información puerta por puerta. Se cruzarán datos de diversas fuentes: el padrón, la Seguridad Social, la Agencia Tributaria, los registros del Ministerio de Educación... para lograr información de 47 millones de personas y 25 millones de viviendas.

—¿Qué supondrá esto?

—Para empezar, una reducción de costes. El padrón del 2001, tradicional, necesitó 40.000 agentes y costó 180 millones de euros. Este necesitará 500 agentes y costará 10 millones. Y dará gran cantidad de datos, con mucha fiabilidad. Dependerá menos de las respuestas de los informantes, esencial porque cada vez cuesta más que la gente responda a encuestas. Además los plazos serán más cortos y se abre la posibilidad de hacer actualizaciones frecuentes. A día de hoy, los censos se hacen cada diez años.

—Será un gran reto...

—Es un gran reto, tecnológico y a nivel de obtención e integración de datos. A día de hoy, el país con más habitantes que ha logrado un censo totalmente basado en registros es Países Bajos, que tiene unos 16 millones de habitantes. En el 2021 se prevé que solo España, con 47 millones, y quizás Turquía, lo logren.

—Pero no todo se recoge en registros.

—No, por eso vamos a complementar esa información con una Encuesta de Características Esenciales de la Población y las Viviendas que haremos en más de 200.000 hogares. Nos permitirá abordar con detalle cuestiones como el conocimiento y uso de lenguas, si los españoles reciclan o no, participación en las tareas del hogar, cuidado de personas dependientes, conciliación...

—¿Cuál es la importancia de una buena información censal?

—Es básica, pero sobre todo para fines de planificación. El censo tiene la ventaja de que proporciona información con un detalle territorial sin precedentes. Con esos datos, las instituciones pueden decidir si quieren construir un nuevo hospital en una cierta zona, o un nuevo colegio en una determinada área, o una empresa decidir si va a establecer una nueva sucursal basándose en datos censales. Y de cara al tema demográfico, sobre el que tanto se está poniendo el foco, también es importante disponer de datos de calidad de cuál es la situación real en distintas partes del territorio.

—¿Es Galicia un territorio distinto a nivel de demografía?

—Yo creo que el noroeste tiene sus propias dinámicas. Lo que me sorprende es que ahora se haya magnificado, y que el saldo vegetativo negativo (más muertes que nacimientos) parezca una situación novedosa, cuando se viene arrastrando hace mucho tiempo.

—¿La inmigración es la única manera de garantizar la estabilidad poblacional?

—Sí, porque el crecimiento vegetativo negativo está aquí para quedarse durante años. Entonces solo se puede crecer en términos poblacionales si el saldo migratorio compensa eso. Pero para recibir inmigrantes hay que ofrecer trabajo y de calidad.

«Los teléfonos móviles nos permitirán estudiar la movilidad de las personas»

El censo basado en registros se completará con un producto novedoso: un estudio de movilidad monitorizando los desplazamientos de los móviles españoles.

—La idea causó cierto revuelo...

—Sí, pero no hay motivo. La gente puede estar tranquila. Solo vamos a tener datos de la cantidad de dispositivos que se mueven de un lugar a otro, no manejamos nombres, ni números de teléfono, nada que permita identificar individualmente a las personas.

—¿Qué va a aportar esta nueva fuente de datos?

—Va ser muy útil para conocer cómo son los desplazamientos, la movilidad de las personas, una información muy demandada. Y no con una encuesta, si no con datos reales de tres operadores de telefonía, que cubren casi el 80 % del mercado

—El INE tuvo que comprar esos datos...

—Se negoció durante años con las empresas pero se negaron. Los datos son parte de su negocio.

—Operadores de telefonía, portales de Internet... La empresa privada acumula una enorme cantidad de datos útiles.

—Hay empresas privadas que por la propia naturaleza de los datos que recogen manejan gran cantidad de información. En el futuro yo apostaría que tendremos que ir a un enfoque win-win entre empresa pública, en este caso INE, y sector privado, en donde todos aportemos valor al producto que salga finalmente.